Cuando se me ocurrió la idea de proponer que la Sala de Exposiciones del Centro Cultural BanReservas llevara el nombre de un maestro del arte dominicano, desfilaron por mi mente las figuras de muchos de ellos, vivos y muertos, quienes merecen ese honor.Pero me convencí de que debía ser un creador vivo, de modo que éste disfrute en vida consciente la alegría de saber que su pueblo lo conoce y reconoce, ama y distingue, y se ha valorado su talento y luchas, moral y ética, sacrificio y dedicación.
Obviamente, ese honor no debe ser concedido como una dádiva o consuelo de última hora, por saberse que está enfermo y próximo a morir. No. Ha de otorgársele cuando la persona goza de salud física y mental, está activa y productiva, con mente lúcida, y feliz de recibir el honor concedido. Con la íntima convicción de que se ha ha valorado como merece.
Así, evitamos que la sociedad venga a homenajearlos después de darles una vida desdichada por haberlos deshonrado y abandonado por años, como sucede con muchos héroes en nuestro país y el mundo, a quienes luego de su muerte se les elogia, y dan su nombre a escuelas, calles, parques. Y lo peor es que, en ocasiones, quienes rinden ese “honor” post mortem son los mismos que, en vida, les propinaron la muerte civil, hiriéndolos con desprecios, vilipendios, insultos y hasta agresiones físicas.
EL VALOR DE HONRAR EN VIDA
¿Es válido rendir honor en vida? Sí, porque uno de los más urgentes cambiosque requiere la humanidad es valorar su presente, su estado actual, lo cual le dará el impulso necesario para avanzar a un mejor porvenir. Pues, si es importante dar reconocimiento a nuestros héroes y heroísmos del pasado, darlo a los actuales lo es mucho más, para impulsarnos a ser mejores. De este modo, nos libramos de ser ingratos, de morder o ignorar la mano que nos ha pasado el pan de la dignidad y decoro. Y de que las generaciones futuras nos recuerden como generación de víboras desagradecidas y mezquinas -en palabras del maestro Jesús-, por no haber expresado amor hacia quienes a nuestra vista realizan una obra digna de encomio.
Si las expuestas hasta aquí no fuesen razones suficientes, hay una más: la experiencia demuestra que honrar y premiar a un talento vivo despierta en él una irrefrenable pasión por seguir su trabajo, y hacer más y más obras de creación o investigación. Porque la principal fuerza que mueve a todo humano son las emociones, y el reconocimiento es un impulso emocional que fortalece más profundamente la convicción de la valía propia como creador o científico. De aquí que vemos con alegría cómo muchos de nuestros Premios Nacionales de Literatura, luego de entregarles su presea en vida, multiplican la cantidad y calidad de sus creaciones. Ello los hace más felices, y en consecuencia regalan a sus lectores más motivos para serlo.
Volviendo a la propuesta inicial, pregunté a artistas y otras personas, y a mí mismo, ¿el nombre de cuál de nuestros creadores visuales vivos poner a la Sala de Exposiciones?
Luego de sopesar y pensar, llegamos a la conclusión de que debía ser el de Ada Balcácer, de cuyo talento, creatividad y pasión patriótica nadie duda. Ello no quiere decir que otros creadores visuales no merezcan ese tributo, pero, no podíamos escoger a todos.
Hicimos la elección, basados en los siguientes parámetros:
Cuando se hace honor a una persona es importante que posea tres elementos indispensables: 1.Haber aportado nuevas ideas, técnicas, funciones, métodos, etc. al área de trabajo en que se desenvuelve. 2. Una vida ejemplar, demostrada en el ejercicio de su conducta social honrada, honesta, habiendo logrado su éxito sin tramposos procedimientos ajenos a la moral y ética. 3. Suficiente prestigio, que haya servido para la edificación de una República Dominicana y un mundo mejores. Esas características le harán ser un émulo, una persona –como dirían los expertos en Programación Neurolinguística- digna de ser modelada y seguida por las presentes y futuras generaciones.
POR QUÉ ADA BALCÁCER
¿Qué ha hecho Ada para merecer este homenaje?
Esta síntesis biográfica de nuestra creadora habla por sí sola:
Gran maestra dominicana de las artes visuales, con una obra de prestigio internacional. Sanjuanera por su madre y el tradicional bautizo en el río Maguana. Nacida el 16 de junio de 1930. Sus primeros aportes los hace como directora de la escuela rural de Mogollón, San Juan, a la temprana edad de 17 años. En Santo Domingo, se gradúa como profesora de dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Formada por excelentes maestros : Celeste Woss y Gil, Manolo Pascual, Joseph Gausachs, Gilberto Hernández Ortega, Luichy Martínez Richiez. Pertenece a la generación del 50, y es grande junto a otros grandes: Paul Giudicelli, Fernando Peña Defilló, Silvano Lora, Gaspar Mario Cruz, Manuel Martínez Ubago, Eridania Mir, Domingo Liz, Oscar de la Renta.
Participó con su arte en la Guerra Patria de Abril de 1965: junto a los constitucionalistas que luchaban por el retorno de Juan Bosch a la presidencia, y en repudio a la invasión norteamericana, que mancilló nuestro suelo patrio. Época en que desarrolló el arte público que recoge los más elevados valores de nuestro pueblo(1962-1972).
Funda y desarrolla el grupo Proyecta, y participa en su fusión con otro: Fiordano, para el manifiesto de una nueva imagen en la gran exposición realizada en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
En 1952, estuvo en el Taller Murales de la Universidad de Río Piedras, Puerto Rico. En 1960, recibió clases de serigrafía textil en el Fashion Institute of Technology, Nueva York.
Su aporte cultural en Mito y Leyenda (1959-1972) se basa en su conocimiento del imaginario mágico-religioso del pueblo dominicano, especialmente de San Juan, y es ella quien por primera vez representa al bacá en imagen. Ada Balcácer se dedica al estudio e investigación de las tradiciones míticas, y de este modo logra ampliar nuestro mundo creativo, desde una visión sanjuanera hacia las naciones del Caribe isleño, realizando experimentos con el arte contemporáneo en busca de nuestras raíces culturales.
Ha contribuido al desarrollo de la mujer dominicana con su programa Mujeres Integradas a la Industria Artesanal, con el apoyo del Banco Mundial.
Es reconocida por sus impresionantes y profundas propuestas visuales. Entre sus más valiosas exposiciones están: Mito y leyenda, Espacios participantes, Palmira, Ensayos de luz, entre otras. En palabras del crítico:“Es artista fantástica y sorprendente. Pintora de luz y colores cálidos que se generan unos a otros, resplandecientes, través del gesto”.
Actualmente emplea su prestigio mundial para, a través de la Fundación Ada Balcácer, difundir internacionalmente las artes visuales dominicanas.
Por todo esto, el Sr. Administrador General del Banco de Reservas, Lic. Simón Lizardo Mézquita, le entregó el pasado 26 de octubre de 2017 una Placa de Reconocimiento, y honró con su nombre a la Sala de Exposiciones del Centro Cultural BanReservas.
Así, parafraseando la obra dramática La Importancia de Llamarse Ernesto,del genial Oscar Wilde, resalto en este artículo el compromiso de alta calidad que asume esa Sala de Exposiciones al llamarse Ada Balcácer.