ALERTA. Mito de superioridad sexual mulata en Mora Serrano

ALERTA. Mito de superioridad sexual mulata en Mora Serrano

Juan Freddy Armando.

En el primer artículo sobre el poema “Génesis de los Mulatos”, de Manuel Mora Serrano, destaqué su proeza de hacer que los mulatos sustituyeran a Dios en la creación del mundo. En el segundo, su creativo juego de presentar como superior a la etnia mulata. En el tercero, cómo el poema abreva en dos antecedentes literarios (postumismo y sorprendidismo) y los trasciende. En este de hoy, último de esta serie sobre dicha pieza, destaco el mito de la superioridad sexual mulata y su intenso erotismo.

Son falsas la superioridad sexual mulata, del hombre sobre la mujer y la mayor inteligencia del blanco o judío

Algunos sostienen que negros y mulatos poseen, per se, mayor fuerza física y rendimiento sexual que los blancos. También, que el hombre tiene más libido que la mujer. Son ideas tan erradas como la supuesta inteligencia superior de blancos y judíos. Puros mitos. Falsas creencias.

Aunque la apariencia les dé visos de verdad, las investigaciones científicas demuestran que el genoma humano es el mismo. Es cierta la famosa frase del Dr. Heriberto Pieter: “Debajo de la dermis, todos somos iguales”.

Las diferencias corporales y conductuales de razas y etnias son resultados colaterales de factores externos provocadores de cambios secundarios por milenios y milenios: clima, geografía, división del trabajo, luchas sociales y otros. La antropología lo explica muy bien.

Los negros esclavizados fueron destinados a durísimos trabajos físicos: levantar edificios, sembrar, cosechar, esforzarse, cargar grandes pesos, ser soldados en guerras, etc. Eso les generó gran fuerza muscular. Lo mismo produce en los blancos cuando hacen similares tareas.

A ello se suma la poca educación recibida, pues las clases dominantes reducen las posibilidades económicas y sociales de que negros y mulatos adquieran su misma escolaridad. Todo eso los hace mentalmente más desinhibidos, instintivos y sexuales. Su vida más desorganizada e informal facilita a su mente dar rienda suelta a las pasiones y locuras de cama. Además, la práctica continua los dota, a menudo, de mayor soltura y energía sensual que los blancos.

Esa conducta no está biopsíquicamente determinada por su condición de negros o mulatos, sino, como hemos indicado, por los roles sociales formadores de sus mentalidades. Si personas blancas, mestizas u otras fuesen sometidas a esa misma situación, tendríamos iguales consecuencias.

También falsa es la idea de que la libido masculina es mayor que la femenina y lo de que blancos o judíos son más inteligentes.

En fin, las tres equivocadas creencias vienen de los diferentes entornos sociales y educativos, que aventajan o limitan mentalmente. A la mujer para la actividad sexual desenfadada, proactiva y libre. A negros y mulatos en la técnica y práctica de pensar.

Descomunal sexualidad de los mulatos en el poema

Rompiendo la tradición poética del protagonismo sexual, el texto de Mora Serrano da principalía a la mulata. En cantidad y calidad, la hembra es más libidinosa. Fue tallada por los dioses mulatos como ama y señora de la cama.

Lo declara el canto 4to.:

“Y dijimos: bendito sea el sexo de la hembra mulata

porque es incansable, insaciable e insondable

como la noche de bija y leche bajo la uva de su ombligo.

Y dijimos entonces, de él baje la gloria física como fiebre eterna”.

En el canto 5to., hembra y macho mulatos se empoderan y enseñorean de lo carnal erótico sobre blanco y blanca, quienes se prosternan ante su inconmensurable poderío. Los primeros se vuelven fieras salvajes, enloquecidas y enloquecedoras en la cama. Son tigresa y tigre, león y leona, loba y lobo, oso y osa, dominantes, conmocionantes, esclavizantes en su atronadora pasión sobre macho y hembra blancos, que se les entregan en cuerpo y alma sin límites, exhaustos hasta el vértigo, bajo el mando de su amantes-esclavizadores:

“Cuando los mulatos hicimos el mundo a nuestra semejanza

y vimos que era bueno y deseable, dijimos:

que la carne del mulato queme la carne blanca bajo las noches,

(…)

y dijimos: ame el mulato la piel blanca entregada y sea su señor,

en ella se enseñoree como rey en la noche, como rey en el día

y sea así sobre la piel sin color, sobre la piel sin pigmento

y que sea ají, pimienta y sudor, calor y fuego

[sobre la hembra blanca.

Dijimos: ame el blanco a la hembra mulata,

encuentre en ella un misterio interminable y sea su esclavo:

por ella robe, mate y pierda el sueño y las fuerzas”.

En mi próxima entrega, abordaré otro gran poema de Manuel Mora Serrano:

“Sinfonía en Miedo Mayor”.