Como si no bastara el azote que nos diera Noel, una vaguada en superficie asociada con un sistema de baja presión ha obligado a colocar alerta roja sobre once provincias del país.
La mayor amenaza de lluvia se cierne sobre San Cristóbal, Monseñor Noel, San José de Ocoa, Azua, Peravia, Duarte, Barahona La Vega, María Trinidad Sánchez, Sánchez Ramírez y Montrecristi.
Cada una de estas provincias, en mayor o menor grado, sufrió los azotes de la tormenta Noel y sus suelos están saturados de agua, lo que facilita inundaciones si se produjeran nuevas lluvias, como se espera para las próximas horas.
Cuando Noel azotaba el país, nuestros equipos de socorro no pudieron jugar su mejor papel por falta de equipos y recursos, a pesar de que se había declarado alerta sobre inundaciones.
Esperamos que esa situación haya sido superada y que ante la nueva amenaza de lluvias y posibles inundaciones, podamos dar respuesta oportuna y adecuada a todas las contingencias que puedan presentarse.
La temporada nos ha colocado ante expectativas preocupantes en términos de precipitaciones, crecientes de ríos, arroyos y cañadas, así como de inundaciones y derrumbes.
El Gobierno, como parte del Plan Nacional de Recuperación, debe disponer los recursos necesarios para que los equipos de socorro puedan actuar como demanden las circunstancias. Estamos ante guerra avisada y experiencia reciente vivida, y por tanto no hay lugar para sorpresas.
JCE, partidos y campaña
Una resolución de la Junta Central Electoral (JCE) disponiendo que sea retirada la propaganda de campaña electoral, ha provocado comprensibles reacciones de rechazo entre los partidos políticos.
Lo primero que hace comprensible esta reacción es que los partidos han estado acostumbrados a actuar por la libre y a iniciar y concluir la campaña electoral cuando lo han estimado conveniente, sin reparar en lo que dice la Ley Electoral. Ahora se les hace cuesta arriba obedecer a la JCE.
Algo que no entendemos es la tardanza de la JCE en hacer valer el mandato de la Ley Electoral en materia de campaña proselitista.
Desde que eligieron sus respectivos candidatos presidenciales, los partidos no han cesado de promoverlos y han proclamado en los hechos, por cuenta propia, la apertura de una campaña electoral que debe quedar abierta por proclama de la Junta y no de otro modo.
Algo que argumentan los partidos de oposición contra esta decisión de la JCE, y no les falta razón, es que el candidato oficialista tendría la ventaja de promoverse de manera tácita a través de inauguraciones y otros actos de Estado, sin necesidad de que afiches o pancartas lo promuevan.
Sea como fuere, lo cierto es que se ha involucrado al país a una campaña electoral extemporánea, altamente costosa, que ocupa mucho tiempo, y que, por demás, ha sido abierta por voluntad de los partidos, sin la debida proclama del tribunal electoral.
Nos parece que a estas alturas no debería haber una cerrazón entre los partidos y la Junta.
Hay que tomar en cuenta que la resistencia de los partidos está basada en la ley de la costumbre, mientras que la de la Junta obedece a la poca costumbre de hacer valer la ley sin previamente buscar el consenso de los partidos.