¿ALGO ES VERDAD EN SÍ O DEPENDE QUIÉN LO DIGA?
Publico estas reflexiones para mostrar un ejemplo de que los grandes pensadores pueden ser contradichos por cualquier mortal, incluso sin ser gran erudito, docto o encumbrado catedrático. Con esto busco desarrollar en la gente con mente crítica, democrática, abierta y plural.
Obvio, ninguna crítica debe ser absolutista, descartándolo todo, sino observando que siempre hay ideas que aceptamos y otras que no. Así como dos mentes nunca se identificarán totalmente, tampoco divergimos totalmente de otra persona. Siempre hay puntos comunes y diferencias.
Dos hombres admirados por mí -uno poeta, novelista, cuentista y ensayista, y otro culto ingeniero- han colocado recientemente en las redes cibernéticas este conocido decálogo del gran sabio. ¿Difunden esto porque están de acuerdo con el contenido per se o porque el prestigio del escritor los seduce y les impide pasar sus ideas por el cedazo crítico de su propio pensar? ¿Lo aceptarían totalmente si vinieran de un comentarista cualquiera?
Quizás a muchos –incluyendo personas inteligentes y cultivadas- les pase el fenómeno tratado en la frase que dio título a un libro del filósofo canadiense Marshall McLuhan: «The medium is the message» («El medio es el mensaje»).
Es decir, generalmente no tenemos la humildad de adoptar el estado mental 0 que nos otorgue la limpieza mental, serenidad y desprejuicio que permitan percibir y evaluar las ideas por ellas mismas, sin importar la imagen que previamente tenemos de quien las expresa.
LO QUE ACEPTO Y RECHAZO DEL TEXTO DE LING YU TANG
Opinaré abstrayéndome de que esto lo dijo un prestigioso pensador con siglos de fama. Veamos:
Me parece admirable el conjunto de reflexiones del escritor chino, aunque estoy en desacuerdo con algunas de ellas.
Para ser feliz, dice: “Cree en Dios, cualquiera que sea el concepto que tengas de él”. Pienso que podemos felices creyendo en un dios o en varios. Pero, también es factible serlo sin creer en un dios ni adoptar idea alguna del mismo.
Mucha gente no cree en Dios y conoce bien las ideas que sobre él se tienen, pero son felices sin basarse en ellas. Por eso creo equivocada esta afirmación del filósofo.
Afirma: “Busca, si lo deseas, a alguien que te valore como persona”. No lo veo correcto. En realidad, el buen consejo ha de ser: valora a los demás, y eso mismo harán contigo. La experiencia demuestra que la clave para recibir buen trato es hacer a los demás como queremos que hagan con nosotros. Unos corresponderán y otros no, porque el mundo es un aleatorio intercambio. Puedes, excepcionalmente recibir sin dar, pero lo normal es ser pagados con nuestra misma moneda. Lo feliz es dar sin esperar.
OTRAS CRÍTICAS AL GRAN MAESTRO CHINO
«No te fijes en las apariencias…». Creo que debemos fijarnos en las apariencias y disfrutarlas con el mismo interés que por las esencias, pero sin aferrarnos a ninguna de las dos. Porque todas son pasajeras pero útiles.
Es verdad: «Quien pierde el techo gana las estrellas». Si ya lo perdimos, nos queda ese consuelo, pero lo adecuado es cuidar el techo para no perderlo. Claro, sin apegarnos espiritual ni materialmente a su necesidad. Porque ciertamente quien pierde el techo gana las estrellas, pero corre el riesgo de que lo maten, hieran, etc. o sufrir frío, lluvia, insolación, calor u otras consecuencias de quedar a la intemperie.
“Acepta las cosas que no puedes cambiar,…”. Debemos comprenderlas, no aceptarlas. Porque habrá algunas imposibles de cambiar pero que chocan con nuestros principios o convicciones. Por tanto, aceptarlas sería una forma de conformidad dañina y traicionera para tu espíritu. Las que no podemos cambiar debemos comprenderlas. Es decir, disfrutar aquellas que no nos afectan, y obviar las que dañan nuestra vida.
“Cuida, en especial a tus nietos, ámalos, consiéntelos,…”. Con los nietos debemos obrar como con los hijos: amarlos sin esperar nada de ellos, ni hacernos dependientes de su existencia. Nuestra felicidad no debe depender de nada ni de nadie exterior, sino sobre todo de nuestro estado de ánimo interior.
A excepción de esas apostillas que he señalado, todo lo dicho por el filósofo en estas palabras me encanta, y trato de realizarlo en mi vida. La práctica diaria y constante de la meditación me ha conducido a acercarme lo más posible ese estado de paz interior que dan las maravillosas afirmaciones de Ling Yu Tang y otros pensadores orientales u occidentales.