¿QUÉ HIZO A LOS CALACIAS COMER LOS CADÁVERES DE SUS PADRES?
El estudio de la historia universal nos retrata claramente cómo todo lo que conforma nuestro vano yo, pensamientos, palabras y obras, no son más que imposiciones genotípicas, sociales, ambientales.
Una prueba es lo que nos cuenta Herodoto en su obra “Nueve Libros de Historia”. Veamos: “Darío, durante su reinado, llamó a los griegos que estaban con él y les preguntó cuánto querían por comerse los cadáveres de sus padres. Respondiéronle que por ningún precio lo harían. Llamó después Darío a unos indios llamados calacias, los cuales comen a sus padres, y les preguntó en presencia de los griegos (que por medio de un intérprete comprendían lo que se decía) cuánto querían por quemar los cadáveres de sus padres, y ellos le suplicaron a grandes voces que no dijera tal blasfemia. Tanta es en estos casos la fuerza de la costumbre; …”.
NUESTRO YO, OPINIONES Y GUSTOS LOS IMPUSIERON INCLINACIONES NATALES + HISTORIA, EDUCACIÓN, AMBIENTE, CASUALIDADES
La mayoría pensamos que nuestra opiniones, gustos, costumbres, etc. son obras de nuestra libérrima y soberana voluntad. Creemos que nuestro yo es obra de nosotros, y estamos orgullosos de ello. Grave error, porque muy poca libertad hemos tenido para decidir lo que pensamos y/o hacemos. Poco el margen para ser lo que somos.
Algunos piensan que sus acciones son guiadas por pensamientos, convicciones, principios, ética, moral. Esos conceptos aparentan ser nuestros, pero no lo son. Nos han sido construidos y grabados por siglos de cultura adquirida, decidida por otros a quienes también han sido impuestas. A eso se suman nuestro antropológico código genético y fenotípico, instintos, vocaciones, etc. traídos al nacer. Nadie decidió ser hombre o mujer, negro, indígena, amarillo, blanco o mulato.
Asimismo, las inclinaciones, costumbres, gustos que tenemos han sido dados a nuestro yo, estructurados, pre-hechos, labrados por las azarosas olas del entorno social, geográfico, etc. Nadie nos pidió opinión ni tuvimos libertad para escoger ser una cosa u otra: dominicano o ruso, católico o mahometano, peledeísta o perremeísta, fanático de Águilas, Escogido, Licey o Estrellas. Ni siquiera dónde y cuándo nacer y vivir.
¿CÓMO SER MENTALMENTE LIBRES DE IMPOSICIONES GENO-SOCIALES?
Solo aprendiendo a mirarlas desde fuera de ellas. Y ante todo, tener conciencia vivencial y profunda de que esas inclinaciones no son nuestro ser y voluntad. Que vienen de elementos externos.
El ejercicio meditativo diario y consciente de observarlas, nos convencerá de que la guía principal de las acciones ha de ser una voluntad libre. Para lograrla, iremos sacándola a flote de entre pensamientos e impresiones de nuestra mente racional e irracional. Somos una voluntad esclava del cuerpo instintivo, deseoso, pasional; o del espíritu, con sus inseguridades, prejuicios y creencias causados por el miedo y la fe en tradiciones de siglos, de las que nos abrazamos enceguecidos por nuestra conformación familiar, social, educativa; o del inconsciente y su almacén de hechos casuales, ideas, sueños, imaginaciones que suben al consciente y le imponen su contenido, y lo arrastran a sus inclinaciones y apetencias.
Las acciones humanas deben ser dirigidas por una voluntad que haya adquirido libertad, capacidad de observar desde fuera de él a ese edificio que somos. Alejada de las presiones del ego, prisionero de los mencionados celosos carceleros que lo envuelven en sus laberínticas redes.
LA MEDITACIÓN TE ENSEÑA A VERTE DESDE FUERA DE TI
Te entrena para dejar de mirar tus pensamientos como si ellos fuesen tú mismo, y a examinarlos objetivamente. Son pasajeros, momentáneos. Hay que dejarlos pasar como el conductor al paisaje. Observarlos como el científico al pajarito, microbio, astro, maquinaria, sociedad: son objetos de su laboratorio. Él es su observador independiente. Las reacciones químicas o físicas de las sustancias en su tubo de ensayo no forman parte su ser.
Si observo así mi yo, podré verlo con claridad, reduciendo la sombra de la subjetividad, veré y decidiré mejor sobre las realidades.
Seré cada día más libre de emocionalidades y convicciones, que no han sido labradas por mi voluntad. Gobernaré mejor cuerpo, mente y espíritu, al separar oro y lodo en esa estructura interna fabricada por la familia, la calle, los medios, líderes y libros políticos, sociales, profesionales o religiosos. ¿Cómo escapar sanamente de toda esa carga memorística, de ese almacén interior y exterior de mi vano yo? Solo si logro salirme de ellos, podré estudiarlos y decidir.
Un buen camino para lograrlo es la meditación.