«El COVID-19 ha generado una alarma a nivel mundial frente a su avance rápido y exponencial. Las desigualdades que preexisten en República Dominicana ponen en mayor riesgo a las mujeres, debido a que viven en una sociedad en la que se generan discriminaciones.»
Así lo plantea Fátima Lorenzo, coordinadora General del Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (CEG-INTEC), en su artículo “Violencia de género e intrafamiliar en el contexto del COVID-19” publicado en la revista Trixel, que resalta que estas inequidades producen falta de igual valoración y oportunidades para las mujeres y tienen un fuerte arraigo cultural que hace que estas persistan y se profundicen en coyunturas como la actual.
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La coordinadora del CEG-INTEC cita que organismos internacionales como Organización de las Naciones Unidad para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han hecho un llamado de atención a los gobiernos por la proyección de incrementos en la violencia contra la mujer.
“La evidencia de emergencias anteriores (crisis de salud y desastres naturales), así como datos de los países que han estado luchando contra COVID-19 durante varias semanas, sugieren que es probable que la violencia contra las mujeres aumente en América Latina y el Caribe en las próximas semanas y meses”, resalta Lorenzo según los informes internacionales.
Lorenzo dice que la exacerbación de la violencia con relación a COVID-19, se debe al encierro, el aislamiento, el estrés económico y la ansiedad, y la realidad apunta a que ese proceso de aislamiento y de confinamiento aumenta las tensiones y el estrés por la situación de incertidumbre vinculada a la salud, lo económico y la seguridad.
“Por esto se incrementa la posibilidad de que mujeres y familias que viven en relaciones de abuso, e incluso en familias donde este comportamiento no se ha naturalizado, estén más expuestas a la violencia debido a que en estos momentos están más tiempo juntos, en un contacto más cercano, en un futuro que se muestra incierto por la pérdida de trabajo o imposibilidad de salir a buscar el sustento diario”, detalla la coordinadora del CEG-INTEC.
En el sector salud, resalta que “el 73% del personal médico de la región de Latinoamérica y el Caribe está conformado por mujeres que, además, sufren discriminación salarial, puesto que los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 25% inferiores a los de los hombres del mismo sector. Las mujeres se encuentran, por tanto, en primera línea de batalla”.
En el caso de República Dominicana, señala que representan el 76% del sector salud y están siendo afectadas con extensión de turnos laborales por la demanda y desbordamiento de asistencia médica y con más trabajo en la casa, producto del confinamiento y cierre de las escuelas.
“Dada esta situación, es fundamental que haya una mirada integral a los servicios, minimizando la fragmentación en la atención por violencia contra la mujer y su salud sexual y reproductiva”, resaltó Lorenzo, al tiempo de reseñar que en el país más de 800 denuncias de violencia se han recogido y cuatro feminicidios han ocurrido luego de la explosión de la pandemia.
“Es muy importante tomar en consideración que en estos días las mujeres tienen menos contacto con sus familiares y con redes de apoyo y protección para ellas y sus hijos e hijas”, denuncia.
Lorenzo considera como inminente que el Estado, en su accionar para enfrentar la pandemia, incluya en sus comisiones y equipos de trabajo mujeres con experiencia que puedan aportar una mirada más integral a la hora de la toma de decisiones para que se aborden de manera más adecuada las necesidades y realidades particulares de las mujeres, las niñas y niños.
Esto implica, además, según Lorenzo, que haya un involucramiento y coordinación de trabajo desde lo nacional, municipal y comunitario para dar una respuesta más efectiva y amplía a las consecuencias del COVD-19.