Nos hemos enterado recientemente que los Estados Unidos no está permitiendo la entrada de mascotas desde nuestro país por el peligro de la rabia. Que yo tenga entendido aquí no hay brote de rabia y, por otro lado, de que sirven entonces los certificados de vacunación que siempre están al día y por demás obligatorios para los que viven en los Estados Unidos, como es el caso que me ocupa. Mi hija, residente en La Florida, no puede venir a pasar las navidades porque no puede regresar con su perrito que lamentablemente no ha encontrado cupo donde dejarlo por estar todo lleno a estas alturas, no sabíamos de esa medida improcedente si el animalito tiene todas sus vacunas vigentes, además de todo el chequeo y papeleo obligatorio.
El pasado jueves leímos en la prensa de un operativo de vacunación de gatos y perros, incluyendo a los Firulais, o perros realengos, durante tres días. Ojalá que esto ayude a que nos liberen de esta prohibición antes de las fiestas navideñas.
Pedimos a las autoridades norteamericanas en el país que canalicen el levantamiento de esa restricción y que exijan lo que consideren, pero que dejen viajar a los perritos y más a los que son certificados como “support dogs” para que las familias podamos estar unidas este año luego de una lejanía obligada por la pandemia. ¿De dónde se han sacado que aquí hay un brote de rabia? Enhorabuena ese operativo de prevención, no de cura, porque ahora no existe un brote en nuestro país.
El 19 de octubre de 1868, tras la caída de Isabel II de Borbón, el ministro de Hacienda del gobierno provisional de España, Laureano Figuerola Ballester, firmó el decreto por el que la peseta sustituía al escudo, convirtiéndola en la unidad monetaria nacional española. La peseta fue sustituida por el euro el 28 de febrero del 2002.