La palabra “museo” nace en la antigua Grecia donde “museíon” era un santuario para las musas que en ocasiones se utilizaba como centro literario, igualmente para los romanos quienes dieron el nombre a una construcción dedicado al estudio y cultura.
Ptolomeo I, general de confianza y guardaespaldas de Alejandro Magno, luego de la muerte de este, se autonombró rey de Egipto y formó en Alejandría un “museo” para enseñanza e investigación científica. En un anexo de este edificio se instaló la célebre Biblioteca de Alejandría, aunque no es bien conocido si fue por el mismo Ptolomeo o por su hijo y sucesor, Ptolomeo II. Hoy día, “museo” es el lugar de cultura donde se conservan y se exponen al público colecciones y objetos de valor artístico, científico e histórico.
La conocida frase “estar en Babia” se origina porque en la Edad Media, Babia era una comarca de caza abundante en las montañas de la provincia española de León, la que sus reyes escogían como lugar de descanso y refugio para escapar de las intrigas palaciegas y no enterarse de problemas. Cuando en las áreas palaciegas se preguntaba por los monarcas para resolver algún asunto, se les informaba que: “El rey está en Babia”.
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Algunos estudiosos de la francmasonería, conocida hoy como “masonería”, afirman que sus orígenes se remontan al Antiguo Egipto, pero se cree que los primeros masones vivieron en fecha más reciente en Francia, donde tenían privilegios acordados para la corporación de los “maçons”, albañiles en francés. El gremio que agrupaba a los francmaçons o “albañiles libres” se llamó francmaçonerie, organizándose también en Inglaterra, donde adoptaron la traducción al inglés de free mason.
La palabra “maçon” proviene del antiguo germánico “mahon”, o “el que hace”, derivándose “make” en inglés y más reciente alemán “machen”, del mismo significado.