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12. Primero fueron los exiliados políticos
El exilio ha sido una constante en la historia de la humanidad. Es una de las modalidades de las migraciones. Antes que económicas, sus motivaciones suelen políticas y derivan en los potenciales traumas que arrastra el desarraigo. Durante el siglo XIX el exilio fue bilateral entre PR y RD, aunque más inclinado desde RD hacia PR después de la ocupación haitiana de 1822. Desde mediados del siglo XIX llegan a PR algunos intelectuales de RD, que además de la política estaban ligados a la literatura y al periodismo. A esa nómina pertenecen Manuel de J. Galván, Félix y Francisco del Monte, José María Serra, Francisco Carlos Ortea y Eugenio Deschamps, entre otros. Aquí fundan periódicos y revistas. Previo al inicio de Trujillo arriban a PR algunos unos que otros exilados políticos por leves estadías o de manera transitoria. Fue el caso de los caudillos Desiderio Arias, Horacio Vázquez y Federico Velázquez, etc. Será luego de la implantación de la dictadura de Trujillo que exiliados políticos e intelectuales dominicanos antitrujillistas hagan de PR su residencia. Por sus cercanías ideológicas al liberalismo antillanista-confederacionista fundacional, lo natural era que armonizaran con el ideal de la autonomía puertorriqueña.
A partir de la década del 30 del siglo XX los primeros dominicanos notables que llegan a PR son los exiliados políticos antitrujillistas. Hay varias hornadas de exiliados antitrujillistas. De la primera, entre una lista muy notable, eran el Dr. Leovigildo Cuello, prominente médico graduado en la Sorbona y fundador de la otorrinolaringología en Puerto Rico, el médico e intelectual Juan Isidro Jimenes Grullón y también el destacado jurista Guaroa Velázquez, hijo del expresidente Federico Velázquez. Este último llegó a ser decano de la escuela de derecho de la Universidad de Puerto Rico y autor de los libros “Teoría del derecho sucesorio puertorriqueño” y “Directivas fundamentales del derecho internacional privado puertorriqueño”, ambos adoptados como libros de textos formativos en la escuela de derecho de la UPR. A ese exilio también perteneció la poeta Carmen Natalia y la dramaturga Maricusa Ornes (tercera hornada), fundadora del departamento de Artes dramáticos y escénicos, también de la Universidad de Puerto Rico, entre otros intelectuales y profesionales.
13. El apoyo al populismo
Tras el surgimiento del proyecto populista de Luis Muñoz Marín y el Partido Popular Democrático a finales de los 30 e inicio de los 40, algunos de los exiliados dominicanos, como ejemplifica el caso de Juan Bosch (segunda hornada de exiliados antitrujillistas) tempranamente se ciñen al proyecto muñocista y será luego de la fundación del ELA, en 1952, y tras la denuncia de su falsa, que algunos empezarán a deslizarse hacia otras rutas políticas. Fue el caso del médico y escritor Juan Isidro Jimenes Grullón (de la primera hornada), quien desde sus inicios criticó y se distanció del ELA. Varios lustros después, Bosch también se alejaría de la vía modernizante para PR de clave muñocista, sobre todo a partir de 1963 luego del golpe de Estado de que fuera víctima con el apoyo de EE. UU.
El nacionalismo albizuista no objetó la dictadura de Trujillo. El vínculo cercano del notorio ingeniero nacionalista puertorriqueño Félix Rexach Benítez lo ejemplifica. Quizás porque Muñoz Marín fue antitrujillista y amparó al exilio que lo combatía, al grado de declararle la guerra a Trujillo, expliqué parcialmente la identificación de esos primeros dominicanos con aquel PPD de entonces. También el hecho de que Muñoz Marín abogara por la modernización y creación de instituciones democráticas en la RD, y luego recibió a Bosch en un segundo exilio en 1963, también revele por qué proverbialmente el grueso de la comunidad dominicana en PR siempre mantuvo una simpatía con el Partido Popular Democrático (PPD) que se traducía en apoyo electoral cuando la parte de esa comunidad que tenía derecho al sufragio empezó a votar en las elecciones de PR, derecho que adquirían tras convertirse en ciudadanos norteamericanos.
Como ya dijera en otro escrito en 2020, la tradición de apoyo de la mayoría de la comunidad dominicana en PR al Partido Popular Democrático (PPD) fue capitalizada por la exgobernadora Sila María Calderón en el contexto eleccionario de 1996, cuando fue electa alcaldesa de San Juan con el apoyo de esa comunidad con derecho al voto. Sila se percató que ya la comunidad dominicana había empezado a ser víctima de expresiones de rechazos y ojerizas desde el Estado y que en los últimos años había crecido significativamente, y que los hijos e hijas de los que llegaron a partir desde mediados de la década del 60 sufrían rechazos, exclusiones y mofas sociales.
A finales de los 80 y principio de los 90 la acogida y hospitalidad de antaño habían declinado con el fin de la Guerra fría, el brío del neoliberalismo y las crisis económicas que golpeaban fieramente a PR en todas las esferas sociales. Por eso muy a pesar de los asomos de un ambiente xenofóbico antidominicano, esgrimido y apoyado por el gobierno de Pedro Rosselló (PNP), Sila M. Calderón convocó a la comunidad dominicana a una marcha para conquistar su simpatía. En 1996 Sila ganó la alcandía de San Juan y luego la gobernación en 2000 con el apoyo del voto dominicano, pero sería desatinado afirmar que Calderón ganó en ambas contiendas por el voto de esa comunidad. El voto dominicano contribuyó al triunfo de Sila, pero no lo determinó.
14. La emergencia de los descendientes
Era insostenible afirmar, como afirmaba un sector de la prensa sensacionalista puertorriqueña en 2020, que en PR había más de cien mil dominicanos y dominicanas que podían votar en las elecciones y hasta determinarla. Quizás lo más lamentable de esa aseveración mediática fue que, incluso, personas ligadas al campo intelectual aceptaran sin objeciones y repitieran estas tergiversaciones y hasta las validaron para sacar a flote sus recónditos prejuicios antidominicanos.
Si tomamos como paradigma el interregno que se extiende desde mediados de la década del 60 del siglo XX hasta lo que va de este siglo, es axiomático colegir que en PR ya coexisten varias generaciones de ciudadanos dominicanos naturalizados integrados a la sociedad puertorriqueña, en muchos casos como dobles voluntarios y sin resistencia existencial y que suponga un acto de deslealtad a su identidad primaria. Sus proles o descendientes nacidos en PR constituyen otras capas anónimas.
15. Aquellas casas y clubes culturales
Posterior a los dos triunfos de Sila María Calderón con el apoyo dominicano, la candidata a la alcaldía de San Juan, Carmen Yulín Cruz, también contó con el soporte de una cuota considerable de la comunidad dominicana que se identificaron con su proyecto populista. Yulin ganó la alcaldía capitalina por dos periodos continuos (2012-2016 y 2016-2020). Sus triunfos, sin embargo, tampoco pueden adjudicarse categóricamente al apoyo del voto dominicano, aunque sí tuvo algún peso. El hecho de que en su plancha para la asamblea municipal de San Julín integró a dos candidatos dominicanos como asambleístas (Jimmy Zorrilla y Claribel Martínez) al salir ambos electos ha de interpretarse que recibió una cuota significativa del voto dominicano.
Entre los compromisos programáticos de Carmen Yulín con la comunidad dominicana estaba construir la Casa Dominicana en Puerto Rico. Para tales fines designó la antigua escuela José Gautier Benítez, en el sector Villa Palmeras, Santurce, zona lábil donde reside una parte muy visible de la comunidad dominicana. La fundación de la Casa Dominicana en Puerto Rico (2016) vino de alguna manera a reciprocar y a darle continuidad a la tradición de la fundación de las casas y clubes culturales como los que había fundado la migración puertorriqueña en el siglo XIX y principios del XX en RD, entre las que sobresalieron “La Casa de Puerto Rico”, “Casino de Puerto Rico”, “Club Hijos de Borinquen” y “Club hijos de Lares”, entre otras agrupaciones cívicas, fundaciones que son también huellas y rastros de esas presencias y asentamientos de puertorriqueños y puertorriqueñas en RD desde el siglo XIX.
(Estas notas forman parte de un ensayo más
extenso)