19. Una radio y una TV mordaces
En las décadas del 80, 90 y parte de los inicios del siglo XXI, un sector de la prensa en PR construyó una imagen esperpéntica del dominicano como un sujeto al que se le podía desconocer su dignidad humana por su origen exógeno. Un módulo análogo se ha tejido históricamente por los medios xenófobos antihaitianos dominicanos en torno al migrante haitiano en RD. Habría que especificar, no obstante, que por conflictos sempiternos étnicos-raciales, más por pretensiones de dominios y expansiones territoriales originadas en el siglo XIX, y que desembocaron en la ignominiosa matanza de haitianos por el dictador R. L. Trujillo en 1937, que el dominicano no es a Puerto Rico lo que es el migrante haitiano en suelo dominicano. Se trata de devenires históricos y contextos distintos. Aún así, ni en RD ni en PR deben justificarse el prejuicio ni el maltrato hacia ese otro porque los nativos de ambas islas son y vienen de otredades.
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En la situación específica entre RD y PR se trata de islas, geográficamente distantes, que nunca han tenido que librar una confrontación armada por conflictos territoriales y fronterizos como aconteció a partir de 1822 entre Haití y la RD, conflictos que se extendieron por varias décadas durante el siglo XIX y que dejaron unas estelas de odios y antipatías bilaterales que fueron acumuladas por un binacionalismo desde ambos lados de la frontera y que todavía no han sido resueltos del todo. Son cicatrices históricas que las nuevas generaciones deben sanar y refundar-crear nuevas reglas de convivencias. Esas hostilidades pasadas, de modo alguno, justifican el odio doble, todavía vivo entre algunos sectores de RD y Haití. Para beneficio de la isla completa, el futuro está obligado a subsanar a través de convenios fraternales bilaterales que refunden las bases para una nueva y sana ecología social y geográfica de la isla completa que físicamente es indivisible.
El día que se escriba y se dimensione una historia ponderada y desfolclorizada sobre la presencia de la comunidad dominicana en PR habrá que examinar el papel aciago que en ciertos periodos ha desempeñado la prensa en la conformación de una imagen distorsionada y caricaturesca de los migrantes dominicanos en PR. Una revisión y estudio, en retrospectiva, de los archivos en las hemerotecas de los audios y visuales de los programas radiales y televisivos de PR en las décadas de los 80 y 90 del siglo XX, revelarían cómo fue que coaguló y se constituyó una imagen estereotipada y burlesca del sujeto dominicano en PR.
Programas como el “Bufeo Matutino” en los 80 (Z93 FM), de Antonio Sánchez (mejor conocido como El Gánster y Moon Shadow, creadores de la novela radial “Los indús en el paraíso” (burla y mofa cruel a los indocumentados); el personaje “Altagracia” (Entrando por la cocina, WAPA, TV), representado la actriz Jazmín Mejía (luego senadora por el PPD) y que hacía una caricatura del habla de una doméstica dominicana de poca escolaridad, más las coberturas inclementes y crudas que divulgaban los periódicos El Vocero y El Nuevo Día sobre estos migrantes, serían suficientes solo para tener una idea de cómo en los 80 y 90 del siglo XX, algunos medios puertorriqueños crearon una pintura desfigurada del migrante dominicano en PR.
Hay que acentuar, no obstante, que en PR las relaciones fraternas y afectivas entre dominicanos y puertorriqueños (manifestación de solidaridad y hermandad) históricamente siempre se han concretizado al margen de los discursos nativistas discriminatorios y excluyentes. Igual ha acontecido con el migrante haitiano en RD. Las proles binacionales (de identidades híbridas) brotadas de las relaciones entre estos isleños e isleñas siempre han quebrado y subvertido los prejuicios sembrados por ese sector de la prensa sensacionalista y de discursos provenientes, incluso, de la academia y hasta de letrados ignaros.
20. La antesala de otro posible futuro
En los últimos años el panorama empezó a dar nuevos giros. Las denuncias y reprobaciones de maltratos policíacos y discriminatorios desde el interior mismo de la comunidad dominicana, en conjunto con ciudadanos puertorriqueños fraternos y solidarios, empezaron a ganar espacio público. Hoy día aquella prensa de entonces ya denomina y califica al dominicano con un lenguaje más ecuánime, escrupuloso y digno.
Se suma al acontecimiento el surgimiento de una pequeña capa empresarial dominicana pujante que empieza a ser reconocida como aliada y que aporta al sostén de la frágil economía de PR. Los descendientes de los primeros migrantes ya son profesionales y empresarios dominicos-puertorriqueños. Son dobles naturales. Es el turno de los de segunda y tercera generación. Estos portan visiones identitarias más desterritorializadas. Nacen integrados a la sociedad puertorriqueña. Sería quimérico no pensar que todavía hace falta trabajo educativo y cívico para que un sector de la sociedad puertorriqueña (incluso académicos, profesionales e intelectuales), remiren y repiensen sus vínculos de cercanías históricas y culturales con la RD.
Tal vez sin advertirlo y, al margen de discursos y membretes publicitarios ideológicos, geográficos, étnicos-raciales y antropológicos, hace tiempo que quizás de manera espontánea, las promociones emergentes estén realizando el imaginario-ideario de una confederación de estas islas antillanas desde sus contextos sociales del siglo XXI.
Dos codas
Una: Meses atrás le preguntaba a un trabajador dominicano que realizaba un trabajo de plomería en mi casa sobre cómo andaban las cosas en la calle con el maltrato policiaco que antes era tan frecuente. Me contestó que la policía ya no era tan hostil porque ya los dominicanos y los puertorriqueños estaban muy mezclados y que la policía ya no sabía si muchas veces al maltratar a alguien creyendo que era dominicano era a un puertorriqueño a quien estaba maltratando.
Dos: Cada año Radio Universidad de Puerto Rico (89.7 FM) abre una convocatoria para que docentes sometan propuestas, para de ser aprobadas, pasen a ser parte de la programación de la estación por una o varias temporadas En 2023, las profesoras y el profesor, Dra. Lidia Marte, Dra. Floreledia Arias y Dr. Eugenio García Cuevas, sometieron una propuesta muy bien documentada y justificada para un programa titulado “Dominicanidades”.
La exposición de motivos proponía, y cito, un “recorrido por las diversas experiencias, contribuciones e historias de miembros de la diáspora dominicana en Puerto Rico… Para los efectos, la diáspora dominicana incluye: inmigrantes dominicanos de primera generación y sus descendientes; descendientes de parejas dominicanas que han nacido en PR y las mezclas domínico-boricuas que han surgido de parejas mezcladas”.
Ampliaba que “el objetivo principal de este programa y sus podcasts es documentar, difundir y poner en su justa perspectiva la larga historia, experiencias, contribuciones y legados de la diáspora dominicana en Puerto Rico, incluyendo aspectos socioculturales, históricos, políticos y artísticos que le competen no sólo a esta demografía, sino también a Puerto Rico como país… Otro aspecto importante es establecer “Dominicanidades” como un diálogo intercultural e interétnico que contribuya a reducir y, eventualmente, eliminar los estereotipos, prejuicios y discriminación prevalecientes en PR sobre este grupo demográfico”.
La junta directiva de la estación respondió: “En estos momentos no tenemos en agenda un programa sobre el tema, aunque reconocemos y valoramos la gran aportación que hace la comunidad Dominicana en Puerto Rico”. Los tres proponentes acordaron no retirar la propuesta y dejarla disponible en los archivos de la radiodifusora para que futuras generaciones la puedan retomar y actualizar, de ser necesario, y someterla nuevamente a la dirección de Radio Universidad de Puerto Rico.
(Este trabajo forma parte de un escrito más extenso)