La tiranía de Trujillo había convertido a la vieja Universidad de Santo Domingo en una verdadera reserva estratégica de su régimen de sangre, a pesar de que se produjeron valientes episodios de rebeldía desde antes de la llegada de Trujillo al poder.
La Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU) venía luchando por convertir a la Universidad en un centro de difusión de ideas democráticas y progresistas que sirvieran para iluminar el camino de la República en diferentes momentos de su devenir histórico. Ya en febrero de 1930, durante el gobierno provisional de Rafael Estrella Ureña, había sido promulgada la Ley No. 1310 que obligaba a la celebración de concursos para ascender a la condición de profesores de la Universidad de Santo Domingo.
Sin embargo la dictadura naciente, muy pronto echó por tierra estos primeros gestos de dignidad universitaria y así, estableció mediante ley, que el poder ejecutivo nombraría a los profesores de la universidad, al rector y a las demás autoridades de la institución. Organizó también la Guardia Universitaria “Presidente Trujillo” para aplastar desde dentro cualquier aspiración democrática, aunque entre sus miembros se encontraban algunos jóvenes que no eran trujillistas y más bien ingresaban a la organización para sentirse un poco más protegidos.
Profesores como el Doctor Heriberto Pieter y el doctor Francisco Benzo fueron despojados de su cátedra en 1937 por hacer críticas a la existencia de la Guardia Universitaria. En 1938 fue separado de la Universidad, y perseguido, el poeta Pedro Mir y durante toda la década de 1940 se desencadenaron feroces persecuciones contra los jóvenes universitarios que no aceptaban el trujillismo.
Pero es en la década de 1950, sobre todo en sus años finales, cuando la represión alcanza sus niveles más altos. Un buen número de estudiantes universitarios, y profesionales recién egresados, enfrentó a la dictadura de Trujillo y pagó un precio muy alto por su gesto de dignidad y valentía.
Los casos de Manolo Tavárez Justo, Minerva Mirabal, Alfredo Manzano, Tomasina Cabral, Asela Morel, Luis Gómez Pérez, Germán Arias (Chanchano), Leandro Guzmán, Jaime Durán, Rafael Valera Benítez, Tejada Florentino, Tunti Cáceres, José Israel Cuello, Máximo López Molina, Teobaldo Rodríguez, René Sánchez Córdoba, Eligio Mella Miniño y Cayetano Rodríguez del Prado, fueron algunos de los que salieron de la Universidad hacia los centros de tortura, y luego hacia la libertad o, en algunos casos, hacia la muerte.
La ejecución de Trujillo en 1961, cambió drásticamente el panorama político dominicano. La juventud dominicana se lanzó a las calles a exigir mayores libertades, frustrando los planes de mantener el “trujillismo sin Trujillo”. Ranfisliberó a los prisioneros políticos del “14 de Junio” y a los pocos que sobrevivieron del MPD, pero asesinó sin piedad a los implicados directamente en la muerte de su padre.
En un ambiente de movilizaciones y protestas populares, el presidente Balaguer proclamó la Autonomía y el Fuero de la USD mediante la Ley No. 5778 el 31 de diciembre de 1961, que pasaría a llamarse ahora Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Aunque la Ley de Autonomía y Fuero constituyó un indudable paso de avance, el observador imparcial y el historiador acucioso encontrará en ella el germen del deseo de perpetuación del trujillismo en la sociedad dominicana.
En su propio Artículo 1, se establece que la UASD “constituye un organismo autónomo dotado de personalidad jurídica con facultad para dictar sus propias leyes y reglamentos” y los artículos 5 y 7 le otorga al profesorado universitario del momento, el designado por Trujillo, la responsabilidad mayoritaria en el gobierno de la institución y la potestad de reciclarse por sí mismo.
De los tres profesores que integraban el Consejo Universitario provisional, dos de ellos, Froilán Tavárez y René Puig Benz, provenían de los sectores más conservadores de la sociedad dominicana.
Durante el año 1962, el Consejo de Estado no fue capaz de llevar a cabo ninguna labor seria de destrujillización. Aunque se realizaban algunos tímidos cambios de figuras relevantes de la Era de Trujillo, por otros exponentes de la oligarquía tradicional dominicana todavía más recalcitrantes que los anteriores.
Es con este ambiente que en diciembre de 1962 es elegido presidente de la República el profesor Juan Bosch, quien debería asumir sus funciones el 27 de febrero de 1963. Sin embargo, paralelamente se desarrollaban importantes esfuerzos de los sectores trujillistas y “cívicos” para consagrar la autonomía y el fuero universitarios en la nueva Constitución que se preparaba.
Pero la juventud universitaria dominicana no estaba dispuesta a la aceptación del “trujillismo sin Trujillo”en el ámbito universitario. Ya había sido derribada la gran estatua de Trujillo en la explanada frente al Alma Mater, así como numerosas placas que exaltaban las glorias del tirano, mientras numerosos estudiantes mostraban aún frescas las huellas de las torturas sufridas en la cárcel de La Cuarenta.
Fragua, la organización universitaria que agrupaba a los jóvenes de izquierda, simpatizantes del “14 de Junio”, MPD y PSP venía realizando una oposición vigorosa al trujillismo en la Universidad.
Y los días 30 y 31 de enero de 1963, en un ambiente explosivo, los estudiantes universitarios unificados en sus propósitos desataron importantes movilizaciones con el propósito de expulsar del campus universitario a aquellos profesores acusados de complicidad con la tiranía de Trujillo y que además ocupaban todavía funciones importantes en el gobierno de la UASD.
Fueron echados de la UASD un grupo de estos profesores sin que una vez dentro del tumulto, pudiéramos evitar algunos ultrajes contra ellos. Se trataba de empujones e insultos producidos durante algunos minutos, por jóvenes que encarnaban a centenares de torturados o asesinados durante treinta años en las prisiones de Trujillo, y por el otro lado a personajes que pretendían mantener la misma Universidad trujillista, quienes ahora recibían algunos empujones.
Se produjo el caso de un estudiante de la Facultad que gritaba frenético y culpaba al decano Ramón Báez (Moncito) de haber sido quien envió a La Cuarenta a su mejor amigo, donde fue cruelmente torturado.
Explicaba el exaltado estudiante, que su amigo fue entregado por Moncito al SIM, mandando a decirle que saliera del aula que sus familiares lo buscaban en la entrada del edificio.
El procedimiento muchas veces repetido había sido el de percibirse el inconfundible sonido de los carritos “cepillos” del Servicio de Inteligencia Militar SIM frente a la Facultad, luego detenerse e instantes después el calié de nuestra Facultad Valentín Meriño, que además era el bedel, señalaba con el dedo a su víctima diciendo ¡Ven, tú! Y no verlo regresar nunca más o quizás verlo regresar después de largo tiempo, lleno de cicatrices por las torturas padecidas.
Cuando fui avisado de la actitud violenta del estudiante, acudí corriendo al lugar, junto a la escalera del edificio y frené el abuso del excitado estudiante. Unos minutos después, Moncito ofreció declaraciones a la prensa donde narró lo sucedido agregando que Cayetano apareció y “me salvó”, dicho así, entre comillas. A Moncito le correspondió cargar, quizás injustamente, con todo el dolor acumulado entre el estudiantado de ingeniería durante más de 30 años de tiranía trujillista.
Un importante testigo de este episodio que todavía vive es el ingeniero Juan Emmanuel Rodríguez Marmolejos, profesor meritísimo de la Facultad de Ingeniería.
Ese estudiante que, entregado a las garras de La Cuarenta desde la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, encontró en los ultrajes a Moncito la venganza que clamaban cientos de jóvenes torturados o asesinados por la tiranía trujillista.
Otro profesor meritísimo de la citada Facultad, el arquitecto Juan Ramón Fiallo Prota, nos recordaba que adjunto al decanato se encontraba el despacho de un “funcionario” administrativo quien era en realidad el jefe de los espías de Trujillo en Ingeniería. Moncito en un gesto que lo dignifica, le advirtió a Juan Ramón Fiallo Prota que no hablara nada de política frente al personaje porque sería peligroso. Al producirse la expulsión de Moncito uno de mis compañeros de aula, Ricardo A. Mejía León, llevó en su automóvil al decano vejado a su propia casa. Luego un grupo de catorce alumnos del grupo, entre ellos Fiallo, visitó a Moncito en su hogar para ofrecerle un desagravio.
El intelectual y político dominicano Pedro A. Pérez Cabral (Corpito), en el periódico Renovación del día 4 de febrero de 1963, en un artículo titulado “Universidad Podrida”, proclamaba:
“El ciclón de la justicia y de la depuración está, por fin, soplando duro en la Universidad dominicana”.
Ya que según él “los simples vientos de la Fronda” eran muy débiles “para arrancar de cuajo tanta perversidad y tanto crimen””.
Esas acciones, impulsadas por el grupo Fragua, enarbolaban en enero de 1963 las consignas que luego se verían materializadas parcialmente al finalizar la Guerra de Abril y triunfar el Movimiento Renovador: consagración de la Autonomía y el Fuero universitarios en la Constitución con el 5% del Presupuesto nacional para la UASD, expulsión inmediata de los profesores trujillistas e incapacitados que pretenden refugiarse en la autonomía constitucional, representación estudiantil en el co-gobierno universitario equivalente al 50 % de la representación profesoral, elección de los profesores por oposición, cátedras paralelas y libertad de cátedras, entre otras conquistas democráticas largamente anheladas por el pueblo dominicano.
El llamado “Plan Cayetano” fue una acción digna y reivindicativa de todo el estudiantado universitario, de los profesores y empleados progresistas y todos aquellos que consideraron que las secuelas sangrientas de la tiranía trujillista, así como la enajenación del pensamiento dominicano, deberían desaparecer para siemprede las instancias gubernamentales, militares, policiales, judiciales, profesorales y de toda la faz de la Tierra.
En todos mis escritos sobre la canción popular he sostenido, contrario al poema de valor, que esta no tiene por objetivo transformar las ideologías y las creencias epocales, sino todo lo contrario, reproducir el arsenal de clichés heredados
El llamado “Plan Cayetano” fue una acción digna y reivindicativa de todo el estudiantado…