¿Alianzas o tigueraje?

¿Alianzas o tigueraje?

Guido Gómez Mazara

Cerrarle las posibilidades a José Francisco Peña Gómez produjo un acuerdo político entre rivales históricos, y a la vez, construyó las bases de un reparto desprovisto del sentido del límite y conducido por ventajas personales alejadas de la decencia y vocación de servicio. Y lo justo consiste en reconocer que la inexistencia de rasgos diferenciadores allana entendimientos inimaginables. Por años, esencialmente en los períodos del PLD, se orquestó una relación directa entre endosos y retribuciones en instituciones caracterizadas por manejar presupuestos acordes con los votos conseguidos por aliados.

Rumbo al año 2024 se intuye la articulación de entendimientos de la franja opositora que, por las características de los procesos de combate a la corrupción, podrían percibirse como sumatorias indispensables en interés de conseguir una mayoría electoral en capacidad de aminorar sometimientos y condenas. Y no necesariamente es así. Aunque no dudo de temores acumulados en el corazón de exponentes de la cúpula del partido morado, se reputa de un acto de sobrevivencia, estructurar éxito para una base partidaria acostumbrada, en las últimas dos décadas, a disfrutar las mieles oficiales. En esencia, la regresión ideológica experimentada en la organización fundada por Juan Bosch dejó la categoría de militontos en la medida que el pragmatismo representó su raíz y, por ende, vía de parecerse lo que tanto criticó. El PLD, que heredó la base social y electoral del PRSC debió arrastrarlos hacia su litoral, pero aconteció lo contrario. Por eso, serán sus bases los promotores de una alianza en capacidad de devolverlos al control del presupuesto nacional.

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Podrán alegar tesis o elaborar argumentos impensables, ahora bien, el hecho incuestionable radica en un desplazamiento desde el PLD hacia la FP debido a que una marca Partido terriblemente afectada provoca en sus bases niveles de desesperación con una profunda vocación de abrazar la causa que los aproxime al Gobierno. Ahí no existe ideología que los detenga, pura y simplemente, anhelan los de abajo volver al tren oficial y el sector dirigente, requiere de un respiro de difícil aplicación con el equipo que dirige la PGR.

No nos llamemos a engaños. Salvo reconocidas excepciones, en ambos ámbitos de la fauna partidaria seremos testigos del tigueraje decadente buscándoselas en interés de subirse al carro de la victoria. Así vamos, sin propuestas ni debates, allanando el camino del vengador social por venir.

Los habilidosos de siempre se alinearán ante la fuerza del presupuesto. Del otro lado, un país que espera un cambio de verdad. Aspiro a que desplacemos al amplio ejército del tigueraje político.