La combinación de ciertos nutrientes y aditivos en los alimentos pueden inducir a que “no se pueda parar de comer”. La relación de los alimentos con los sentidos y sus efectos en el ser humano ha sido ampliamente estudiada identificándose el llamado “punto de éxtasis”, donde las proporciones exactas de algunos elementos causan mayor satisfacción debido a liberación de sustancias de placer y estimulación cerebral.
El azúcar parece liderar la capacidad de adicción en cualquiera de sus formas (alimentos y/o bebidas), siendo el sabor dulce el favorito de los más jóvenes. Asimismo, lo son aquellos alimentos que combinan azúcar, sal, grasas, pudiendo acompañarse también de cafeína y aminoácidos estimulantes como es la taurina: pizzas, hamburguesas, picaderas empacadas, bebidas energizantes.
La industria alimentaria aprovecha este conocimiento y expone al ser humano desde temprana edad a alimentos con estos aditivos y combinaciones, conllevando a paladares dependientes. Estos alimentos “adictivos” generalmente son pobres en fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y muy altos en calorías e ingredientes con evidencia probada de que en exceso son perjudiciales a la salud, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, colesterol y triglicéridos elevados, hígado graso, obesidad, sobrepeso y cáncer.
Los alimentos menos adictivos resultan ser aquellos bajos en grasa, azúcar y sal, más naturales, provenientes de la tierra y menos procesados. Proporcionan al organismo los nutrientes necesarios para su adecuado funcionamiento y pudiéndose preparar de formas que sean placenteros al paladar.
¿Qué hacer? Reeducar el paladar de manera que estos alimentos ya no sean los favoritos.
¿Cómo?
- Reducir consumo de “comida chatarra”, bebidas azucaradas y alimentos muy procesados.
- Leer las etiquetas nutricionales. Alimentos con un listado amplio de ingredientes y códigos son los más procesados. El primer ingrediente de la lista es el más abundante. Revisar contenido de azúcar, grasa y sodio. Elegir el que tiene menor cantidad.
- Preferir alimentos más naturales, ricos en fibra, integrales, leguminosas, verduras, frutas, carnes magras y pescados, lácteos descremados, aceite de oliva, aguacate y frutos secos sin sal como fuentes de grasas ya que contienen vitaminas, minerales y antioxidantes.
- Hacer ejercicios ayuda reducir esa “necesidad” por alimentos adictivos. Produce liberación de endorfinas – sustancias de bienestar – reduciendo la necesidad de azúcares y grasas nocivas.
Somos seres que aprendemos por la repetición y nuestro paladar se educa con la exposición. ¡Repite el comportamiento y hazlo un habito! Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a: sodonuclim@gmail.com / @sodonuclim