REPÚBLICA ISLÁMICA DE IRÁN: Cine, espanto, barbarie y fatwa (sentencia de muerte) a manifestantes en las calles:
Allah salve a Teherán…
El cine clandestino tiene olor a muerte y reto a gloria posible, entre las sombras, a hurtadillas. Eso hoy sucede en Irán.
1/ Todo comenzó con Kiarostami: El Irán que desconocemos. En el año 2016 el mundo del cine iraní perdía un mentor, el gran pionero, el vitoreado Abbas Kiarostami, director sobrio con un brillante conocimiento de la cultura Persa, especialmente de larga y elíptica tradición poética antigua. Que conste, sus películas solo se exhibieron en República Dominicana, en el viejo furor de la Cinemateca Dominicana, no es un director de masas pero sí de culto. Su cine tiene juegos dialécticos que permiten jugar con la realidad misma, para renovarla en cada película posible. Entre 1987 y 1994, realiza la famosa trilogía Koker, que además incluía Primer Plano (1990) y la galardonada en Cannes titulada el Sabor de las Cerezas (1997)… Mucho antes, hay una historia sobre un terremoto en la región septentrional, donde Kiarostami había rodado una película sobrecogedora, titulada La vida continúa (1992)… Retrato de la difícil vida rural de Irán, la filosofía de su gente y esa forma de asumir la tragedia como un designio previsible, asumido…
Si el viejo teórico Jean Mitry nos recuerda que “una realidad filmada por el cine, es una realidad del cine”, Abbas Kiarostami irá mucho más lejos al proponer que “sea documental o ficción, todo siempre es una gran mentira lo que contamos. Nuestro arte consiste lograr acreditar esa mentira. O más importante será, alinear una serie de mentiras, de modo que se pueda alcanzar, en el intento, una verdad mayor: mentiras irreales, pero de algún modo verdaderas.”…
Estos presupuestos teóricos podrían explicar muy bien el cine de director desaparecido a la edad de 76 años, con una visión humanizada de la realidad iraní actual, viviendo contra pelo entre su enraizamiento de su país, en lo más profundo por ser un sólido conocedor de su historia y cultura milenaria, porque si bien estas ideas son personalísimas sobre su visión teórica de la realidad y el cine, en general, sus películas y sus ideas dieron aviso en los festivales internacionales, de que en Irán había una generación de directores de cine dispuestos a enfrentar, con su propia cultura como estandarte, la gran estupidez de una autocracia guiada por un maldito fanatismo, que acaba de declarar sentencia de muerte (una Fatwa, según el edicto mortal bramido por un alto religioso, vedette de la TV teológica llamado Abolfazl Bahrampour, conocido por su ortodoxia coránica en el texto de su autoría conocido bajo el título: Tafsir, (Interpretación del Corán)… El Mollah que hace opinión oficial en la TV iraní.
Lo mezclo todo: cine, autoritarismo religioso y el futuro muchas mujeres y hombres que salen a filmar las manifestaciones en Irán, exponiendo sus vidas con la sola convicción, profunda y serena, de no dejarse confundir por un puñado de demagogos con barbas y sotanas que tienen en la clandestinidad a directores de cine, escritores, poetas, novelistas o deportistas…
Termino con Abbas Kiarostami: su registro es multiforme, porque en sus películas tanto podemos ver con belleza, al pintor, al narrador de la infancia, al conocer de la sicología femenina de la mujer iraní de estos días y la tradicional. Puesta en escena y guión marchan juntos en Kiarostami, se entrelazan.
Nos descubre que el cine de ese país tiene una deuda elíptica con el pasado literario persa, que no se parece al cine de Occidente y que en su simpleza narrativa reside su belleza y complejidad. Propietario de un dilema existencialista siempre al borde de la vida y la muerte. Disminución del drama, sin camino aparente El Sabor de las Cerezas (1997), por ejemplo sigue siendo una película de grandes valores nacionales, a pesar de su temática, una tragedia de fondo. Nadie pudo acusarle de hacer cine para Occidente, todo lo contrario: abrió el camino a muchas directoras iraníes y directores, para hacer una carrera cinematográfica. Al margen, de haberse quedado en un país obscuro dedicando parte de su tiempo a poner en evidencia con cortos metrajes de ejercicio, la realidad de la infancia marginal de Teheran….
2/ Otro caso: Mohsen Makhmalbaf presidio domiciliario, prohibición de viajar al extranjero o el líder del cine clandestino en Irán. En el año 2016, un Irán turbulento usa las redes para salir a las calles, de nuevo. Había un antecedente radical del año 2009 cuando al término de unas elecciones fraudulentas ganadas por Mahmud Ahmadineyad, se levantó el movimiento joven bajo colores verdes que apoyaba un candidato menos ortodoxo llamado Mir-Hosein Musavi, que había concitado furor entre la juventud. Fueron barridos de las calles con francotiradores, fue una masacre con todas la de la ley. Estos climas no han permitido espacio a una oposición activa que ha encontrado en el cine, como expresión, un refugio de importancia sustancial. De regreso al 2016, el festival de cine de Venecia, se recordó de Mohsen Makhmalbaf, que había rodado hacía años una película importante censurada y vapuleada por la censura iraní, dicen la buenas lenguas que es peor y que tiene más mañas que su homóloga de la época de Francisco Franco en la España de la dictadura.
Las Noches de Zayandeh Rood (1990) tuvo que esperar más de tres décadas para ser restaurada de todas las mutilaciones sufridas en Irán primero 12 minutos y luego 26. El director se negó exhibirla allí, al margen de que estaba prohibida. Finalmente en la sección de rescate del Festival italiano, la película pudo retornar a su identidad perdida. La cinta es un canto frenético a una nación desesperada, diagnostica uno de sus personajes con rabia la sumisión del pueblo iraní, congénita , a todo tipo de poder opresor. Viviendo su exilio en Francia, el director tenía que andar con guardaespaldas, el régimen había enviado sicarios para su muerte. Se trasladó a Londres, entonces. La película había sido prohibida en su momento, porque según el Líder Supremo (Un Big Brother con barba y batola) Ayatola Ali Jaimeni porque » atentaba contra los principios de seguridad de la República Islámica. Educado por su abuela en el Islam familiar, Mohsen Makhmalbaf, creyó en la Revolución de 1979, en la medida que observaba el cúmulo de restricciones a sus compañeros cineastas, y poco a poco se fue haciendo, inmerso en su labor de director y testigo del proceso, en disidente firme hasta llegar al exilio, primero en Francia luego en Londres. Y afirma: “No tardé en comprobar que la Revolución no era el paraíso que había imaginado, sino el infierno” -El País 3 de septiembre 2016-…
En los últimos tiempos, el cine iraní tiene el reconocimiento del mundo, ganando más de 300 premios en festivales extranjeros. El mejor ejemplo de este ascenso es otro director, cuyo nombre no debe faltar en esta crónica: Jafar Panahi, uno de los más jóvenes directores de la llamada Nueva Ola Iraní. Premios en Cannes, Venecia, Berlin Panahi tiene una película que se titula el Círculo (Dayereh,) 2000. La crítica mas dura que se ha hecho sobre el trato a las mujeres iraní en las calles de Teherán.
Los regímenes autoritarios, no importa de que mano sean , siempre serán un reto la inconformidad de los artistas que sienten la necesidad de asumir el protagonismo de la libertad de expresión que se le niega a la mayoría, a veces conforme con la agresión. La nueva medida que se ha tomado allí, decretar una sentencia de muerte a los manifestantes en las calles (demencial abuso del poder religioso convertido en teocracia constitucional), eso que llaman en su lenguaje de modo formal Fatwa, solo será un nuevo incentivo al martirio civil y a la rebelión, incluidos los cineastas en primera fila (CFE)…