La Razón quiere ganarle una batalla a El Alma
diciéndole muchas cosas para robarle la calma
Como serpiente sinuosa le susurra en el oído, y
el alma ya se da cuenta, sin su amor está perdido
La razón dice,» Termina, eso a ti no te conviene»
El Alma dice «No puedes, sin su amor tu te me mueres»
El que tiene suerte escucha lo que le dice su alma
La Razón no es la que siente, ni sufre, ni le reclama
El Alma es el sentimiento que a veces herido esta
Mientras más ama más duele, el amor es La Verdad
Y si la razón le gana una batalla a esa alma, entonces
el alma le dice Adiós y el cuerpo pierde la calma
No es fácil vivir sin alma, solo vivir con razón
La Razón es la que mata, el amor y el corazón,
autor SOKI (SEUDÓNIMO)
He recibido varias llamadas y varios mensajes de lectores que me han expresado sus opiniones sobre mis últimos artículos. Los del mes de agosto, que se refirieron básicamente a mi discurso de despedida como presidenta de la Academia Dominicana de la Historia, y los de este mes de septiembre en los que he desplegado a todo lo ancho mis sentimientos sobre diferentes aspectos de la vida misma.
En mi discurso de despedida de la Academia Dominicana de la Historia, después de tres años de intenso trabajo, recibí felicitaciones de alegría y apoyo porque no fui estrictamente historiadora, más aún, hasta finalicé el discurso con un poema de Benedetti. Es decir, no hablé solo de historia, sino que utilicé ese espacio para ser agradecida y expresar las gracias sinceras por toda la ayuda recibida de parte del Estado Dominicano, del sector privado, de algunos Miembros de Número, de muchos Miembros Correspondientes, una cantidad significativa de colaboradores y sobre todo del equipo de trabajo que labora en la institución. Aprendí hace tiempo de mi marido una frase que me llegó muy profundo: las ideas motivan, pero los grandes cambios se construyen con brazos y sobre todo con corazones.
Pienso que hay mucha gente que se excusa en el conocimiento racional para olvidarse de su condición de ser humano. Y lee, lee mucho, escribe, escribe mucho, y somete a su alma y sentimientos a un sepulcro olvidado. Por eso no es sabio aquel que mucho sabe, sino quien sabe vivir. Hay sabios ignorantes y eruditos humanamente patanes. Yo prefiero tener menos conocimiento para poder cultivar mi alma, mi espiritualidad.
Tengo lectores que prefieren mis Encuentros espirituales y humanos. Tengo otros que prefieren a la Mu-Kien intelectual, la historiadora, la escritora que indaga sobre las profundidades del conocimiento y comienza a indagar sobre autores que desconoce. ¿Qué puedo decirles? Que soy las dos Mu-Kien. La que le gusta navegar en las profundidades de su alma, la que le gusta interpretar el mundo que la rodea, la que se emociona ante una flor que se abre, ante la lluvia que cae, la que privilegia la familia ante todas las cosas, la que goza con las travesuras de sus nietos, la que sufre con las injusticias. Soy también la Mu-Kien que ama indagar sobre temas que desconoce, autores que le intrigan, historias no estudiadas, y conceptos que le llaman la atención. La Mu-Kien que ama la poesía, por esos sus Encuentros siempre están encabezados con un poema. La que ama la novela, porque vive a través de sus dramas. La que ama la buena escritura y delira con algunos autores como Pablo Neruda, Mario Benedetti y Octavio Paz.
Esta combinación de que no somos solo razones ni solo sentimientos hizo que titular mi blog como Alma y Razón. El ser humano, a Dios gracias, está compuesto de ambas dimensiones. El problema es cuando una se sobrepone a la otra.
Esta doble dimensión humana es lo que algunos autores han denominado la inteligencia racional y la inteligencia emocional. Lo ideal es tener las dos al mismo nivel. Pero hay personas que lamentablemente no cultivan las dos de forma simultánea.
Para los lectores que prefieren a la Mu-Kien intelectual, les aviso que a partir de octubre voy a iniciar una serie sobre el tema de la identidad. Centrada en el Caribe como objeto de estudio desde hace varios años, decidí profundizar sobre la migración china en la región desde el siglo XIX. Estudiarla no solo desde la perspectiva estrictamente histórica, sino desde su especificidad cultural, las particularidades de la migración china que la diferencia de las demás; asimismo estudiar el tema racial como elemento integrador o desintegrador de su inserción en las sociedades de acogida.
Lo primero que voy a indagar es sobre el tema de la identidad. ¿Qué significa este concepto? ¿Cómo se aplica a comunidades migrantes? ¿Qué hacen los grupos dominantes para integrar a los diferentes grupos migratorios?
Así pues, a partir de octubre inicio un ciclo sin fecha de finalización sobre la identidad. Solo espero que el lector que me detuvo en aquella plaza comercial para solicitarme de manera casi implorante que finalizara el largo periplo que había iniciado sobre la soberanía no se moleste.
Finalizo como terminé: la vida no es solo razón, no es solo sentimiento. Es un equilibrio entre ambas cosas. Como dicen los taoístas, el punto medio es la medida justa para la vida. Las naves navegan mejor a media vela y las flores son más bellas a medio abrir. El que ama su mitad, no ansiará la mitad del otro. Somos seres humanos que aman, que sienten, que piensan, que vibran, que lloran, que se emocionan, que aprenden, que indagan… para conocer y para sentir.
Para reposar el alma, hay
que colocarla en la balanza
con la razón.
Para purificar la razón,
hay que hacerla amiga
del alma. Rafael Abril