Altas calificaciones con el mínimo esfuerzo

Altas calificaciones con el mínimo esfuerzo

J. LUIS ROJAS

La Republica Dominicana de hoy, igual que en otros países del mundo, la crisis de valores y principios éticos es un fenómeno multifactorial, el cual incide negativamente en todos los ecosistemas que integran la sociedad. “Una crisis de valores y principios éticos ocurre cuando una sociedad, comunidad o individuo enfrenta un conflicto profundo acerca de qué valores y principios deben guiar sus acciones y decisiones. Este tipo de crisis puede surgir de cambios sociales, económicos, culturales o tecnológicos que desafían las creencias y normas establecidas. “(Copilot de Microsoft).

Desde hace más o menos 30 o 40 años, la ocurrencia de eventos sociales, políticos, económicos, culturales, migratorios, entre otros, han facilitado cambios sustanciales en el quehacer de la sociedad dominicana y su cultura. Por ejemplo, pasar de un régimen político dictatorial a otro aparentemente democrático, instauración del modelo neoliberal, transculturación, presencia de inversiones foráneas con poco control del Estado, desaparición de los clubes culturales, medios de comunicación adquiridos por grupos corporativos, plataformas digitales que operan sin regulaciones gubernamentales, viejos y jóvenes empresarios centrados en producir solo riquezas materiales al margen de una visión compartida de país, ausencia de un liderazgo político transformacional, baja inversión económica por parte de los sectores público y privado en el fomento de la cultura, la fragilidad institucional y un larguísimo etcétera.

He de suponer que, para prevenir la crisis de valores y principios éticos en una sociedad, es esencial contar con líderes que sean referentes positivos para la presente y futuras generaciones. Además, es imprescindible el rol que deben jugar las instituciones de educación superior, específicamente en el proceso de formación del talento humano que, con conocimiento profundo, habrá de impulsar esfuerzos tendentes a crear y establecer un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo, capaz de producir riquezas para todos los ciudadanos. ¿Están las universidades dominicanas en actitud y aptitud de ser agentes de cambio? ¿Los líderes de las academias dominicanas se han reunido alguna vez para repensar de manera profunda y crítica su rol en el proceso de transformación de la sociedad dominicana?

Duele y molesta decir que las universidades dominicanas piensan, deciden, se comportan, hablan y se relacionan desde la misma lógica, perspectiva y naturaleza de las organizaciones privadas rentistas. Es decir, lo más relevante para los que dirigen las entidades de educación superior es la rentabilidad, no desarrollar en los estudiantes las competencias duras y blandas significativas, que se requieren para conocer y abordar los desafíos y retos que provienen de la cuarta revolución industrial. Los aportes científicos, oportunos y significativos de las academias de RD son casi inexistentes. Es una fantasía pensar que en las aulas de la academias dominicanas, es donde actualmente se están formando los líderes políticos, empresariales, laborales, científicos y sociales para crear un modelo de desarrollo que erradique los niveles de pobreza y reduzca la desigualdad social.

 A juzgar por las trivialidades que caracteriza actualmente el proceso de aprendizaje, parecería que entre los líderes de las universidades y los estudiantes existe una complicidad que atenta con erradicar cualquier tipo de posibilidad de fomentar el pensamiento crítico entre los que mañana serán los responsable de establecer y mantener un modelo de sociedad que reduzca los niveles de desigualdad, que forme ciudadanos éticos, responsables, solidarios, comprometidos con la institucionalidad democrática, así como respetar el medio ambiente y la dignidad humana. Definitivamente, las prioridades y preocupaciones de la mayoría de los universitarios de hoy, son adversas a la construcción de un estado de bienestar colectivo, a realizar el mayor esfuerzo para concretar propósitos de mediano y largo plazo. La mayoría de sus metas son de carácter individual, para lograrlas buscan cualquier tipo de atajo. Es decir, creen y ponen en práctica la frase «el fin justifica los medios».    

Un porcentaje importante de los estudiantes que van y vienen a las aulas universitarias, poco les importa desarrollar un pensamiento crítico. Su mayor interés reside en obtener altas calificaciones sin realizar el mayor esfuerzo para ello. Es extremadamente difícil para un docente que pretenda cambiar la forma de pensar y actuar de sus discentes, a los que solo les interesa ʺgraduarse con honoresʺ, independientemente de que no hayan adquirido las competencias y habilidades blandas y duras requeridas para insertarse a los mercados laborales de la nueva realidad. Las funciones de extensión e investigación en el ámbito universitario dominicano, solo existen como componentes pasivos de su tímida narrativa. ¿Cuándo será que los líderes de las universidades dominicanas entenderán su rol estratégico en el proceso de desarrollo de RD?

Definitivamente, no hay esperanza de que un país o una sociedad implemente un desarrollo socioeconómico equitativo y sostenible sin que los líderes de las instituciones de educación superior no se empeñen en crear una masa crítica de profesionales. En la realidad actual, las aulas universitarias están llenas de estudiantes más interesados en las trivialidades que se visibilizan a través de las redes sociales, en el uso irracional e improductivo de herramientas tecnológicas, que en el conocimiento profundo y significativo. ¿Qué tipo de futuro le espera a una sociedad como la dominicana, en la que sus principales líderes no han tenido el coraje, la resiliencia y la calidad moral para construir y desarrollar una visión compartida y sostenible de país?

En el modelo de aprendizaje que actualmente implementan algunas de las universidades dominicanas, el docente es solo una pieza con menos valor que el reclamo superficial, emocional y mediocre que pudiese hacer un estudiante, con respecto a la calificación que éste entiende que se merece, sin realizar los esfuerzos que se requerían para ello. Los directivos y el personal administrativo de las universidades de RD, evitan a toda costa los conflictos entre sus estudiantes y docentes. Son expertos soslayando las causas raíz que rodean las fuerzas restrictivas internas y externas que impiden llevar a cabo un proceso de aprendizaje crítico. Cada vez son más los docentes críticos que abandona las aulas universitarias, frustrados por un ambiente de aprendizaje superficial, insignificante y light, en el que muchos de sus estudiantes solo les interesa obtener altas calificación con el mínimo esfuerzo académico.

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