En una columna anterior escribí, a propósito de la alternabilidad en los bufetes directivos del Congreso que reclamaban sus legisladores, que en el PLD no están familiarizados con esa palabra y lo que significa, y cité el ejemplo de su Comité Político Perpetuo, cuyos miembros parecen destinados en permanecer en sus posiciones hasta que la muerte los jubile. A esa deficiente cultura democrática hay que atribuirle la decisión del Comité Político de “alternar” en su dirección a seguidores del expresidente Leonel Fernández y el presidente Danilo Medina, donde permanecerían por un período de un año, pero empezando esa “alternabilidad” con las mismas caras de siempre: Reinaldo Pared Pérez, quien ocupó durante ocho años consecutivos la presidencia del Senado, y Lucía Medina, quien se desempeñó durante diez años corridos como vicepresidenta de la Cámara de Diputados. ¿Sirve de algo señalar que ambos son seguidores del presidente Medina? Hay que suponer, dada la actual correlación de fuerzas en el máximo organismo de dirección del PLD, que esa era la alternabilidad posible, y lo mismo puede decirse del equilibrio tantas veces invocado y reclamado para garantizar la cohabitación de sus fuerzas internas y, sobre todo, la sagrada unidad partidaria. Pero no pueden molestarse los peledeístas si, a partir de ese ejercicio tan particular de “alternabilidad” que van a poner en práctica, la opinión pública concluye que lo que ocurrió en la reunión del Comité Político del pasado martes fue producto de otra contundente derrota del expresidente Leonel Fernández a manos del danilismo, que una vez más impuso su agenda. Como tampoco pueden molestarse los leonelistas si esa misma opinión pública comienza desde ahora a especular con la posibilidad de que dentro de un año los veamos, con sus caras largas, tristes y apesadumbradas, denunciando que fueron víctimas de un vil engaño.