Alternativos

Alternativos

Claudio Acosta

Algunos los llaman alternativos, pero esa es una definición incompleta, falsa y mentirosa ya que en el sistema electoral dominicano, donde los “mayoritarios” se quedan con el 80% del pastel del dinero público con el que los contribuyentes financiamos a los partidos políticos, nunca tendrán oportunidad de crecer y promover sus ideas, de ser verdaderas alternativas para los electores, pues con los chelitos que reciben están condenados a perpetuidad a ser pequeños e irrelevantes, sin ninguna posibilidad de alcanzar el poder.

Y eso no es justo para esas organizaciones, no es justo para los votantes y no es justo tampoco para la democracia dominicana, pues si algo han demostrado los debates que estrenamos esta zafra electoral es que en esas organizaciones hay gente capaz, bien intencionada y con muchas ganas de servirle a su país, por lo que sería un enorme desperdicio no poder contar con sus aportes y contribuciones.

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De las cuales lo más beneficiados son siempre los ciudadanos, pues el mercado electoral amplía y diversifica su oferta para darles más opciones para elegir de acuerdo a gustos y preferencias políticas o ideológicas, que es lo que ocurre en países donde los votantes tienen una mayor educación política. Tal vez falta mucho para que lleguemos a esos niveles, pero si no empezamos a eliminar la discriminación, sobre todo en el tema del dinero público que reciben, cuando alcancemos ese nivel no tendremos opciones distintas por las cuales votar sino más de lo mismo, y de eso uno siempre se aburre.

Es verdad que muchos de esos partidos pequeños o emergentes son un gran negocio para sus dueños, que al vender al mejor postor sus franquicias corrompen el sistema de partidos y desvirtúan el propósito de la financiación pública, pero en un país donde nos conocemos todos eso no puede ser un pretexto para meterlos en el mismo saco, y negarles la oportunidad de demostrar que pueden ayudar a construir un mejor país para todos.

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