Ambigüedad Estratégica, término geopolítico con que se define en Estados Unidos desde hace más de 40 años la posición hacia China y Taiwán. En esencia quiere decir que reconoce el principio de una sola China expresado explícitamente en tres comunicados conjuntos y ratificado constantemente, significando, expresamente, que reconoce a Taiwán como parte de China.
Por otra parte, expresa la política de exhortar a que el problema se resuelva pacíficamente aunque desde un principio asumió la responsabilidad de vender armas a Taipéi para garantizar su defensa. Tácitamente, para que ella se defienda llegado el caso. Nunca ha asumido la decisión de ir a la guerra por Taiwán. Tampoco ahora.
Hablando en un foro de CNN con audiencia nacional, contestó, ya fuese por uno de sus deslices o porque quiso lanzar una bravuconada que le ayudase en la caída de su popularidad, que “tenía el compromiso” de defender a Taiwán. Inmediatamente la noticia revolvió al mundo y China le advirtió que fuese “prudente” y no mandase “mensajes equivocados”. Rápidamente, desde la Casa Blanca se hizo la rectificación imprescindible: “mantenemos los compromisos…” y seguiremos apoyando la autodefensa de Taiwán”. Palabra clave: “autodefensa”.
La aclaración implica que “donde dije digo ahora digo Diego” que traducido significa que ahora “digo Diego donde dije digo”. No hay de otra. Por supuesto, algunos no han querido enterarse de la aclaración o la han reflejado donde pocos la vean. Viejo artificio malicioso, se dice algo equivocado o falso en momento o espacio estelar pero la rectificación, si se dice, casi que se oculta.
China ha dicho constantemente que pretende la reunificación pacífica e incluso lo incluyó en una ley promovida cuando el actual partido en el poder comenzó a juguetear con la idea de proclamar la independencia hace 10 años; la misma ley establece la opción del uso de la fuerza si se proclama la independencia. Es falso, totalmente mentira, que Beijing haya amenazado ahora con la guerra pero sí ha emprendido acciones para dejarle claro, a propios y extraños, que en China no hay ambigüedad. Su integridad territorial es intocable como igualmente la defienden otros países.
Estados Unidos se juega demasiado con Taiwán, retozando a que en Taipéi crean que se alinearía militarmente con ellos puede llevarlos a una equivocación enorme y poner a Washington en encrucijada amarga. Biden dice que no quiere “guerra fría” con China, que por demás, digamos de paso, está perdiendo. ¿La querría caliente? Ni pensarlo, perderíamos todos, incluyendo a quienes no actuamos en ese escenario.