Es prácticamente imposible para todo aquel que viaja a Irlanda no toparse con el recuerdo a W. B. Yeats (1865-1939), Premio Nobel de Literatura en 1923, y el poeta irlandés nacional por excelencia. De él se dice que solo tuvo dos pasiones: Irlanda y la literatura, explica María Pilar Queralt Del Hierro.
Hubo una tercera pasión que marcó su vida: la que sintió por Maud Gonne (1866-1953), la actriz, sufragista y política irlandesa que le inspiró alguno de sus mejores poemas.
En Londres, tras una serie de amores de juventud sin demasiada importancia, Yeats conoció a una joven irlandesa. Se llamaba Maud Gonne; era una mujer bellísima, alta, de abundante cabellera rojiza y unos enormes ojos garzos, que le impresionó por su determinación y la pasión con la que hablaba de una Irlanda libre.
Rápidamente el poeta inició el acercamiento, pero su pasión no fue correspondida más que con una profunda amistad. Ante el evidente desconsuelo del poeta, Maud le propuso una alternativa muy peculiar: mantendrían una amistad especial, casi una unión mística.
Así quedó definida una peculiar relación sentimental que marcaría profundamente la vida de ambos y que solo se rompería a la muerte de Yeats. Desde ese momento, juntos compartieron su pasión por el esoterismo, las viejas leyendas celtas y la búsqueda de símbolos ancestrales siempre en función de conseguir la independencia de su amada Irlanda, señala Queralt.
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Antonio Machado y Pilar De Valderrama
Durante años se ignoró quién se escondía tras el nombre de Guiomar, la misteriosa mujer que inspiró a un maduro Antonio Machado (1875-1939) encendidas cartas de amor y diversos poemas, señala la autora de ‘Amores de leyenda’.
En 1981 se desveló la identidad de aquella que hizo escribir al poeta “el corazón me salta en el pecho, realmente loco, y no hallo manera de sujetarlo”.
Frida Kahlo y Diego Rivera
En 1923, el pintor Diego Rivera (1886-1957) trabajaba en un inmenso mural en la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México cuando se le acercó una joven adolescente, solicitando su permiso para contemplar la realización de su obra, describe la historiadora.
Aquella muchacha menuda y morena que cojeaba ligeramente por culpa de la poliomielitis se llamaba Carmen Frida Kahlo (1907-1954).
Lo que el pintor ignoraba era que aquella adolescente iba a convertirse años después en la mujer de su vida. Habían pasado cinco años de aquel primer encuentro, cuando Frida y su admirado Diego Rivera, se reencontraron, en una reunión política.
Bonnie Parker Y Clyde Barrow
En 1967, una película daba a conocer al gran público la trágica historia de Bonnie Parker (1910-1934) y Clyde Barrow (1909-1934), la pareja de delincuentes que, en los años 30 del siglo XX, fueron entronizados por buena parte de los Estados Unidos como unos peculiares Robin Hood modernos, explica Queralt.
En plena Gran Depresión, parte del pueblo norteamericano veía a los jóvenes enamorados y a su banda como unos rebeldes que atacaban a las entidades bancarias que parecían indiferentes ante la escasez de recursos de la gran mayoría de la población.