Por Rosa Luna
Tres madres y maestras cuentan su historia, de cómo pasaron de ser mujeres de escasos recursos y salieron adelante para darle una mejor vida a sus hijos. Madres solteras y con anhelo de ver a sus hijos cumplir sus metas y ser profesionales.
Ana Catalina: “del campo a ser profesional en 2 carreras»
Ana Catalina Pérez Pérez, señora alta, de tez clara, elegante e inteligente, quien a sus 48 años confiesa con entusiasmo haber pasado de ser “una muchachita de campo a convertirse en una ingeniera en sistema”.
A sus 48 años y con tres hijos cuenta cómo pasó de vivir en el municipio de Los Ríos, en la provincia de Bahoruco, con su madre y abuela. Ayudaba a su abuela en la siembra de ají y habichuela, luego de llegar de la escuela.
Pérez, a los 18 años termina el bachillerato para luego entrar a la Universidad O&M a estudiar Ingeniería en Sistema con una beca otorgada por su alto índice académico.
Desde muy joven fue aplicada en sus estudios y amante del trabajo duro para ser exitosa en la vida.
Como segunda carrera tomó magisterio para ser educadora, lo que cuenta que desde niña le ha gustado.
«Siempre me ha gustado enseñar y ayudar a los demás», expresa la educadora.
Durante su juventud conoce al padre de sus hijos, quien aún luego de su separación, recuerda con tristeza. Muestra ser una mujer fuerte y luchadora, cuando con su voz entrecortada cuenta sobre su separación, lo difícil que le resultó aceptarlo y las travesías de ser madre soltera.
“Para mí no ha sido fácil ser madre y padre para mis hijos, pero sé que Dios no me ha dejado sola”, manifiesta la ingeniera mientras mira el sol alejándose para caer la noche.
Cuenta con alegría que logró sus metas “de un campito a ser educadora” entre risas menciona que esto para muchos es difícil de creer porque ella su niñez no contaba con los recursos para estudiar y lo logró, ahora es Coordinadora del Distrito Educativo en la parte de informática.
“Ayudando a muchos jóvenes y adultos a recibir la educación que merecen”, sostiene Pérez.
Ramona: se siente orgullosa de ver a sus hijas ser profesionales como fruto de su esfuerzo como madre
La maestra de educación primaria Ramona Montero Jiménez, una mujer bajita, de tez morena, risueña y conversadora, nos cuenta sobre su historia como madre soltera y los desafíos de ser educadora a los 64 años.
Ramona cuenta con alegría sobre su niñez y entre recuerdos de aquel tiempo cuando jugaba en el río que pasaba por detrás de la casa donde residía con sus padres en Juan De La Cruz, provincia de Elías Piña.
Estudió educación porque desde joven siempre supo que quería ser educadora donde trabajó en el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) y ahora se encuentra laborando como maestra en un centro del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI).
Con la voz un poco ronca por causa de una gripe, Montero dice que para ella fue difícil criar a sus dos hijas estando soltera, ya que esto se tornó complicado al tener que asumir el compromiso del hombre y el suyo como mujer. Esto le sirvió como motivación para seguir adelante hasta el momento, en el que en la actualidad se siente conforme con las cosas que ha logrado.
Le podría interesar leer esto: “Gracias madre”: La nueva canción de Robert Love
Además, dice que los fracasos son parte de los aprendizajes que deja la vida y para ella, así como las cosas buenas, los fracasos o tropiezos son para seguir adelante.
Califica a su familia como personas muy unidas desde su relación con sus hermanos actualmente y sus hijas.
Para Ramona un ejemplo de superación fue formar a sus hijas y ayudarlas a desarrollarse profesionalmente porque sus hijas lo son todo.
Con una gran sonrisa en su rostro expresa que algo que le falta por hacer es viajar a Estados Unidos y España.
3. Mercedes: “la precariedad en que vivía me motivó a trabajar y estudiar para darle un mejor futuro a mis hijos”
Mercedes Cristian Frías De Jesús es una mujer de tez morena, cabello fino, rizado, tímida, con una sonrisa delicada. A sus 54 años, y viniendo de una familia de escasos recursos y padre un poco ausente, dice que la precariedad de su hogar la motivó a estudiar para darles un mejor futuro a sus hijos.
Dice que no fue fácil venir de una familia de escasos recursos en el municipio de Don Juan en la provincia de Monte Plata, nadie la podía ayudar en sus estudios porque no tenían los recursos necesarios.
Sonríe al decir su profesión Licenciatura en Letras, ya que, asegura, le encantan los niños y este fue el motivo por el que tomó la decisión de estudiarla.
Perdió a sus padres en la adolescencia y esto la acercó más a su familia, y ahora con sus hijos comienza a crear un vínculo familiar.
Para Cristin ha sido una lucha ser madre soltera, menciona al respirar profundo, ya que fruto de su relación tuvo su primera hija donde tuvo que estudiar y trabajar para seguir adelante y formarse como profesional lo que ahora la llena de orgullo contar.
Además, Frías cuenta cómo la precariedad en que vivía la motivó a ser adelante y no dejarse vencer, ha podido superar todos los obstáculos que se han atravesado en su camino y con orgullo dice que ya no le teme a nada.
Se siente realizada, ya que cumplió sus metas que eran estudiar, tener hijos, nietos, casa, carro y viajar.