La mexicana Gabriela Rodríguez fue registrada este sábado, 1 de julio, durante la clasificación de tiro skeet femenino de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Santo Domingo (República Dominicana). EFE/Francesco Spotorno
Que los que matan se muden al polígono a practicar tiro es la idea romántica de los medallistas de skeet de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, quienes sueñan con que los violentos de la región asuman las armas con civismo.
«Que practiquen tiro y vean lo bonito que es este deporte; si lo hacen, en vez de matar, tal vez verían el tiro otra manera», dijo este lunes a Efe el guatemalteco Sebastián Bermúdez, campeón individual y por equipos de la prueba inicial del tiro deportivo en Santo Domingo, subsede de los juegos regionales.
El sábado pasado, Bermúdez fue una de las figuras que guió a Guatemala al título por equipos en skeet y horas después mostró sangre fría en sus dos últimos disparos para ganar el oro en el concurso individual con 54 impactos, uno más que su compatriota Rodrigo Zachrisson
La idea del campeón no es política ni se parece al discurso de «abrazos y no balazos» del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Tampoco alude a la mano dura del salvadoreño Nayib Bukele; más bien sugiere educar y dar oportunidades en una región de gobernantes corruptos, da igual si de izquierdas o derechas.
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Llegada de México, un país donde matan unas 10 mujeres al día, Gabriela Rodríguez ganó en República Dominicana el skeet con un elevado rendimiento. Sumó 43 puntos para aventajar a Michelle Eliot, de Barbados, con 36 golpes, y la mexicana Anabel Molina, con 33.
«Estaría bueno educar sobre la seguridad en las armas, sobre el tiro deportivo como deporte y no como algo violento», comentó a Efe la deportista, que en unas horas comenzará su preparación para los Juegos Panamericanos de Chile.
Cuestionada sobre el uso de pistolas y escopetas, la medallista Anabel Molina opinó que quienes las usan en los polígonos tienen un gran sentido de la responsabilidad.
«Si más gente conociera lo que implica cargar un arma en la mano y supiera respetar como lo hacen los tiradores, otra cosa sería. Que los que matan, mejor tiren al plato, es un deporte bonito», sugirió la mexicana, instantes después de asegurar su bronce en la competición de tiro en el campo «La Higuera», de la capital dominicana.
Es una idea imposible de poner en práctica, tal vez ingenua, esa de convertir a los delincuentes en deportistas, pero que los campeones la expresen es una muestra del dolor porque se use la pólvora para matar en Caracas, San Pedro Sula, Iztapalapa, Medellín, San Juan, Santo Domingo, y en otros lares.
«Nosotros practicamos el tiro por deporte; las personas que matan no tienen amor al deporte ni a la vida. Son poco humanos», opinó el dominicano Máximo Tavares, bronce en skeet, quien no imagina a un asesino reeducado en un polígono.
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