En sus obras más reciente la artista Anny Concepción presenta un dominio de la composición visual sobre tela tanto en la repartición del espacio como en la convivencia de las formas y de los colores, desprendiendo en cada cuadro una totalidad discursiva con un poética narrativa de los mensajes visuales, independientes en sus propios mundos con carácter singular en cada obra, pero que al abrazarlos en un lectura del conjunto confirma el talento y la coherencia de una artista que pinta con pensamiento, reflexión y meditación, entregándonos una libertad de lectura abierta y múltiple.
El objeto, social, personal e íntimo, le permiten construir imágenes que provocan un visión de la cotidianidad descolgada de funcionamiento, como es el caso de unas perchas aéreas que coronan un caos controlado dentro de la cotidianidad.
Con colores cálidos como el fondo en rojo ciruela o vino nos despierta la curiosidad hacia una intimidad orgánica existencial liberada entre líneas por donde puede asomarse la vida.
Estas dos obras sin título dejan en expectativa la recomposición de la realidad. Por eso pensamos que su obra abarca muchos aspectos de la figuración libre pero también del abstraccionismo lírico, que encontramos muy evidenciado en las teas “Compostura” y “toys”.
Te puede interesar: La Pintura: piñata de formas, colores, líneas y volúmenes
Las formas evocativas son evidencias de los efectos de la mirada, resaltando siempre en los fondos el dominio perfecto de la convivencia de los colores entre el fondo y la geometría imperfecta que no permite identificar de frente LA realidad pero sí su esencia.
Las pacas, las maletas, nos dan la evocación del tiempo en el espacio. Las luces y las sombras nos llegan del tratamiento del blanco que matiza la oscuridad de las masas geométricas para organizar en la tela un discurso fraccionado.
La figuración humana se acerca al discurso en una evocación dramática del destino logrado en la obra “Se llevaron a Leslie Rosado”, cuya tragedia se percibe en la simbólica cromática de la convivencia del rojo y del blanco, como una manera de sellar un duelo en la tela y eternizar en los lenguajes del color, la memoria.
En esta a artista contemporánea se evidencia la dualidad dialogante del trazo y de la pintura con un tratamiento en el movimiento de líneas accidentadas por encuentros voluminosos que dejan construir en evocaciones una escritura visual con discurso poético en el color y la forma como se formaliza con el juego de dominó, pero también con el desorden caótico de los juguetes infantiles.
Es del objeto que Anny Concepción saca las formas, de la ficha de dominó, de las tazas, de los floreros, de las cortinas, de los juegos y juguetes, es decir de todo lo que alcanza su vista en el día a día y que le permite llevar a sus telas los efectos de color y formas captados en un abrir y cerrar de ojos.
Pertenece a una generación de artistas formados en la Escuela Nacional de Bellas Artes, que aseguran con talento e inteligencia la capacidad evolutiva y renovadora de la pintura dominicana.
En su obra se siente madurez y coherencia de una artista abierta a la dinámica de la constancia renovadora de los lenguajes visuales y con toda la proyección de hacer de la cromática un elemento fundamental del discurso buscando en las luces y sus matices toda la ambientación síquica y formal de la captación del ojo, como objeto del imaginario.
Nos llama mucho la atención su capacidad discursiva llena de una maestría exquisita en la totalidad conjugada entre técnica y poética, hasta ponernos a pensar si no hay en todo esto una escritura de mensajes libres, con efectos del significado para alcanzar la esencia de un verso surrealista. Pero con una fuerza metafórica independiente de toda tendencia y escuela porque estamos sobre todo frente a una escritura visual, condensada y eficiente.
No nos asombra aterrizar en una obra como “Matisse jazz”, compuesta con una musicalidad de colores donde una mujer en movimiento corporal aporta la nota y la mística musical, con el azul y amarillo, del maestro Matisse.
Conmueve pensar en la cromática totalizante de Anny Concepción, porque toda la riqueza y los matices son las señales de una valoración musical del color, y entendemos que en esta exhibición la paleta de esta artista tiene la profundidad de los alquimistas en el sentido que se siente una investigación en la factura de todos sus tonos, para lograr hacer cuerpo con el discurso dibujístico del trazo.
En su obra la simbólica parte surge de la realidad, para convertirla a través de su imaginario en una obra cuya estética es un mensaje de paz y recogimiento con el rigor de las exigencias de la ejecución técnica que demuestra agilidad, estudio y madurez.
Estamos frente a una exibición que demuestra la firmeza y la coherencia de una obra consistente concorde a la dimensión intelectual de la artista.
Una obra que muestra con el tiempo que la pintura mantiene todo ese vigor, ese patrimonio universal de la modernidad y de la posmodernidad que, desde Matta, Matisse, Chagall, sigue dejando huellas y confirmando su integridad en la diversidad de las artes.
Anny Concepción pertenece a esa generación de artistas que hacen de la pintura un recurso visual y plástico inacabable, su obra confirma una generación de artistas renovadores de la pintura dominicana y ella es una digna representante.