El mundo ha progresado proporcionalmente más en los últimos cincuenta años que en toda la historia, pero lamentablemente por el hecho de que la desigualdad entre las naciones es una de las características que mejor definen al mundo contemporáneo.
Esto se refleja en las grandes diferencias existentes entre los pueblos en el acceso a bienes y servicios básicos, lo cual es consecuencia de los procesos económicos que, con diferentes resultados, se han experimentado en las últimas décadas.
De manera, que de esto se genera una situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad de acceso y/o carencia de los recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas humanas que inciden en un desgaste del nivel y calidad de vida de las personas, tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable, lo que mejor conocemos con el término de POBREZA.
Un análisis crítico nos hace entender que uno de los factores que más ha provocado pobreza además del esquema internacional vigente – ha sido el de las guerras, las cuales han dejado devastadas las zonas que actualmente sufren de extrema pobreza. Este factor se ha degenerado precisamente por los problemas generacionales de los territorios ocupados, y la fertilidad minera, climática, y estratégica de los territorios mismos.
Podríamos decir que en nuestro país el índice de pobreza alcanza niveles extremos y en algunos casos alarmantes; sin embargo, ante esta problemática, todos los sectores gubernamentales, empresariales y constitucionales pretenden mantener una lucha incesante para proporcionar una mejor calidad de vida a toda la población en igualdad de condiciones.
Es por esto que, con un respetable orgullo, conmemoramos todos los años el Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza, el cual ha sido observado cada año, a partir de 1993, desde su declaración por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades para erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo, necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo.
Hoy aprovecho a exponer fervientemente cuánto añoro la supresión de penurias, ya que tristemente la pobreza no hace más que destruir familias, comunidades y naciones. Es la causa de la inestabilidad y la agitación política que alimenta los conflictos. La pobreza sólo puede ser reducida si logramos llegar hasta los más pobres de los pobres, incluyendo aquellos que han quedado marginados del proceso de desarrollo.