¡Ante el letal jadeo cotidiano de la peste!

¡Ante el letal jadeo cotidiano de la peste!

¡La utopía persiste desde el arte!

No se puede negar. El coleccionismo está dudando. Las galerías cierran. Mas, las plataformas feriales internacionales abren salas de exposiciones virtuales, permitiendo a los coleccionistas navegar; ver galerías, artistas o medios y apreciar miles de obras. Contactan a los mediadores, realizando consultas o adquisiciones. Por su parte, Sotheby’s comunica que todas las ventas previstas para la primavera se llevarán a cabo de manera virtual. Es posible que las visitas online a galerías, museos, ferias y casas de subastas, ayuden a aplacar los efectos del covid-19 en el mercado del arte, pero no hasta el punto de atisbar el devenir más inmediato. Las dudas y el mosqueo, tocan la puerta…

En el 2017, algunos atentos especialistas sobre el coleccionismo de alto vuelo y los exigentes circuitos de resonancia del arte contemporáneo, enfatizaban en torno al “definitivo proceso de recuperación” que evidenciaba el mercado internacional del arte. La plataforma “Artsy”, subrayaba que el conjunto de las subastas nocturnas de arte moderno, impresionista, surrealista y de postguerra (contemporáneo) de las cuatro grandes casas de subastas: Christie’s, Sotheby’s, Phillips y Bonhams, facturaron ese año 573 millones de libras esterlinas, para un crecimiento del 61,3% sobre los resultados del 2016.
Recuérdese que el 15 de noviembre del 2017, tras una de las pujas más tensa e intrigante de las últimas décadas, Christie’s Nueva York, remataba el “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci (1452-1519) por la espectacular friolera de 450 millones de dólares, convirtiéndose esta enigmática obra del inmortal renacentista en la pintura más cara de la historia. Asimismo, en marzo de ese mismo año, Sotheby’s Londres, remataba el vibrante y precioso “Blumengarten” (Jardín florido) del austríaco Gustav Klimt (1862-1918) por 59 millones de dólares.

Lo más interesante es que el remate del “Salvator Mundi” aún no había sucedido cuando los expertos aprobaban “el primer test serio” para un mercado del arte “a prueba de balas”, sosteniendo incluso que estos resultados eran compatibles con la inestable situación política y financiera del momento y que, a pesar de esa realidad, los precios récords seguían desbordando el opulento supermarket del artworld.

Y aunque era cierto que hace tres años el mercado del arte todavía no se curaba de los ramalazos infligidos por la crisis financiera del 2008, tan solo hace dos meses que el globo terráqueo giraba y giraba y todo parecía posible. Los circuitos artísticos de las principales megápolis del planeta y el coleccionismo internacional, alardeaban con su amplia y esplendida sonrisa como auspiciando una atmósfera de optimismo, excitación y celebración.

Menos de ahí era imposible, pues ya hacia mediados de febrero del año en curso, Sotheby’s, la más antigua casa de subastas del mundo (11.03/1774), al celebrar su 275 aniversario y presentar los datos del 2019, indicaba que su eje “20th Century Design”, alcanzaba en esos momentos los 193 millones de dólares, el total anual más alto de esta tendencia entre todas las casas de subastas.

En la subasta de arte impresionista y moderno de Sotheby’s Nueva York de mayo 2019, el récord fue para el impresionista francés Claude Monet (1840-1926) por su magistral óleo sobre tela “Meules” (Almiares), ejecutado por el célebre artista en 1890 y rematado en 110.7 millones de dólares. De hecho, Sotheby’s ha venido encabezando el mercado asiático en los últimos cuatro años, aportando sus apasionados y pasionales clientes asiáticos el 30% de sus ventas presenciales en todo el mundo.

Pero ya en enero del 2020, Sotheby’s Londres, iniciaba en grande la subasta de arte impresionista, moderno y surrealista, con “Gelée banche, jeune paysanne faisant du feu”(Gelatina blanca, joven campesina haciendo fuego), del también impresionista francés Camile Pissarro (1830-1903), rematado en 17.3 millones de dólares, mientras que una semana más tarde, Sotheby’s Nueva York, ingresaba 61.1 millones de dólares, el total más alto de su clásico eje “Old Masters” (viejos maestros) desde el 2012.

Y eso no es todo. La noche del martes 11 del pasado mes de febrero del año en curso, justo dos semanas después de la ejecución del “Brexit” o retirada oficial inglesa de la Unión Europea, los resultados de la subasta de arte contemporáneo de invierno en Sotheby’s Londres, sumaban 120 millones de dólares, destacando en la colección la superdivertida acrílica sobre tela “The Splash” (El Chapuzón), ejecutada por el británico David Hockney (1937) y rematada por 29.8 millones de dólares.

De repente, la pandemia del covid-19 le estallaba al mundo en la cara. La crisis sanitaria, desataba el miedo, el estupor. Una expansiva y vertiginosa paranoia, individual y colectiva. Wall Street, cerrando sus peores semanas desde el 2008. Los efectos de la plaga se conectan con todo en/y o por todas partes. Cierran los museos y pinacotecas más prestigiosos e influyentes del mundo, en especial los marcadores de tendencias creativas y expositivas, sin importar si son frívolas o efímeras): el Metropolitan, el MoMA y el Guggenheim (Nueva York); el V&A y la Tate Modern (Londres); el G. Pompidou y Arts Decoratifs (París); el Reyna Sofía (Madrid); el Rijksmuseum (Ámsterdam) y el Museo Nacional de Tokio…

Sin embargo, a pesar de la clausura automática de los museos, galerías y centros culturales; más allá de la posposición indefinida de las ferias, exposiciones, bienales, concursos y subastas, el interés apasionado por el arte, sobre el arte, desde el arte, través del arte y ante la pandemia de estos días draconianos y angustiosos en que toda la humanidad, perpetuamente vulnerable y todavía más esperanzada, persiste, resiste y sobrevive, siempre ardiendo y respirando la Utopía vital, lúcida, sensible y “atajando” sí o sí los letales jadeos de la peste…

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