El suministro de energía eléctrica ha entrado en crisis en estos días. La Empresa Generadora Haina (EGHaina) dijo a este diario que los apagones se deben fundamentalmente a dos causas: escasez de combustibles por retraso de un embarque y reducción de la generación por retraso en los pagos por parte de las distribuidoras.
El retraso de un embarque de combustibles es un hecho fortuito, sobre todo porque en este caso el retraso lo forzó el paso de la tormenta Ernesto por el Caribe.
Sin embargo, aún siendo entendible esta causa, el sector energético debería pensar en incrementar su capacidad de almacenamiento de combustibles para evitar que el retraso de un embarque contribuya a provocar una crisis.
Pero los apagones de estos días son también de origen «cuasi financiero» y no hay manera de entender que así ocurra. Si las distribuidoras se ufanan de que han aumentado sustancialmente sus cobranzas, no se entiende que estén atrasadas en sus pagos a los generadores, hasta el grado de llevarlos a reducir la generación.
Este aspecto de la crisis de estos días nos indica cuan irrespetados son los usuarios del servicio energético.
Oportunidades ha habido en que las distribuidoras han cortado el suministro de electricidad a buena parte del país porque muchos abonados no pagan el servicio. Esa medida ha atentado contra los derechos de los usuarios buenapaga y desconocido la individualidad de cada contrato.
En esta oportunidad y salvo demostración en contrario, el atraso en los pagos a los generadores podría guardar semejanza con los apagones financieros, pues es sabido que los generadores costean sus operaciones con los ingresos de la energía vendida. Así de sencillo es.
Cambios climáticos
La temporada ciclónica del 2005 fue inusualmente activa. Hubo cambios dramáticos en los puntos de origen y trayectoria de las perturbaciones atmosféricas. El territorio estadounidense fue azotado de manera no común por huracanes y tormentas.
Los cambios climáticos están provocando estas alteraciones, que han modificado, inclusive, los regímenes de lluvias y temperaturas medias en muchas partes del mundo.
Si algo quedó demostrado es que el poder económico no determina la capacidad de los países para prevenir tragedias naturales y resguardar a sus habitantes. El nombre de Katrina causó terribles daños humanos en parte de Estados Unidos, una potencia económica, pero los cubanos, de economía muy pobre, supieron hacer lo necesario para evitar que «Ernesto» causara damnificados.
Las reflexiones anteriores deben llevarnos a considerar los cambios climáticos como una de las prioridades que debemos tener en cuenta y a acogernos a convenios como los de Kyoto y otros que pretenden atenuar las causas de estos cambios. No hay otra salida.