La demografía es definida usualmente como una ciencia social cuyo objeto es el estudio de las poblaciones humanas, concentrándose muy especialmente en sus dimensiones estructurales, en sus mutaciones y características generales (biológicas, etarias, económicas, sociales, etc.).
Para estudiar la sociedad colonial, y en específico la sociedad del Santo Domingo Español de principios del siglo XIX, la demografía es precisamente una de las puertas más interesantes para abordar algunos puntos cruciales que han preocupado a la historiografía en debates recientes, sobretodo alrededor de los efectos que tuvo la revolución y guerra de independencia de Haití en la parte Este de la isla, específicamente en las áreas de la economía y la demografía.
En diciembre del año 2014, al día siguiente de haber defendido en París nuestra tesis doctoral en Historia en la Universidad de la Sorbona sobre la esclavitud en el espacio doméstico durante los siglos XVII y XIX, nos propusimos realizar un viaje hacia los archivos coloniales franceses (Archivos de Ultra Mar, conocido por sus siglas en francés AOM, ubicado en Aix-en-Provence, Francia), convencido de que allí se encontrarían importantes fuentes documentales importantes para la historia dominicana, y que por razones diversas -entre ellas de lenguaje y políticas- podrían haber permanecido desconocidas o inéditas al conocimiento histórico en nuestro país.
En ese orden, los archivos no nos defraudaron, aunque vale destacar que una buena parte de las fuentes que allí se conservan fueron publicadas por el consagrado historiador dominicano Emilio Rodríguez Demorizi en su célebre obra La Era de Francia en Santo Domingo. En este libro se reproduce en español buena parte de la documentación que poseían o fueron generadas por las fuerzas francesas al momento de estallar la guerra de la reconquista y su consecuente capitulación en julio de 1809, la cual condujo a la retirada de las tropas imperiales del suelo dominicano.
De los documentos de mayor valor que pudimos encontrar durante nuestra estadía en el sur de Francia, se encuentran los inéditos censos titulados, el primero, État Général de la Population de la Partie de l’Est de Saint-Domingue (Estado General de Población de la parte Este de Santo Domingo), y un segundo titulado État de la culture et des animaux de toutes especes de la partie de l’Est de Saint-Domingue, (Estado de la cultura y de los animales de toda especie de la parte del Este de Santo Domingo), ambos fechados en enero de 1808. Estos documentos históricos no aparecen consignados en ninguna obra científica de la historiografía dominicana, aun cuando la comunidad de historiadores nacionales e internacionales no ha dejado de abordar en sus detalles el período y sus problemáticas.
El historiador Alejandro Paulino cita en su obra Censos municipales del Siglo XIX y otras estadísticas de población, una información contenida en la obra A country with future de Otto Schoenrich, que establece para 1809 una población de 104,000 habitantes, sin que se precise que este dato proviene de un censo como fuente. Partiendo de la tabla estadística que encontramos en el hallado censo Estado general de la población en 1808, tenemos que una de las características para clasificar la población a principios del siglo XIX se sustentaba en el factor “étnico” de los individuos, por eso se habla de “blancos europeos” y de “blancos del país”. Al ser reagrupadas bajo esas denominaciones, el censo no contempla las diferentes denominaciones que surgieron al principio de la colonia, como por ejemplo tercerón, cuarterón o mulato. Toda esa variedad de nombres que se produjo a partir del mestizaje durante la conquista y colonización de la Isla, quedó acuñada bajo la expresión “criollos de color”, donde se incluían los descendientes de esclavos que tenían en su ADN algún grado de sangre europea.
Recordemos que en aquel tiempo la esclavitud se heredaba por la vía materna y por tanto si un Amo abusaba sexualmente de su esclava, cosa que era muy frecuente en el marco de la esclavitud doméstica, el hijo o la hija que saliera fruto de esa relación debía heredar su condición. Tal como se aprecia en la tabla estadística del Censo referido, otro de los criterios utilizados para clasificar la población fue el factor “jurídico”, ya que finalmente la esclavitud se reducía a una condición legal, que en este caso se visualiza por medio de los datos de la población esclava.
El censo de población de 1800, que antecede al desarrollado por los franceses en 1808, se realizó poco antes de la toma de posesión de Toussaint Louverture de la parte Española de la Isla, cumpliendo con lo estipulado en el Tratado de Basilea, mediante el cual se concedió la parte oriental de la isla a Francia en 1795. Ese censo fue realizado por un ciudadano francés de apellido Pedron, e incluido en su Memoria Descriptiva de la parte española de Santo Domingo, publicado en la mencionada obra de Demorizi.
En este valioso material del año 1800, se establece una población general de 127,500 personas, de las cuales 24,000 eran esclavas y 103,500 se inscribían en el registro de los libertos, que era como se denominaba a toda persona que no era esclava, incluyendo a las de origen europeo. Posteriormente al censo realizado por los franceses en 1808, en el que se consigna una población total de 50,089 habitantes de los cuales 7,052 eran esclavos, se registra otro censo de población en 1812 que aparece contenido en el libro 8, documento número 38, del Archivo Real de Bayaguana. En este censo se reconoce en el Santo Domingo Español una población total de 60,012 personas.
Esta reducción drástica primero, y luego de ligero aumento, entre un censo y otro de la población habitante en la parte Este de la isla, sugiere que se debe a los efectos que tuvo sobre la demografía la revolución haitiana, la cual hizo emigrar hacia otras islas y territorios continentales a una gran parte de la población entre amos, libertos y esclavos ante los temores que generó el proceso de lucha por la abolición de la esclavitud en Haití. Dicho en otras palabras, en un periodo relativamente corto de aproximadamente 8 años (de 1800 a 1808), la población de la parte oriental se redujo a menos de la mitad, para luego encontrarnos con un ligero pero significativo repunte en el de 1812, aumentando en cerca de 10,000 personas en 4 años.
De igual manera, un dato incluido en el censo nos revela la visión que tenían los franceses respecto al crecimiento futuro de la población local en Santo Domingo. Esta predicción se aprecia en una observación anexada a la tabla estadística, precisando la siguiente nota: “Comparando la población actual de la antigua parte española, con aquella que existía antes de las calamidades de la revolución, uno permanece sorprendido de la enorme diferencia que se observa. Se encontrarán las razones del desastre que confrontaron todas las comunas fronterizas y la antigua parte francesa, más poblada y más rica como aquellas de San Rafael, San Miguel, Hincha, Bánica, Las Cahobas, La Mata, San Juan, Neyba, de igual forma que aquellas del Ozama y Monte-Cristi. En el departamento del Cibao, las familias numerosas de aquella parroquia que han escapado al hierro de los asesinos rebelados han perecido casi todas por las deplorables consecuencias de la desolación, de la miseria y de las penas. Pero debemos esperar que la población retome un marcado aumento tan pronto llegue la paz y el restablecimiento del orden interior que como veremos adelante permitirán habitar con seguridad estos barrios, los más hermosos, los más sanos y los mejores regados y se cruzan allí los pastos más fértiles de la antigua parte española. La población se desarrollará sobre todo y confluirá más sensiblemente hacia Samaná, por el precioso resultado de la alegre combinación del comercio marítimo y de las culturas coloniales, la situación geográfica y los nuevos establecimientos que hemos hecho en esta casi isla que prometen por adelantado a la metrópolis”.
Los datos arrojados por este censo nos ayudan a entender mejor la realidad demográfica que se vivía en la sociedad colonial de principios del siglo XIX, a partir de una composición social mayoritariamente hecha de libertos. Igual, supone cómo el proceso político haitiano pudo haber influenciado la demografía de la parte Este de la isla, con las implicaciones que esto pudo tener en todos los aspectos públicos y privados de la vida de la sociedad de entonces. En una próxima entrega, analizaremos el censo agropecuario y lo que su contenido nos habla sobre las características de la economía colonial previa a la guerra de la reconquista en noviembre de 1808, cuando las tropas afines a España lideradas por Juan Sánchez Ramírez vencieron al ejército napoleónico presente en el territorio que luego se convertiría en dominicano.