Hace cuatro años y medio que el Ministerio de Turismo (MITUR) está ejecutando el Programa Fomento al Turismo Ciudad Colonial de Santo Domingo, con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El programa puede exhibir importantes realizaciones y del mismo se derivan experiencias no solamente útiles para sus ulteriores fases, sino para reflexionar sobre las expectativas, aciertos, errores y discusiones que originan las intervenciones urbanas de gran calado en áreas tan complejas como son los centros históricos y donde en tiempo y espacio coinciden tantos actores con sus particulares expectativas.
En su primera fase el Programa contempló la rehabilitación de 10 tramos de las principales calles de la zona Ovandina (2,750 metros lineales), que incluyeron ampliación de sus aceras, el soterrado del sistema eléctrico en proceso por parte de Edeeste, mejora del drenaje pluvial y alcantarillado, optimización del sistema de telecomunicaciones; remozamiento de 850 fachadas (200 remozadas y 650 pintadas); la instalación de 1,023 lámparas LED y puesta en operación de un Plan de Seguridad Ciudadana Integral a través del Centro de Monitoreo y Vigilancia con una 120 cámaras instaladas operando bajo la coordinación de técnicos de la Fiscalía, 911, AMET, CESTUR y la Policía Municipal.
Además, se realizaron obras de recuperación de dos museos: las Atarazanas Reales y la Fortaleza de Santo Domingo; la capacitación de 310 personas sobre cultura turística y servicio al cliente, entre ellos 60 buhoneros, 35 taxistas y otros prestadores de servicios. Antes y durante el desarrollo del programa se han realizado diagnósticos, censos de población y de negocios en la zona, además de encuestas a turistas y a la población.
Estos estudios han sido discutidos y en gran medida validados por diversos sectores de la comunidad organizada, por instituciones oficiales y singulares personas ligadas al tema urbano, a los cuales, junto al Consejo Consultivo del Programa, se han presentado los avances, realizaciones y los objetivos fundamentales que guiarán una segunda fase que ya ha sido aprobada por el BID. En esas presentaciones y discusiones se han hecho evidentes los principales aciertos del programa, pero también de las cuestiones que deben ser corregidas, de cara a una segunda fase y es natural, en todo proceso de intervención urbana se cometen errores, se parte de supuestos que solo la práctica y la voluntad de enmendarlo de parte del equipo ejecutor hacen posible que se corrijan.
Esas discusiones y experiencias han sido fundamentales para el diseño de los objetivos básicos de la segunda fase. También, se recogieron las experiencias de diversas acciones y proyectos de intervención que en el pasado se han realizado en el referido espacio, las cuales, en su mayoría, se han desarrollado desde una perspectiva esencialmente conservacionista, orientadas hacia el goce estético de sus atributos históricos/arquitectónicos y no como espacio de vida cotidiana, plural y diversa, en un proceso de permanentes transformaciones que requiere un sostenido reequilibrio entre las necesidades de conservar esos atributos con las necesidades de la gente que lo habita.
En su segunda etapa, el programa centra su atención en el mejoramiento de las condiciones de vida en la Ciudad Colonial, en el aprovechamiento de sus atributos históricos como oportunidad para crear riqueza, bienes y servicios que permita un desarrollo del lugar y del país. También, apuesta a la participación activa del sector público en sus diversas vertientes y del sector privado que, comprendiendo la importancia del programa ha contribuido económicamente para la realización del mismo.
Se persigue consolidar la población local y atraer nuevos pobladores y agentes productivos, a través de incentivos indirectos a la oferta de vivienda asequible. A tal fin, se contempla la asignación de recursos para el mejoramiento de 200 viviendas de familias de los barrios más deprimidos, fomentando la participación de la comunidad organizada para la identificación de los beneficiarios meta, con la cooperación activa de las instituciones que operan en la zona. Con esa perspectiva de actuación, se persigue evitar la tendencia hacia el incremento del valor de suelo y de las viviendas que producen los procesos de mejoramientos de los espacios urbanos, sobre todo en los centros históricos, lo cual dificulta la posibilidad a sus pobladores de permanecer en su hábitat.
La reflexión sobre estos problemas que se ha producido en otras ciudades es lo que ha determinado que en esta nueva fase se tenga como objetivo central crear el necesario equilibrio entre mejoramiento urbano y la socialización del incremento de la plusvalía que sobre todo el patrimonio edificado produce el mejoramiento urbano en los centros históricos. En tal sentido, como fruto de la reflexión del equipo ejecutor y de algunos señalamientos críticos sobre el Programa, además del intercambio de experiencia con miembros de equipos y de consultores que han desarrollado proyectos de esta naturaleza en otras ciudades de la región, se busca impedir la elitización de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, a través de un plan de habitabilidad que fije su población y atraiga nuevos habitantes.
Quedan temas como el parqueo y el incremento de la carga turística que produce el proyecto; la necesidad de una más activa y propositiva participación de instituciones clave del Estado que tienen determinadas competencias en la gestión en la Ciudad Colonial; igualmente, las medidas a tomar en esta segunda fase para mitigar eventuales efectos ambientales, atenuar posibles trastornos al comercio, a la cotidianidad de los residentes y usuarios del lugar, el mejoramiento de la comunicación en todos sus aspectos y mitigar los conflictos de uso de suelo propios de los centros históricos.
Asumiendo esas experiencias, se inicia la segunda fase de un programa que, por la cantidad, calidad y diversidad de los actores que en diversas formas se han integrado a su proceso de ejecución, por la sinergia que provoca, por la concepción integral de un programa que en apenas tres años y medio de ejecución de obras en una área tan compleja y delicada se puede decir que es el de mayor calado y potencialidad de los que hasta ahora se han realizado en la Ciudad Colonial. Seguirlo en esa perspectiva y apuntalar lo realizado es el gran reto de su continuación.