El arte como el amor, golpea, aguijonea y llena de nostalgia el alma, pero es como las cosas bellas, no dejan heridas, solo dejan huellas. Por lo tanto el arte es válida actitud, tiene una encomienda trascendente y sublime: colmar de paz o de inquietud los quehaceres del espíritu.
Tenemos frente a nosotros esta sala llena de gracia, la sobria muestra de pinturas y dibujos de un artista que conoce el camino que lleva el sendero para violentar la meta de todo gran pintor, que sí ha comprendido y ha sentido en lo más profundo de su ser creativo que el “Arte es la más bella expresión de la conciencia”.
Roque Gómez, nuestro artista invitado, colma de luz y sombras el paisaje de la noche, de rostros bellos felizmente concluidos, de figuras descuartizadas, nonfinitas, alejados del original parecido donde se gestaron. Bodegones con el equilibrio formal del género, un conversatorio coloquial de comunes cosas convertidas en importantes objetos tomados de la mano del personaje mágico que les dio vida.
Equilibrio o desequilibrio, qué sé yo, quién sabe, en las telas de Roque, pero eso sí, Arte formal o informal ¿Por qué encasillarlo? Arte sin artificio.
La Escuela de París, cercana y agradable consorte del impresionismo, baña el presentir de Roque con el perfumado vaho de los carmines y los miles de colores que matizaron su razón de ser. Conglomerado de genios que trazaron las pautas, la innovadora estética, los cánones rebeldes y los nuevos cantos de libertad creadora.
Roque Gómez se envuelve en ese legado, estudia y profundiza sus conocimientos admirando y escudriñando los más importantes artistas que moldearon y le dieron presencia al más prolífico y hermoso acontecimiento plástico de la era moderna.
Roque Gómez, el más depurado artista emergente del país, hace gala en cada expresión creadora de buen pintar. Su paleta, a veces tímida, gris y parca, otras encendidos estallidos de colores primarios, escabrosos y táctiles, frágiles y nerviosos. Sus estructuras gráficas, lineales o volumétricas, son una muestra de un dibujo grácil de trazos ligeros y espontáneos.
Gómez, a veces cultor de la naturaleza, otras pinta lo que ve o lo que siente. Espacios vacíos que narran su pasada existencia. Colores que se agreden uno al otro, colores en franca armonía con un mismo destino.
Formas exuberantes y voluptuosas, volúmenes preñados de luz y color, prisioneros de la línea vigorosa y con marcado acento.
La figura humana de Roque Gómez, rostros o cuerpo completo es un canto a la estética, del rítmico escorzo, al equilibrio formal. Figuras salidas de la realidad emergen llenas de un cierto misterio, como seres encantados por la magia del arte. Esas cosas, las realiza Roque con la más espléndida sencillez, que lo acredita de un oficio culto y práctico. Las cosas de siempre son sus modelos: El hombre, la naturaleza, la nostalgia, la historia, la angustia, el amor; sin embargo las convierte en su quehacer artístico en recientes fantasías contaminadas de modernidad.
En su paisaje urbano se nota el tránsito de López o de Utrillo, pero el final del camino, muy al final, se esfuma López, se esfuma Utrillo y solo permanece Gómez.
Roque Gómez es un recio pintor, firme y decidido, desgarrado, tierno. A veces pintor de la esperanza, otras, pintor de la triste canción que anuncia los sueños rotos. Pintor de su grito interior, pintor de su entorno. Artista que se inmola día a día en su afanoso deseo de pintar. En cada cuadro suyo deja su epitafio.
En su obra, almalgama de sudor y lágrimas, penas y alegrías, se esboza el serio proyecto de realizar el más importante destino de su existencia: El buen pintar.
Cuando se habla de Arte, se habla de sueños.
Para Gómez es necesario, por supuesto, el reconocimiento, la aceptación, ocupar un lugar estelar en la historia de nuestro país, claro. Pero realmente para nuestro artista existen otras ilusiones, otra meta a conquistar “un sueño”. Un sueño que lo acoge en sus entrañas, un sueño que lo inquieta, que lo acosa, un sueño acariciado de por vida, su gran sueño: es que los demás al contemplar sus cuadros compartan con él también su sueño.