Aporte: Una muralla que protege a Villa Juana

Aporte: Una muralla que protege a Villa Juana

El Club Mauricio Báez a 50 años fundación

Aquella mañana del sábado 11 de septiembre de 1963, casi al mediodía, cuando un grupo de 32 muchachos de Villa Juana decidimos formar el Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez, jamás pensamos que con esa acción y con el paso del tiempo -medio siglo ya- ¡ nos estábamos adelantando para protegernos de lo que el país está viviendo hoy: delincuencia extrema, sicariato, narcos, secuestros, asaltos, violaciones, corrupción, impunidad!

Villa Juana, uno de los barrios más pequeños del país, es un sector que ha aportado mucho al desarrollo social, político y deportivo de la nación. En él vivieron y se desarrollaron figuras que, con el paso de los años, lograron grandes éxitos personales que trascendieron las fronteras del sector y más allá del país, donde se reconocen, quizás más que aquí el talento personal y sus aportes.

Ya antes de ese 11 de septiembre, en mi casa, un grupo de mozalbetes de 13 a 15 años habíamos hablado sobre la necesidad de hacer algo, formar una entidad donde realizar alguna actividad para hacer ejercicios y salir del ocio -que es un mal compañero-, y ahí se nos prendió la chispa. El asunto era qué hacer y dónde poder realizar alguna actividad que fuera sana por aquello, como dijo el barón Pierre de Coubertin, de que “Mente sana en cuerpo sano”. Eso no falla.

Eso lo había practicado Juanico, el profesor Soriano, quien tenía una escuelita de las llamadas escuela-hogar y quien no conoció ni supo nada de Coubertin pero siempre llevó a la práctica esa prédica cuando íbamos a sus clases con la sillita sobre la cabeza y el cuaderno en el bolsillo derecho trasero del pantalón corto y remendado que antes era una vergüenza y hoy, los rotos, son los más caros. Ironía del tiempo son y no del barrio.

Cuando nuestra familia llegó a Villa Juana, las calles eran de tierra, no había contenes, el sector parecía un campo. Los palos de luz no habían sido sembrados, por lo tanto, no había luz. Ahora hay palos, pero casi no hay luz. Las casas se alumbraban con lámparas de gas. Sí había agua en las llaves, y hasta se podía tomar directamente de ellas, contrario a estos tiempos. Los vecinos, al mediodía, se pasaban las comidas en un bonito gesto. Cuando caían esos grandes aguaceros de antes, ¡a bañarnos, desnudos!

El barrio, a pesar de la pobreza, era un paraíso. Los vecinos, más que vecinos, eran familia, todos se protegían aunque eran muy raros los casos en que había algo que lamentar. Yo no recuerdo haber visto un pleito entre gente del sector, ni un feminicidio, mucho menos un atraco. Quienes se tomaban sus tragos podían amanecer borrachos en las aceras y nadie se metía con ellos, al contrario, los protegían. La gente de Villa Juana no tenía automóvil propio, algunos tenían una bicicleta; nadie tenía dos pares de zapatos.

Mi mamá me decía “san Juan Bosco” porque siempre nuestra casa estaba llena de niños y jovencitos del sector. En una oportunidad, yo conté 23. Éramos como una colonia de hormigas, siempre estábamos haciendo algo o planeando algún proyecto sano. Yo fundé, además, el club de pesas El Dragón, el equipo de béisbol doble AA Gomas Pirelli, el Club Estudiantil de Jóvenes Amantes de la Cultura (AJADEC), co-fundé la Federación de Artes y Cultura, la Asociacíon de Ciclistas Veteranos, el Club Estudiantil de Jóvenes Amantes de la Cultura (CEJAC) junto con Jimmy Sierra, César Pina Toribio, Ramón E. Colombo, Chino Bujosa. Tomás E. Montás, Andrés L. Mateo, César Pérez, Eduardo Oller, Nelly Manuel Doñé, Ramón Reyes y otros. Soy el primer periodista de Villa Juana.

El Club fue fundado en una vieja escuela que había en la calle 25, Osvaldo Bazil, casi esquina Mauricio Báez, antes calle12. La cancha la hicimos en un solar prestado por su propietaria, doña Altagracia Elena Hernández de Roedán, quien vivía en la calle 30 de Marzo número 25, cerca del Palacio Nacional. En el solar había un gran basurero que “brigadas” integradas por nosotros, en pocos días, lo pusimos como un diamante y construimos un play y una cancha de voleibol y baloncesto ¡a ras de tierra! Después vino el desarrollo.

Diandino Peña, cofundador del Club, haría el pabellón techado, su primera construcción como ingeniero.

El tiempo pasaba. Ya la época en que yo, a los 13 años, “me ganaba la vida” haciendo cartas de amor a diez cheles era cosa del pasado. Trujillo puso en el mapa a Villa Juana, al construir el palacio escolar República Dominicana, una majestuosa edificación con 22 aulas, gimnasio, taller para manualidades, cada curso al fondo tenía un mural del gran pintor Vela Zanetti -cada uno de los cuales costaría hoy millones de dólares y que fueron destruidos-, piscina ¡oh la piscina donde nos bañábamos con todo y el uniforme puesto. El pasado 17 de marzo esa gran edificación cumplió 60 años. Hoy, en ruinas casi total.

Como ya teníamos donde hacer deportes, era necesario organizarnos y poner la casa en orden. En ese sentido, decidimos realizar unas elecciones, pero de verdad, en la cual votarían todos los muchachos que estaban con la idea de hacer un club. La campaña fue corta y se acordó hacer los comicios el sábado día 11. Había mucha alegría y todo concluyó en orden. Participaron dos planchas, una que abogaba por la cultura y la otra por el deporte. Yo encabezada la primera y Doñé la segunda; al conteo de los votos, yo triunfé.

Pero contrario a como sucede en el país con las elecciones y los partidos, y en un ejemplo de una democracia ideal, propuse que yo, como ganador absoluto, fuera el presidente y Doñé, quien luego sería un destacado técnico a nivel internacional y por muchos años secretario general del Comité Olímpico Dominicano, fuera el vicepresidente, y así distribuimos los restantes cargos en esta primera directiva que tuvo el Club Mauricio Báez. Ahí mismo se iniciaba una historia que con el paso del tiempo tendría grandes frutos, y ejemplos por todos lados.

Tal ha sido, hasta el momento, que la siembra hecha por nosotros hace 50 años para protegernos de lo que se está viviendo hoy, que Villa Juana, metro por metro, es uno de los barrios de la capital y del país que tiene el más bajo índice de violencia social, entiéndase criminalidad, robos, asesinatos, violaciones. Y lo grandioso de todo eso es que casi la mayoría de los clubes deportivos y culturales de su tipo pueden hacer galas de ese gran logro.

En el Club Mauricio Báez se han practicado más de 22 disciplinas deportivas, entre las cuales se destacan baloncesto, atletismo, ciclismo, béisbol, voleibol, natación. En la actualidad, tiene un liceo donde reciben educación miles de niños y jóvenes, una clínica en la cual se ofrece asistencia médica a cientos de personas de escasos recursos económicos. Una biblioteca, un auditorio de los más modernos del país, un gimnasio de pesas, zonas de recreo y estudio para niños y en el mismo funciona una fundación incorporada para dar asistencia a las personas de escasos recursos económicos.

El relevo… Muchas fueron las personas que tuvieron que ver con el enorme éxito logrado por el Mauricio Báez desde su fundación. Cabe mencionar entre ellos a Leo Corporán, el dirigente cuya increíble capacidad de entrega le ha merecido el respeto y reconocimiento de todos los miembros del Club, desde sus fundadores hasta líderes deportivos de las más altas esferas y de los diferentes gobiernos que ha tenido el país desde hace medio siglo. Gentes como Juan Ulises García Saleta (Wiche), Bienvenido Martínez Brea (Bebecito), Max Rojas, Virgilio Travieso Soto, Enrique Ripley, Polón Muñoz, José Joaquín Puello, Luisín Mejía.

El día que se escriba la historia del movimiento deportivo, en especial de los clubes deportivos y culturales, habrá héroes conocidos y otros desconocidos que por sus condiciones y por el paso del tiempo -algunos fallecidos- han sido marginados y olvidados. En el caso del Mauricio y a los que no se les reconocen están Maritzo González, Félix de Jesús Pérez, Pedro Savery, Modesta Salas, Polín Trinidad, Hugo Capellán, Eligio Blanco Peña, José González, Negrito Ferreras, Luis Ruffin, Chiqui Heredia, Lilian Santos, Darío González, y otros muchos. En San Lázaro, el gran Chico Pérez, Félix Aguasanta, Rafael G. Santana, Carlos Nina Gómez, Rafaelito Ortiz, Domingo de la Cruz (Manito), Pedro Pablo Díaz, Cholo Suero, Tolben Jáquez y otros.

La asombrosa inversión hecha en el Club por los gobiernos de Leonel Fernández Reyna ha catapultado al Mauricio Báez como uno de los centros culturales más espectaculares de América Latina y el Caribe, donde se construyeron edificaciones millonarias y que podrían ser la envidia de muchos clubes y pueblos del país, que no disfrutan de infraestructuras deportivas y culturales para el provecho de los jóvenes y niños de cada una de esas comunidades.

La verdad histórica. Yo, que tuve la iniciativa de fundar esta organización, me siento altamente orgulloso de la misma y, si tuviera la oportunidad de volver a nacer, haría exactamente lo mismo porque al barrio, al país, y en especial a la juventud y la niñez hay que defenderlos a cualquier precio, y la mejor defensa es protegerlos, como me tocó a mí hace ya 50 años, para que la pesadilla que estamos viviendo hoy sea eliminada y no haga falta una muralla, como la que hicimos en aquel tiempo, previendo esta tragedia de hoy.

En Villa Juana han vivido Leonel Fernández, tres veces presidente de la República; Diandino Peña, constructor del Metro; Elvis Vásquez, piloto del presidente Bill Clinton; Juan Marichal, miembro del Salón de la Fama Cooperstown; Adriano de la Cruz, Chino Bujosa, Saturnino Martínez, Leonel Carrasco, César Pérez, Jimmy Sierra, César Reyes Jerez, don Jaime Crique, Gaspar Mario Cruz, Pin Santos, Rafael Serrano, Mario Holguín, Danilo Aquí Ibé, Ramón de Jesús Vidal, Guaroa Guzmán, Ramón E. Colombo, Luis Hernández, Mariano Germán, presidente SCJ; general Simón Díaz, J.C. Jerez Whisky, Laddy Portorreal, Nelly Pozo, Modesto Guillén, Julio Sabala, Miguel Khon, Frank Fuentes, Junot Díaz, premio Pulitzer; Andrés L. Mateo, premio Nacional de Literatura; Olga J. Serrano Reyes, Julio Aníbal Suárez, César Pina Toribio, Bolívar Vargas, Frank Viñals, Enrique Lantigua, Joseíto Mateo, Johnny Ventura, Gerardo Suero C., Danilo Segura, el mayor general Manuel Elpidio Castro, actual Jefe de la Policía Nacional, el vicealmirante Edwin Rafael Dominici Rosario, jefe de Estado Mayor de la Marina de Guerra; Jaime B. Luciano Pujols, oficial del Pentágono, EEUU, entre otros. ¡Oh Villa Juana, oh Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez!

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