Apreciar y cuidar la calidad de nuestra democracia

Apreciar y cuidar la calidad de nuestra democracia

Juan Temístocles Montás

Durante el 2024 se celebrarán elecciones en más de 74 países y territorios; 27 de la Unión Europea y otros 47 del resto del mundo. Se renovarán los Gobiernos y las instituciones en naciones y territorios con casi 4 mil millones de personas, equivalentes a más del 50% de la población mundial. Representan más del 50% del PIB global.

India, Estados Unidos, Indonesia, Pakistán, Brasil, Bangladesh, México y Rusia, que son los países más poblados del planeta, irán a las urnas. Lo mismo harán en Latinoamérica y el Caribe: El Salvador, Venezuela, Panamá, Uruguay y República Dominicana.

De acuerdo con la revista The Economist, de la totalidad de las elecciones que se celebrarán en 2024 sólo 43 serán libres y justas.

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El panorama internacional luce complejo. Lo que se percibe es que las elecciones venideras se producirán en un momento en el que ha disminuido la calidad democrática, motivado por el nacimiento de tendencias autocráticas, populistas y de extrema derecha, con un discurso cuestionador de la clase política. Es notorio cómo en Estados Unidos y Europa, esas corrientes cobran cada vez mayor protagonismo.

En el caso de los Estados Unidos, que celebrará sus elecciones presidenciales el martes 5 de noviembre de 2024, todo parece indicar que el año electoral se desarrollará en un contexto de crispación y polarización social, con un posible candidato a la Casa Blanca, Donald Trump, que ha desafiado las reglas democráticas y que no tiene ningún respeto por la separación de poderes, elemento fundamental del funcionamiento de la democracia. Y además, que sigue levantado una agenda dura contra la inmigración, prometiendo deportaciones masivas y con planes para restringir tanto la inmigración legal como la ilegal. También un discurso crítico contra la globalización y el libre comercio.

En cuanto a la Unión Europea, las elecciones para elegir el Parlamento Europeo se celebrarán entre el 6 y el 9 de junio de 2024. Estas elecciones se producirán en un contexto de crecimiento de la extrema derecha que ha venido aumentando su caudal de votación levantando un discurso orientado a erosionar las instituciones que sostienen la democracia europea; acusando de corrupción al sistema, con duras críticas a la globalización, y un discurso anti inmigración. Los inmigrantes son colocados como el enemigo exterior, fundamentalmente la inmigración musulmana. La extrema derecha europea levanta, además, un discurso contra la clase política, calificando a los políticos de “casta”. Esas elecciones representarán un gran desafío para la Unión Europea.

Unas elecciones que tendrán gran importancia geopolítica son la que se celebrarán el 13 de enero de 2024 en Taiwán, territorio que es hoy uno de los puntos centrales de la confrontación entre la República Popular de China y los Estados Unidos. Taiwán resulta ser un tema clave en las relaciones chino – estadounidenses. Para muchos, en esa isla se está jugando la paz y la estabilidad no solo de la región Asia Pacifico sino de todo el mundo. Tres partidos participarán en las elecciones: el Progresista Democrático, que gobierna actualmente el territorio y que tiene una vocación independentista, el Kuomintang, principal partido de oposición y que ha levantado la bandera de una sola China, y el Popular de Taiwán que ocupa el tercer lugar. Una victoria del Kuomintang podría reducir la tensión en la región.

En el caso de la región latinoamericana conviene señalar que, en varios de los países en donde se celebraran elecciones se ha producido un deterioro de la calidad de la democracia. En los últimos años, América Latina, según The Economist, es la región del mundo que registró la caída más pronunciada en cuanto a calidad de la democracia. De los países donde se producirán elecciones, sólo Uruguay es considerada como una democracia plena.Panamá, Brasil y República Dominicana son consideradas democracias defectuosas; México y El Salvador son clasificados como regímenes híbridos (a medio camino entre la democracia y el autoritarismo); y Venezuela como un régimen autoritario.

En ese contexto de deterioro de la calidad de la democracia ya están emergiendo corrientes populistas que promueven la polarización política y prestas a sacar provecho de los déficits democráticos y sociales. Ojo con esto. ¡Que aquí no sea!