Arte Contemporáneo. En el Centro Cultural Mirador ¡9 poéticas contemporáneas!

Arte Contemporáneo. En el Centro Cultural Mirador ¡9 poéticas contemporáneas!

Espacio de Mujer: 9 Poéticas Contemporáneas”, exhibiéndose desde mediados de marzo en los calcáreos, espléndidos y liberales espacios expositivos del Centro Cultural Mirador Santo Domingo, es una colectiva cuya primera clave organizativa nos remite hacia las aventuras del sueño y la vigilia: hacia la visionaria apuesta de Purísima de León-fundadora y directora del CCMSD-a favor de una mayor visibilidad de los aportes de las mujeres creadoras a la realidad artística y cultural dominicana de la actualidad.
El notable cuerpo de obras de esta muestra ha sido tensado a partir de un seguimiento riguroso a la producción pictórica reciente de las expositoras: Inés Tolentino, Ariadna Canaán Rivas, Iris Pérez Romero, Gina Rodríguez, Marcia Guerrero, Rosalba Hernández, Lucía Méndez Rivas, Thelma Leonor Espinal y Luisa Dueñas, nueve creadoras multidisciplinarias cuyas respectivas producciones se tornan ciertamente significativas en el proceso artístico dominicano de las últimas tres décadas.
Las visiones, percepciones, sentimientos, ilusiones, emociones, experiencias y circunstancias de la mujer como corporeidad, subjetividad y sensibilidad diferenciadas; como sol familiar y protectora de la vida; la energía que proporciona a su entorno y la consciencia de que la clave de sus avatares sociales y psicohistóricos se deriva de su misma condición y de su propio accionar, son asuntos abordados por las expositoras en un magnífico y resistente conjunto de obras ejecutadas al óleo, la acrílica y la técnica mixta sobre lienzo.
No hay signos ni mundos ni dimensiones extraños en la práctica creadora de Inés Tolentino (1962). Nada humano le es ajeno: mito, magia, política, sociedad, intimidad, indiferencia, desnudez, feminidad, violencia hacia la mujer, ecocidio, paisaje interior, poesía, metafísica, existencia, otredad, violencia urbana, violencia intra-familiar, caos, ironía y absurdo cotidianos; identidad, cuerpo, sensación y sentimiento, resultan preocupaciones medulares en su poética personal.
Ariadna Canaán (1963) es una artista polifacética e inteligente que disfruta lo que hace. Ella se reinventa constantemente, ya sea a través de la instalación, la fotografía, el video o la pintura abstracta, expresión con la que obtiene una serie de hallazgos estéticos de notable fuerza atractiva, ensayando unos juegos cromático-texturales de efectos imprevistos y unas formas visuales profusamente sugestivas que impactan la mirada y la sensibilidad del espectador…
Iris Pérez Romero (1967) materializa uno de los aportes más significativos a la visibilidad de las mujeres artistas en el Santo Domingo de las últimas dos décadas. En este trayecto, ella arrecia un viaje introspectivo que marca su personalidad artística al mismo tiempo que inunda su alma en el patético y abrasador estallido de la cotidianidad, logrando definir una propuesta cuya capacidad especular se dispara a partir de su energética expresividad, su integridad propositiva y la misma terquedad de sus convicciones estéticas…
Rebeldía, creatividad, libertad, provocación y eticidad, resultan claves vitales en la poética pictórica de Gina Rodríguez (1968). En su producción se materializa un radical proceso de experimentación con las texturas de la materia y los recursos extra pictóricos que le permite facturar unos objetos como especie de fascinantes palimpsestos o hipertextos poético-visuales que traslucen sus más íntimas y estremecedoras reflexiones sobre la condición femenina, la naturaleza humana y las múltiples implicaciones de la condición artística…
Marcia Guerrero (1968) maneja la materia y el lenguaje plástico como energía y potencia transformadoras. En su poética pictórica gravitan los dominios de la alquimia y la reactividad microfísica del medium. Una sutil policromía vegetal, impregnando las superficies, ramificaciones y geometrías morfológicas de la hojarasca. Territorios “acariciados”, aireados, graficados, rasgados y traspasados por pulsaciones, visajes, surcos, rastros, sombras, gesticulaciones y transparencias visuales estañadas…
“Humor negro”. El remate jamás podría tener mayor precisión que ante las pinturas recientes de Rosalba Hernández (1968). Su sentido del humor y la ironía corrosiva, traspasan una poética eminentemente lúdica y delirante. En su serie “Negra urbana” (2017), la artista factura sus imágenes como crónicas socarronas de un viaje alucinante hacia las metálicas “grisallas” de la marginalidad social, el pandemónium citadino y los rituales del caos cotidiano: la teatralidad barrial, el destartale arquitectónico de la “palte alta”, los patéticos promontorios de la hojalata, la inminente distopía y el monocromático reino de lo insólito…
En la poética pictórica de Lucía Méndez Rivas (1973), el Caribe se deconstruye como mujer, ritualidad y espejo subvertido. Interracialidad, sensualidad, anécdota, enigma y ancestral marginalidad. Mitologías, ritmos y tradiciones populares. Una perpetua transposición de planos, dimensiones “temporales”, tonalidades y matices cromáticos, estallando como un acto de fe colectiva e individual que expresa devoción y celebración…
Las pinturas recientes de Thelma Leonor Espinal (1976) presagian la inminencia de una nueva etapa creativa en su práctica simbólica. En obras como las tituladas “La nadadora”; “La frontera”, “Detrás del espejo” y “Salto hacia tras (2016), su repertorio sígnico se torna expansivo al mismo tiempo que evidencia unos niveles notables de síntesis expresiva, carga lúdica y profundidad conceptual, estableciendo un diálogo lúcido y punzante sobre las contradicciones identitarias; cuestiones de género y otras problemáticas sociopolíticas y culturales que tocan la condición femenina a nivel global…
En la pintura de Luisa Dueñas (1977) predominan las atmósferas y superficies ocres, grises, blanco y negro, reactivándose estas superficies como auténticas “fricciones” metafóricas que nos incitan hasta el intento de “calibrar” los más tenues filamentos de la materia, el medium, los signos y la recursiva gestualidad expresiva con que ella logra materializar unos sugestivos territorios imagéticos cargados de memoria (íntima y colectiva), nostalgia, poesía y seducción…