Los más “pujantes” y frenéticos coleccionistas de lo enigmático; los críticos del arte “redoblados” desde la poesía; los imagineros visionarios; los pensadores más excitados por la episteme de la imaginación creadora (esencias y/o causas últimas del hecho estético), destacan en primera línea entre la legión de admiradores de la asombrosa producción simbólica del dominicano Iván Tovar (1942), exponente vivo, activo y paradigmático del Neosurrealismo latinoamericano e internacional.
En su “Enciclopedia de las Artes Plásticas Dominicanas-1844-2000”, el escritor y crítico de arte Cándido Gerón, sostiene que “Iván Tovar es, sin lugar a dudas, el pintor dominicano de más renombre internacional, no solamente por su larga permanencia en París, sino por la depurada técnica de su atrevida temática surrealista”. Esta doxa pasional de Cándido Gerón, resulta automáticamente replicada por Adrián Javier (1967-2013) en su artículo “La pintura según Tovar”, publicado hace ya casi una década en el periódico El Nacional.
“Culto, curioso y ensimismado; su espíritu, de común en libertad, se mantiene en alerta enfebrecida, tras los vaivenes memorables de la hora plástica universal. Aunque se le sindica como artista ermitaño, alejado de la barahúnda que a todo vuelve materia de consumo, el ingenio ceremonioso de Iván Tovar no descansa en la búsqueda de símbolos que habrían de representarlo o desdecirlo, si acaso no fuera la resultante, pura transfiguración de su yo transparente o telúrico, reflejo de su más curiosa plenitud” (A. Javier/El Nacional 05.06, 2010).…
En efecto, Iván Tovar es el único artista dominicano cuya obra ha accedido exitosamente a algunas de las casas de subastas más exigentes y prestigiosas de los Estados Unidos y Europa, tales como Sotheby’s y Christie’s (Nueva York); Tajan, Cornette De Saint-Cyr, Artcurial y Guy Loudmer (Paris); De Vuyst, (Lokeren); Cornette De Saint-Cyr (Bruselas); Auktionskammare Uppsala, Stockholms Auktionsverket y Bukowskis, (Suecia).
A lo largo de la última década, devienen reveladores, tanto el respeto que obtiene su distintiva personalidad artística desde los más exigentes y prestigiosos espacios de resonancia del arte moderno como el triunfo definitivo de su obra pictórica en los circuitos mayores del mercado del arte contemporáneo. En este sentido, vale recordar el éxito rotundo que han tenido sus recientes muestras individuales en España: “Antológica”, organizada por la Fundación Eugenio Granell de Santiago de Compostela (2014) y “El Universo Surreal de Iván Tovar”, presentada en la Galería de Arte David Bardía (Madrid) desde el 25 de enero hasta el 12 de febrero del 2019.
Asimismo, la alta cotización que ha registrado últimamente su obra en Sotheby’s Nueva York: “Sans Titre”, óleo sobre tela de 45x 35 pulgadas (1974), vendido en 68,750 dólares (13-11-2018); “La Gorge du Refus”, óleo sobre tela de 51x 38 pulgadas (1974), adquirido por 87,500 dólares (15-05-2019) y “La Rage de Convaigre”, óleo sobre tela de 51×38 pulgadas (1974), rematado por 81,250 dólares (13-11-2019), evidencian la inminencia del trascendental momento de la verdad en que una obra de Iván Tovar sobrepase los trecientos mil dólares en pública subasta.
Al mismo tiempo, publicaciones influyentes en los ámbitos de la cultura y el arte a nivel global, siguen resaltando la genialidad del gran maestro dominicano del Neosurrealismo internacional. El caso más reciente es el de la revista “Latin American Art”, publicación internacional semestral, basada en la ciudad de Miami y cuyo fundador-director, Alejandro Alfonso, ha querido celebrar sus veinte años de circulación ininterrumpida, dedicando no sólo la portada a Iván Tovar, sino también las páginas centrales de su edición #37, correspondiente al semestre diciembre 2019-mayo 2020.
En esta edición, “Latin American Art”, destaca una elocuente nota editorial y un artículo de seis páginas ilustrado con cinco imágenes: “Iván Tovar. El lenguaje de un surrealista internacional. Entre el desafío de la gravedad y el poder místico de la sombra como acto-reflejo”, del reconocido crítico de arte dominicano Abil Peralta Agüero. De esta manera, Alejandro Alfonso y Peralta Agüero, vuelven a celebrar al máximo y a subrayar sobre la unicidad de su gramática visual; la excelencia cualitativa de su factura plástica y la enigmática e inquietante intensidad de su universo metafórico, así como sobre el alto perfil identitario y el potencial trascendente de la obra de Iván Tovar.