Arte público y escultura

Arte público y escultura

Arte público es la obra situada en un espacio público, exterior o dentro de una edificación, con la condición de que todos accedan a ella libremente. Puede ser escultura, pintura, fresco, bajo-relieve, mosaico, fachada, pavimento, paisajismo, luces, o sea categorías que propongan una contemplación abierta y compartida. El urbanismo debería integrar el arte como parte del conjunto de vías y construcciones. Asimismo, estaría saludable una preocupación del turismo para que los visitantes -nacionales y extranjeros- aprecien y disfruten ese aporte de las artes plásticas dominicanas, cual una especie de museo al aire libre.

El Arte Público ha retomado una particular actualidad e importancia. Así, recientemente, Juan Carlos Ditrén dictó una conferencia, tan magistral como amena, sobre ese tema, en particular la escultura. Brindó una gran oportunidad para que se comente el arte público tridimensional, valorando sus actuales condiciones y las perspectivas anheladas.

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Obras históricas

Queremos señalar en primer lugar la relación entre arquitectura y escultura: dos obras cimeras fueron realizadas por un arquitecto brillante, entregado a su especialidad. En el exterior del Banco Central, cuya arquitectura espectacular es de Rafael Calventi, una verdadera joya policromada llama la atención, a la vez funcional – ¡son tubos de escape! – y a decir verdad la mejor escultura dominicana minimalista. De Calventi igualmente, es el Monumento a la Guerra de Restauración y al “Grito de Capotillo”. Cuenta además con hermosas tallas de Antonio Prats-Ventos. Desgraciadamente, no está en un estado propio de tan magnífica obra, de envergadura patriótica: ojalá recupere pronto su calidad anterior…

Juan Carlos Ditrén recordó que por primera vez se había contemplado incluir la escultura dentro los programas de obras públicas, en un Paseo urbano especial y muy atractivo. Esta iniciativa fue el llamado “Bulevar” de la Avenida 27 de Febrero, arte público consciente, planificado, encargado a grandes escultores dominicanos: Johnny Bonnelly, Joaquín Ciprián, Luichy Martínez Richiez, Bismarck Victoria, Soucy de Pellerano, José Ramón Rotellini y Said Musa (ceramista).

Por inconvenientes de contaminación y de tránsito, las obras se deterioraron. Aunque a destiempo, se han reacondicionado, pero creemos que el Paseo nunca recobró el esplendor de las intenciones, siendo además muy dificultoso acercarse. La polución ambiental, muy fuerte en Santo Domingo, ha de considerarse para el arte público, su salud… y la de los transeúntes.

Esculturas ejemplares

Johnny Bonnelly tiene una dedicación absoluta a la escultura y la instalación, con la mayor experiencia en el arte público, espacios exteriores e interiores, ciudad o carretera. Las identifica una dinámica de ascensión -Arcangel”, “Arte Po-po” – o de partida hacia otros horizontes, aspirando a la libertad –“Almaquas”- y a la leyenda –“Cigüapa”-. El cromatismo también participa en esta metamorfosis de la materia. Cuando se restaura una pieza de Johnny, es evidente que deben respetar totalmente sus elementos, empezando por el color.

El Metro de Santo Domingo es una óptima plaza para la escultura pública, eligiendo por supuesto los espacios adecuados y esperando que “los” públicos se fijen en un arte embellecedor -murales o esculturas-. No es tan frecuente: los viajeros tienen poco tiempo y mucha prisa, esperando nerviosamente la llegada del tren… ¡Habría que organizar visitas guiadas!

Una obra muy celebrada es la de Jorge Pineda, “Alegría”, en la estación Casandra Damirón. De hecho obra y proyecto estaban todavía en proceso. De su nombre a sus componentes, se trata de un homenaje a la naturaleza y a la vida, las flores de acero quieren alzar el vuelo hacia el espectador, y que esta comunicación “ideal” alivie la espera. Si Jorge estuviera entre nosotros todavía, no cabe duda de que hubiera realizado más arte público, ¡abierto y mágico!

De Cara al futuro

Nos alegramos de que, a pesar de una discreción excesiva -no se les promociona-, haya esculturas públicas, de alto nivel, cuyos autores son artistas dominicanos magistrales, pero faltan todavía muchas obras en plazas, parques, carreteras, entradas a las ciudades, ¡y nuevos encargos no sobrarían!
Además, se ha repetido, varias veces, que el acceso a la escultura monumental y las oportunidades de participar en el arte público tridimensional podrían hacerse por concurso. Cuando un organismo, una institución, una municipalidad gestan un proyecto urbano, patriótico, social o puramente ornamental, abrir un certamen para los escultores profesionales del país, emergentes incluidos, favorecería el auge de la escultura, muy limitada en comparación con la pintura, además compitiendo desventajosamente con la instalación en los concursos y bienales. Por diversos que sean los estilos, neoclásico, moderno, contemporáneo, cabe una escultura pública, figurativa o abstracta.

Coda

Cambió el panorama urbanístico con nuevas arterias de circulación, edificaciones oficiales, torres privadas y casi rascacielos… La situación del arte público no ha tenido una relación con el crecimiento de la arquitectura y la plástica nacional.

En un arte “neo-patriótico”, los bustos anulan o reducen la heroicidad de sus augustos modelos. En conjuntos al aire libre, más que un avance se desliza un retroceso, hay hasta pedestales mucho mayores que las obras. En cuanto a las abstracciones, provocan un interés limitado, situadas en lugares de poca circulación, así como la Plaza de la Cultura.

Intervenciones, como la conferencia de Juan Carlos Ditrén, ayudan a evolucionar y a tomar conciencia.