«Así es como voy a morir». Eso fue lo que pensó el policía Aquilino Gonell cuando el pasado 6 de enero una turba de seguidores del expresidente Donald Trump tomó por asalto el Congreso de Estados Unidos.
Según relató este martes visiblemente conmovido a un comité legislativo que investiga esos hechos, Gonell, quien llegó a EE.UU. desde la República Dominicana en 1992 y juró lealtad a la bandera estadounidense en varias ocasiones, creyó que iba a fallecer aplastado por la multitud.
El afroestadounidense Harry Dunn, otro agente de la Policía del Congreso, contó que fue objeto de ataques racistas.
Durante el ataque al Capitolio perdieron la vida cinco personas, incluyendo un agente de policía.
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Desde entonces, al menos 535 personas que participaron en esa acción han sido detenidas, aunque hasta ahora los fiscales solamente han conseguido unas pocas condenas.
El ataque dio pie al inicio del segundo procedimiento de impeachment fallido en contra de Trump, quien fue acusado por los congresistas de incitar al ataque, algo que el exmandatario niega.
La investigación la lleva a cabo un comité de la Cámara de Representantes integrado casi exclusivamente por legisladores del Partido Demócrata, debido a que la mayor parte de los republicanos decidieron boicotear el proceso.
Sin embargo, los congresistas republicanos Liz Cheney y Adam Kinzinger rompieron con la línea de su partido y han tomado parte en la investigación.
«Si los responsables no rinden cuentas por sus actos, esto seguirá siendo un cáncer en nuestra república constitucional», dijo Cheney este martes durante el inicio de las audiencias.
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El comité fue conformado después de que el Partido Republicano rechazara la formación de una comisión independiente similar a la que investigó los ataques del 11 de septiembre de 2001 (contra las Torres Gemelas y el Pentágono).
Un «campo de batalla medieval»
Este martes, cuatro agentes de policía describieron cómo fueron golpeados y agredidos por la turba que ingresó en el Capitolio para interrumpir que los congresistas certificaran la victoria del demórata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre.
Gonell describió lo ocurrido como un «campo de batalla medieval».
Secándose las lágrimas, el policía contó cómo al llegar a su casa mantuvo apartada a su esposa debido a la cantidad de químicos irritantes que empapaban su uniforme.
Este veterano de la guerra de Irak criticó a los republicanos por lo que describió como su «impactante intento continuo» de «ignorar o destruir la verdad» sobre lo ocurrido ese día.
Preguntado por Cheney sobre la afirmación de Trump de que se trataba de una «multitud muy amorosa», Gonell respondió: «Yo aún me estoy recuperando de esos besos y abrazos».
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«Si eso eran besos y abrazos, todo deberíamos ir a su casa y hacerle lo mismo», agregó, aunque posteriormente aclaró que no quiso insinuar que nadie fuera a la casa de Trump y se disculpó por el «arrebato».
El agente Dunn, por su parte, señaló que les dijo a varios de los manifestantes que él había votado por Biden.
«¿Cuenta mi voto?, ¿yo no soy nadie?«, les planteó cuando ellos equivocadamente afirmaban que la elección había sido fraudulenta.
«Eso disparó un torrente de epítetos raciales. Una mujer con una camiseta rosada con el lema MAGA [las iniciales del lema de Trump «Hagamos a Estados Unidos grande nuevamente»], gritó ‘oyeron eso, muchachos, este [insulto] votó por Joe Biden».
«Nadie nunca jamás me había llamado [insulto] vistiendo yo el uniforme de agente de la Policía del Congreso», agregó.
«Esas palabras son armas»
El agente Michael Fanone golpeó con su puño el escritorio mientras acusaba a los republicamos de una violación «vergonzosa» de su juramento al cargo.
El congresista Kinzinger, uno de los pocos republicanos que votó a favor del impeachment de Trump por su papel en el ataque al Capitolio, pareció intentar contener las lágrimas mientras criticaba a sus colegas.
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«Aún no sabemos exactamente qué ocurrió. ¿Por qué? Porque muchos en mi partido han tratado esto como si fuera otra pelea partidista. Eso es tóxico y perjudica a los agentes y a sus familias», dijo el congresista.
El agente Dunn, por su parte, dijo que no procesó los comentarios raciales hasta varios días más tarde.
«Yo solamente estaba intentando sobrevivir ese día y llegar a casa. Cuando fui capaz de procesarlo fue muy emotivo. Era tan descorazonador y decepcionante vivir en un país así, donde ellos te atacan por el color de tu piel. Solamente para herirte», expresó.
«Esas palabras son armas», agregó.
Al agente Daniel Hodges le temblaban los labios cuando le mostraron un video en el que se le veía atrapado en una puerta, mientras era golpeado por los manifestantes, a quienes durante su testimonio calificó repetidamente como «terroristas».
«Para mi confusión perpetua, yo vi la bandera de la ‘delgada línea azul’, un símbolo de apoyo a la policía, más de una vez, mientras los terroristas seguían ignorando nuestra órdenes y nos atacaban«, lamentó.