Ya sabemos por experiencia que un gobierno que cuenta con una gran cantidad de asesores en prácticamente todas las instituciones del Estado no necesariamente está bien asesorado, y la culpa es del relajo en que se ha convertido la figura del asesor como otra expresión más del clientelismo rapaz que se alimenta del Presupuesto Nacional, de los recursos que aportamos los contribuyentes.
Por experiencia también sabemos que una gran cantidad de esos asesores no asesoran a nadie ni están en capacidad de hacerlo, aunque cobran igual que los que sí aportan sus experiencias y conocimientos a las instituciones que los contrataron, pero puede apostarse mucho a poco que los mansos son mucho menos que los cimarrones.
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Así las cosas puede afirmarse que no se trata de un invento del Gobierno del Cambio, que en estos días es noticia debido a la gran cantidad de asesores que según Panorama han sido nombrados en instituciones del Estado. Según esa publicación, las dependencias que más gastan en asesores son el Gabinete Social, los ministerios de Industria y Comercio, Interior y Policía y Cultura, así como la Dirección de Programas Progresando Con Solidaridad.
No puede ser una coincidencia que el Ministerio de Administración Pública (MAP) haya emitido en estos días una resolución en la que limita su cantidad en las instituciones que dependen del Poder Ejecutivo, que solo podrán ser nombrados según la cantidad equivalente al número de viceministerios y subdirecciones generales.
Es poco probable, por lo que hemos visto y oído, que los asesores expuestos por Panorama cumplan esos requisitos, pero sería bueno saber si los harán cumplir quienes los contrataron, algunos de los cuales están jugando a las escondidas con los medios que buscan explicaciones. Lamentablemente, a pesar de las abundantes promesas de cambio algunas cosas no han cambiado en la administración pública, y el clientelar relajo de los asesores es una de ellas.