Así andamos

Así andamos

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Aquí tenemos leyes, tratados, reglamentos una miríada de instrucciones escritas sobre cómo, cuándo, dónde y por qué, pero, faltaba el pero, se cumplen y se observan de manera medalaganaria o son sobreseídos cuando se trata de que sus violadores sean ricos y poderosos.

Aquí todo está regulado, las compras las ventas, los traspasos, los depósitos bancarios, todo, las compras de costosos productos de lujo con dinero en efectivo, todo, pero… no hay peor ciego que el que no quiere ver, dice el viejo y sabio refrán.

Quiero entender mal porque he leído que los procesos judiciales tienen un tiempo predeterminado dentro del cual deben ser conocidas las acusaciones, ello se puede prestar a que una combinación malsana juegue con los plazos y se pueda provocar la puesta en libertad y archivo del expediente.

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Es cierto, una persona no debe permanecer en un limbo jurídico a la espera de que un tribunal algún día conozca el caso, debe haber, pues, un límite, pero por eso siempre he sido partidario de que bajo ningún concepto cese la persecución judicial hasta que el acusado pague su deuda con la sociedad.

El trabajo del Ministerio Público está hecho por la tradición y por las hablillas de la sociedad, un súbito cambio de modo de vida de cualquier ciudadano debe llamar la atención de la autoridad, en especial cuando se trata de un funcionario público que tiene potestad sobre bienes públicos.

Tan fácil que es determinar si un exfuncionario se enriqueció durante su ejercicio, con una simple operación matemática se determina, cuánto tenía al asumir el cargo y cuanto tiene al cesar en sus funciones. Por supuesto investigar los cambios de teneres de familiares, amigos, asociados y empleados, pero…

Quizá sería oportuno crear dos o tres tribunales especializados en conocer nada más, los casos de corrupción y lavado de activos, donde se diriman las acusaciones contra funcionarios, exfuncionarios y personas del común, para evitar la excusa del exceso de expedientes en una jurisdicción.

Si se quiere perseguir la corrupción y el lavado de activos es preciso analizar y revisar las compras y las ventas de todo tipo de bienes casas, apartamentos, automóviles, yates, las casas y apartamentos de playa y de montaña, la autoridad puede y debe determinar el origen de los fondos que permite la compra de tantos bienes caros y lujosos.

¿Se ha preguntado usted de dónde sale tanto dinero para tantos edificios multipisos con terminación de lujo? ¿Se ha preguntado de dónde sale tanto dinero para la compra de apartamentos de lujo? Ese problema es de la autoridad y de los gobernados, pero al parecer, a nadie le importa o no lo han pensado o no quieren actuar por temor o complicidad.

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