México se encuentra a punto de vivir la elección más grande que se ha organizado en el país y también la que podría cambiar el rumbo político del mismo, debido a que el modelo en el poder, la Cuarta Transformación, se juega seguir al frente del Estado y tener a la primera mujer que sea presidenta.
En la boleta aparecerán tres propuestas para la población:
- Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia —Morena, PT, PVEM—
- Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México —PRI, PAN y PRD—
- Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano (MC)
La mayor parte de las encuestas dan como ganadora a la representante del oficialismo, quien desde antes del inicio del proceso electoral ya se perfilaba como la posible sucesora en la silla presidencial, aunque esto podría cambiar, ser diferente o mantenerse el domingo 2 de junio.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional Electoral (INE), este año de 126 millones 14 mil 24 mexicanos, 98 millones 329 mil 591 tendrán derecho a ejercer su sufragio. La cifra aumentó respecto a seis años atrás cuando en la última elección presidencial se registraron 89 millones 332 mil 31 pobladores ante la autoridad encargada.
De éstos, salieron a votar 56 millones 611 mil 27 personas, registrando una de las mayores participaciones en el país; sin embargo, tanto el oficialismo como la oposición han llamado a erradicar el abstencionismo, mismo que ha aparecido en los comicios intermedios de este sexenio, así como en lo ejercicios locales.
Aparte de la elección presidencial, en el país también se votarán por 128 integrantes del Senado de la República, 500 diputaciones federales, ocho gubernaturas, una Jefatura de Gobierno, 31 congresos locales, mil 580 ayuntamientos, 16 alcaldías, así como 24 juntas municipales.
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La consolidación de la izquierda en México, ¿resistencia en América Latina?
En este proceso electoral la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia lideró las preferencias de intención de voto durante todo el proceso electoral, lo que podría dar paso a la consolidación de la Cuarta Transformación, el proyecto de izquierda que inició el actual mandatario mexicano.
El establecimiento de la 4T, que promueve políticas de izquierda focalizadas en la justicia social, podría servir como modelo para otros gobiernos de la región interesados en implementar programas similares de atención a las desigualdades, combate a la corrupción y fortalecimiento del Estado.
Además, se podría dar un gobierno de continuidad que fortalezca la cooperación de bloques regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), abogando por una mayor integración y autonomía en asuntos internacionales.
En tanto, en caso de que la oposición sorprenda y gane la elección, se daría un giro en la administración del país, con potenciales cambios en diversas áreas que impactarían tanto a nivel nacional como internacional, especialmente en áreas como economía, seguridad, salud y educación debido a su inclinación por las ideas de derecha.
En ambos casos, lo histórico de la jornada sería la posible elección de una mujer como presidenta, hecho que tendría impacto social, político y cultural, señalando un paso adelante en la inclusión y representación de género en México.
La izquierda y el sexenio de AMLO
En 2018, el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó la elección del 1º de julio con 30 millones 113 mil 483 votos, convirtiéndose así en el mandatario con la mayor cantidad de apoyo popular, mismo que se refleja en las encuestas de popularidad que lo marcan como uno de los políticos en el mundo con mayor impacto en su población.
Al llegar a la titularidad del ejecutivo, el tabasqueño, de la mano del partido que fundó: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM), implementó un modelo de austeridad en la administración pública, creó “megaobras” e impulsó a los apoyos sociales como eje de su administración.
Sin embargo, en este contexto, también se enfrentó a una recomposición de la oposición y a la pandemia por el COVID-19, lo cual marcó grandes diferencias entre el oficialismo y las voces críticas que fueron palpables en los comicios de 2021 y que tuvieron repercusión en la mayor parte de las entidades federativas.
Esto se pudo observar con mayor detalle en la segunda parte de la actual administración federal, debido a que desde el ejecutivo se lanzaron reformas en materia energética, electoral, económica y social, lo que llevó a una lucha férrea con la oposición en las dos cámaras del Congreso de la Unión, así como en los espacios de este poder en lo local.
Aunado a esto, es importante mencionar que el Movimiento de Regeneración Nacional se ha vuelto el partido político más ganador en México desde su institucionalización en 2014, tanto así que logró consolidarse en más de seis años como la primera fuerza política del país; sin embargo, su historia tiene un punto focal importante de analizar, puesto que nació de un rompimiento interno del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
A 10 años de aquel episodio, Morena y sus aliados gobiernan la mayor parte del territorio nacional, no sólo por las gubernaturas, sino también en congresos locales y en los municipios.
La ausencia de un líder absoluto en la derecha y en la oposición
Como se mencionó, este sexenio tuvo la particularidad de vivir una reorganización de la oposición —conformada por institutos políticos inclinados a la derecha—, debido a que desde 2019 se dio una alianza peculiar entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y se “institucionalizó” hasta dos años después, justo para la elección intermedia.
Dicha alianza tuvo algunos triunfos como no permitir que se aprobara la reforma energética en su totalidad, conseguir la victoria en las entidades de Aguascalientes, Durango y Coahuila, incluso fortalecer a la oposición en los congresos locales, además de cuestionar al poder por los cambios planteados al Poder Judicial o la falta de nombramientos para organismos autónomos constitucionales.
Pese a las críticas por dicha unión, para 2022 fortalecieron su unión bajo el nombre de Frente Amplio por México y en 2023 crearon un modelo para designar, en conjunto con la ciudadanía afín a sus ideas, a la persona que aparecería en la boleta electoral en los comicios por la Presidencia de la República.
A la par de esto, se dio el nacimiento de la Marea Rosa, un grupo que se organizó por la defensa del INE ante la reforma que planteó AMLO y, aunque se nombraba como una organización apartidista, a final de la época de campañas se decantaron por apoyar el proyecto de Xóchitl Gálvez, creando una línea firme en contra del oficialismo.
No obstante, el grupo opositor no está unido en su totalidad, puesto que Movimiento Ciudadano se ha mantenido alejado a la alianza, aunque años atrás tuvo acuerdos con el PAN y el PRD. Con base en lo que han explicado, su principal motivo para alejarse ha sido el PRI, aunque también el personificar una tercera vía para la ciudadanía, luego de la polarización que se ha dado en el país entre el oficialismo y la oposición.
En medio de todo esto, es importante mencionar que no existe un personaje que dé sentido a la oposición o que, siquiera, alcance en impacto social de AMLO, esto ha ocasionado que la fortaleza de la derecha no sea tan avasalladora como se imagina.
La violencia en el proceso electoral
La violencia es otro de los puntos que ha enmarcado las elecciones, puesto que desde que dio inicio el proceso se han presentado episodios de criminalidad en entidades como Tamaulipas, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Oaxaca y Chiapas, por mencionar algunas.
Aumento de actividad del narcotráfico, asesinatos, secuestros y amenazas sólo son algunas de las características que han vivido la mayor parte de los candidatos y sus equipos de trabajo, lo que ha provocado una actividad mayor del Estado para garantizar la elección.
Este panorama ha vuelto a enfrentar al oficialismo y a la oposición, quienes se han culpado mutuamente de ser los que han permitido una escalada en la violencia o, incluso, de apoyar a los grupos que desestabilizan las actividades diarias. Hasta hace algunos años se consideró que el sexenio más cruento en muertes hab+ía sido el de Felipe Calderón (Panista), sin embargo este sexenio pudiera rebasarlo.
Es así como este 2 de junio, la población saldrá a ejercer su derecho al voto y a tomar la decisión sobre cuál es el proyecto por el que apostarán para que encabece los trabajos durante los últimos seis años a nivel federal, pero también a qué personas tendrán para representarlos a nivel local.
La ruta del miedo y el camino hacia un nuevo partido de Estado
La violencia que se ha registrado durante el actual proceso electoral no es más que el reflejo del discurso igualmente violento que se ha usado desde las candidaturas presidenciales y sus partidos, así lo señaló el periodista y escritor Ricardo Raphael, en entrevista con Infobae.
“Veo a quienes están disputando estos cargos como si fueran dos fenómenos separados, de un lado la rijosidad y la violencia política en las altas esferas y por el otro lado la violencia y la rijosidad a ras de suelo, creo que en realidad hay una conexión muy evidente y es que ambos hechos tienen que ver con la aniquilación del contrario”, aseguró el politólogo.
Para el escritor, “el discurso de las campañas ha sido –y cito a Xochitl Gálvez pero también a Claudia Sheinbaum– democracia o autoritarismo. Como eslogan de campaña suena simpático, pero en realidad se la creen y cuando lo que quieres es aniquilar al contrario, le estás dando permiso al país entero para que, en efecto, lo hagas incluso a punta de pistola”.