Percibimos asintonía entre preocupaciones ciudadanas y accionares gubernamental, demandando relanzamiento para mantener gobernabilidad.
El propio presidente Abinader parece reconocerlo a juzgar por ofensiva mediática lanzada desde comienzos de año-ruedas de prensa anunciando “buenas noticias”, comparecer programa hoy mismo, reunión con partidos sobre Haití, etc.
Habiéndose anunciado él mismo en redes-“¡Sintonízanos!”-no hubo evidencia que concitara tendencia en redes y fue solo replicada por favorecidos presupuestariamente.
Aunque pudiera interpretarse la ofensiva mediática como respuesta a domadura de pulso ADP con reapertura de clases, la apatía de gobernados obedece a discursos no traductores de realizaciones.
Por ejemplo: la nueva convocatoria a partidos para seguir gritándole a la comunidad internacional sobre Haití sin haber dado pasos después de reunión anterior: Brindar apoyo al Gobierno haitiano para institucionalizarse y dar seguimiento a lo tratado en Consejo de Seguridad de la ONU.
O aquellas 12 reformas para las que convocaron partidos y el CES. Lucen pretéritas al concentrarse en reformar el recientemente reformado sistema electoral con leyes de partidos y electorales contentivas de disposiciones saludables que no se cumplen.
Preocupan aparente apuesta del Gobierno a inmunidad de rebaño sin preparar adecuadamente sistema sanitario para combatir expansión viral y las posiciones diferentes entre ministerios: Salud prohibiendo aglomeraciones, Educación estimulándola y MESCYT hibridándola.
Preocupan timidez contra inflación cuya respuesta descansa en apoyar productores agropecuarios como se apoyan turísticos.
Preocupa que sigue prófugo agresor banilejo a pesar de disponer llamadas y contactos. Y de vivir reformando PN.
La “fideicomisación” del país hasta en áreas susceptibles de apañar operaciones dolosas otrora denunciadas como Punta Catalina.
El predominio retórico, “prorrogando” austeridad cuando gasto corriente fue 24% superior al originalmente presupuestado, exceso que “legalizaron” con dos, no uno, presupuestos complementarios; produciendo faltantes, a pesar de ingresos extraordinarios, para cubrirlos, de RD$15,000millones. Y de RD$101,000millones, considerando amortizaciones.
Todo ello disminuyendo respeto y autoridad imprescindibles para sostener gobernabilidad. Spota, aleccionando sobre ejercicio del poder, cita tres recursos gubernamentales para mantener simpatías concitadas: culpar gobierno anterior, lanzar reelección y reestructurarse para relanzarse.
Habiéndose recurrido a los primeros, queda relanzarse.