Aspiraciones 2025

Aspiraciones 2025

J. LUIS ROJAS

Cada vez que concluye un año e inicia el siguiente, a través de diferentes medios, un número importante de ciudadanos suele evaluar lo positivo y negativo que ocurrió en el viejo año y elaborar una lista con aquellas situaciones o temas que se desea que mejoren durante el nuevo año (2025). Sin duda, 2024 concluye con un desempeño negativo en áreas de alta incidencia en la calidad de vida de los sectores de clase baja y media de la sociedad dominicana. Por ejemplo: la seguridad ciudadana, los servicios de salud, el sistema de transporte, el costo de la vida, el tráfico de indocumentados, la violación sistemática de derechos laborales, el crecimiento de la deuda pública, el auge de los feminicidios, el deterioro del sistema energético, el crecimiento del desempleo, entre otros.

Tomando como punto de referencia las opiniones que emiten de manera continua y espontáneamente los ciudadanos, a través de las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación, así como en otros espacios públicos y privados, se podría concluir que sus aspiraciones para 2025 apuntan hacia que, los tomadores de decisiones en los ámbitos gubernamental, empresarial, laboral, social y académico, se enfoquen y empeñen en mejorar de manera significativo los siguientes aspectos:

  • Que las autoridades actuales del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre | (INTRANT), hablen menos, elaboren e implementen soluciones viables y sostenibles, que disminuyan los altísimos niveles de insatisfacción que sienten y padecen los ciudadanos continuamente.
  • Que, desde el entorno gubernamental, se asuma con responsabilidad y prioridad el proceso de reforma integral a la Ley 87-01, la que crea el actual Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS). Un segmento relevante de los dominicanos se resiste a que los servicios de salud y las pensiones continúen siendo gestionados por los empresarios rentistas dueños de las ARS y AFP.
  • Que la seguridad ciudadana no se reduzca a la emisión de un decreto presidencial (el número 645-21), con el que se crea el Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, bajo la rectoría del Ministerio de Interior y Policía. La seguridad ciudadana es un servicio transversal y estratégico que impacta la calidad de vida de los ciudadanos. En pocas palabras, la seguridad ciudadana es mucho más que una narrativa gubernamental mediática.
  • Que los líderes de las organizaciones laborales y los trabajadores públicos y privados, no les permitan a los viejos y jóvenes empresarios, así como a los legisladores dominicanos eliminar del Código de Trabajo la cesantía. Por naturaleza, la mayoría de los empresarios dominicanos son violadores permanentes de los derechos laborales.
  • Muchos dominicanos desean que los líderes de las principales universidades dejen de comportarse como empresas rentistas, y asuman un liderazgo más activo y responsable de cara al establecimiento de un modelo de desarrollo más integral, inclusivo, solidario, crítico y humano. Las academias son entidades impulsoras y referentes de cambios significativos y sostenibles, con los que es posible crear prosperidad individual y colectiva.
  • Que el Estado y el sector empresarial dominicano, de manera mancomunada, unan esfuerzos para crear y establecer empleos dignos, que permitan a los ciudadanos insertarse con empeño y creatividad al mercado laboral nacional. Hay que evitar que el talento humano joven, luego de formarse en universidades dominicanas y extranjeras, las empresas y agencias públicas, no les proporcionen las condiciones mínimas para poner en práctica las competencias y habilidades que han adquirido.
  • Que el cacareado crecimiento que registra la economía dominicana se convierta en un instrumento de desarrollo integral, con capacidad real para erradicar la pobreza y disminuir la desigualdad social y económica. Es ridículo decir que una economía crece de manera sostenible, en cambio el gobierno tiene que acudir a prestamos nacionales e internacionales para mejorar las inversiones y los servicios públicos.
  • Que los políticos dominicanos hagan conciencia de que la política es un medio para lograr el bienestar común, no un instrumento para acumular riquezas materiales y determinadas cuotas de poder, lo que luego usan para legitimar la corrupción y la impunidad.
  • Que los responsables de gestionar las marcas corporativas y comerciales sean más éticos y responsables con respecto a no inducir a los consumidores a comprar lo que no necesitan. Las marcas, igual que las personas, tienen valores y principios éticos que deben poner en práctica en la buena convivencia con los recursos naturales no renovables, así como el respeto a la normas y leyes.
  • Que los colaboradores cercanos del presidente Luis Abinader (ministros, viceministros, directores, subdirectores generales y responsables de organismos gubernamentales) se enfoquen en realizar una buena gestión en las agencias públicas que dirigen. No es una idea inteligente soltar en banda al Presidente, pretendiendo con ello construir de manera precipitada proyectos políticos inorgánicos y con poca posibilidad de ser primer mandatario de RD.
  • Que los directivos, ejecutivos y voceros de las Asociaciones Dominicanas de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Riesgos de Salud (ADAFP y ADARS), no continúen hablándoles mentiras a los afiliados, con relación a que sus AFP y ARS ofrecen pensiones dignas y servicios de salud con calidad, respectivamente.
  • Que todos los servidores púbicos asuman con responsabilidad, entrega, empatía y resiliencia las funciones por las que les paga un salario proveniente de los impuestos que pagan los contribuyentes. Para ayudar al presidente Abinader a realizar una buena gestión, es necesarios que desde las entidades públicas se les ofrezca servicios oportunos y de calidad a todos los ciudadanos.
  • Que cada dominicano, entre sus metas para 2025, se proponga ser mejor persona, mejor ciudadano, mejor veedor de los recursos del estado y mejor defensor de los recursos naturales no renovables.  

Finalmente, ojalá que en el 2025 se desarrolle y fortalezca la necesaria conciencia ciudadana en R. D., como mecanismo para prevenir que tanto el gobierno como los empresarios continúen violando derechos fundamentales de los ciudadanos. La sociedad dominicana tiene muchos y diferentes desafíos que enfrentar, los que no se pueden dejar en manos de los líderes políticos, empresariales, laborales, académicos, religiosos, gremiales, que tanto hoy como ayer han sido parte significativa del tipo de sociedad que tienen hoy los dominicanos. Hay que pedirles a las tres personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que ayuden al pueblo dominicano a construir un liderazgo que se más orgánico, más institucional, más democrático, más humano y mucho más transformacional.

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