Cuando era niño entendía perfectamente la palabra pueblo, cuando cumplí quince años entendí la palabra política, cuando saqué mi cédula pude saborear y asimilar el término gobierno; pero lo que nunca he podido reconciliar en un país como el nuestro, es ver como un pueblo, deposita la confianza en un Estado, supuestamente para que el Estado administre los bienes que pertenecen a ese mismo pueblo; pero de repente el Estado juega un papel de partido político, el pueblo una función de esclavo y mazoquista, esclavo porque cede sus derechos y en mazoquista porque se produce dolor físico o emocional de manera voluntaria. Y ahora tenemos un Estado abstracto e insípido. Lo grande es, que ahora soy adulto y no entiendo ni al pueblo, ni a los partidos, y mucho menos el invisible Estado.
2 mayo, 2021