El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido.
Proverbios 28: 27.
La disposición de nuestro corazón debe ser siempre ayudar. No importa nuestra condición sino la actitud que tengamos para hacerlo. Miremos la situación de los demás y cómo nosotros podemos ayudarlos.
Dios está buscando quienes pueden corresponder con la carga y llevar la provisión al necesitado. Necesitamos ser canal de bendición y hacer la voluntad de Dios. En medio de la crisis financiera Dios siempre levanta un José que va a bendecirnos; y aunque la crisis se extienda, la provisión se multiplicará para ayudar por el tiempo que sea necesario.
Que nazca hoy en nuestro corazón el mismo sentir de Cristo Jesús de ayudar a los necesitados, y extendámonos un poco más, compartiendo con ellos de todo lo que Él nos da.