El baloncesto dominicano parece recobrar su esplendor, remontándonos a los años 80, debido a los nuevos talentos y el trabajo sostenido de los instrumentos institucionales como la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) y Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA).
Inclusive, el recién finalizado torneo de la Capital llenó las expectativas de patrocinadores, amantes del deporte del aro y el balón y una fanaticada que rebozó el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto.
Enfrentándose dos barriadas populares, como Villa Consuelo y Villa Juana, el calor del juego no puede hacernos olvidar lo enriquecedor que resulta el que sectores separados por la calle Manuel Ubaldo Gómez, exhiban lo mejor de su juventud y la pasión con que enaltecen barriadas caracterizadas por la pobreza y exclusión social.
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Un atleta de éxito surgido de los barrios representa un paradigma de especial significación porque sirve de estímulo al resto.
Además, cierra la senda de que la única vía de movilidad económica reside en conductas incorrectas caracterizadas por coincidir con el delito.
Por eso, la heroicidad del atleta sumada a los afanes titánicos de la dirigencia de los clubes, los alienta y dibuja esperanzas un poco perdidas, en la medida que las destrezas exhibidas en las canchas o cualquier ámbito del deporte sirven de sustento económico o trampolín para el desarrollo de carreras en cualquier área del conocimiento.
Los barrios nuestros necesitan del auxilio y comprensión. De ahí lo urgente de rescatar los muchachos dándole oportunidades y entendiendo la dinámica social que los agobia y fatales alternativas delictivas con enorme capacidad de seducirlos.
Aplaudir el desarrollo del torneo de baloncesto superior distrital, el entusiasmo y buen comportamiento de los fanáticos, esencialmente al equipo ganador del Club Mauricio Báez, es una de las tantas tareas pendientes y de estímulo constante para apoyar toda manifestación deportiva en el país.
Cuando celebramos los triunfos en torneos internacionales o nos deleitamos con los compatriotas que se destacan en la NBA, también debemos mirar hacia el barrio, casi siempre, fuente de origen de los atletas talentosos.
Allá, en el patio y callejón o en medio de la cancha destartalada, lo único que se espera es una oportunidad para demostrar que se puede. ¡No le demos la espalda!