El reciente retroceso político del partido demócrata de Estados Unidos en las elecciones congresuales y para gobernadores estatales, parece el resultado de diversos factores sociales y coyunturales, entre los que se cuentan avances significativos de los fundamentalistas islámicos en el Medio Oriente, y fallas en el manejo inicial de la epidemia del ébola; pero también al descontento de segmentos de la población norteamericana por no recibir los beneficios de la recuperación económica de ese país y alegadas ineficiencias de su administración, porque han aumentado las diferencias entre ricos y pobres.
Sin embargo, por diferentes razones Barack Obama pasará a la historia por su papel en el avance de esa gran nación hacia una sociedad más democrática, integrada socialmente y menos hegemonista internacionalmente.
Así, ese humilde hijo de africano, de nombre y apellido extraños en la vida pública estadounidense, alcanzó la nominación presidencial en competencia con una precandidata favorita y de capacidad reconocida, para luego triunfar ampliamente en las elecciones del 2008.
Obama tiene en su haber ser el primer mandatario de raza negra y la incorporación de muchos hombres y mujeres de color e hijos de inmigrantes en altas posiciones del Estado; y de paso transparentar que en esa sociedad hay ya muchos mulatos, que reducen la distancia social entre blancos y negros, que la había dividido tradicionalmente, siendo los últimos casi totalmente excluidos. Además excluyó de deportación por decreto más de cinco millones de inmigrantes indocumentados.
El país recibió la administración demócrata hace más de seis años cuando padecía la peor crisis económica desde la gran depresión de los años 1929-1930; pero éste logró en sus dos períodos una creciente recuperación y prosperidad, aun cuando su principal palanca fue el refinanciamiento de los grandes bancos que se habían excedido y de otras grandes empresas; llegando a reducir la tasa de desempleo hasta al 5.8% de la población económicamente activa. Además incrementó sustancialmente la producción petrolera que contribuye a bajar los precios y reducir la dependencia de países que le son hostiles.
Igualmente, la administración Obama no intervino militarmente en ningún país, si se exceptúa a Afganistán, que tenía un régimen fundamentalista que protegía abiertamente a los que perpetraron la brutal acción terrorista del 11 de Septiembre, contra los símbolos del poder económico y político norteamericano.
Esto ha sido posible, gracias a que los Estados Unidos, no obstante su predominio imperialista histórico, ha tenido en su favor no solo sus enormes riquezas naturales, sino el carácter eminentemente laico y la tolerancia religiosa de sus instituciones, la libertad de expresión, elecciones libres, la independencia de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y la apertura hacia los inmigrantes; a pesar del predominio tradicional de los conservadores y el capitalismo descarado en el nivel gubernamental.
En el orden internacional, redujo su presencia militar en el Medio Oriente y su papel como policía del mundo, los Estados Unidos han buscado la participación de otras naciones para defender sus intereses y promover el respeto a los derechos humanos, aunque a veces un tanto contradictoria.
Es decir, Obama, sin ser santo, marcó un cambio positivo importante en la política norteamericana y quizás preparó a su país para que una mujer sea electa presidenta en el año 2016