Hace unos días me pasó algo tan inusual, que me dio hasta risa.
Recuerdo esa tarde lo entusiasmada que estaba esperando que suba el café. Pero al rato sentí que algo raro ocurría, pues pasaban los minutos y no había ningún aroma.
El sonido de la greca me avisaba que mi tan esperando líquido ya estaba subiendo, pero que había algo anormal.
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Sin esperar más me asomé a destapar, y tremenda sorpresa me llevé, solo había agua. Pues había olvidado ponerle lo más importante, el CAFÉ.
Pero dice la palabra que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien. Y TODAS son TODAS.
Aquí va la enseñanza que me dejó esta experiencia.
Que la prisa y la euforia no te hagan olvidar la ESENCIA, es decir, tus principios, lo que te da valor, por lo que estás hecho y lo que verdaderamente eres.
Si no llenas de ESENCIA la greca de tu vida, al final no podrás disfrutar de todo aquello que por rato esperaste y anhelaste.
ESENCIA es tu sabor, tu aroma y color.
UNA PERSONA SIN ESENCIA ES COMO UNA GRECA SIN CAFÉ.