Barriendo el Alma: El precio de mirar atrás

Barriendo el Alma: El precio de mirar atrás

Xiomery Mercedes

“Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”. Génesis 19:26.

A partir de este versículo podemos ver una vez más que cuando Dios dice algo, es necesario darle toda la seriedad.

Dios había determinado destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra por causa de la maldad y el pecado que había en ellas. Sin embargo, por amor a Abraham y por la misericordia de Dios para con Lot, el Señor envió ángeles para que advirtieran a Lot y a su familia de la gran destrucción que se aproximaba y le dio la instrucción de no mirar atrás. Por una razón u otra la mujer de Lot desobedeció, y pagó muy caro su desobediencia.

El precio de mirar atrás, de la mujer de Lot, fue el convertirse en una estatua de Sal. El plano literal y espiritual convertirse en estatua implica estar inmóvil, es decir, paralizado. Un ser sin sentimientos, sin afecto ni emociones, sin corazón ni espíritu para alabar a Dios.

Así como esta mujer hay muchas personas que caen, consiente o inconscientemente, en esta realidad de estatua.

¿Cuándo se cae en esta condición?

  • Cuando nos aferramos a las cosas de este mundo, a lo material, a lo pasajero, a lo que se consume con el tiempo y con el uso. Todo lo que ella poseía, ahora lo perdía y esto probablemente causó tanto dolor en ella que prefirió desobedecer lo que Dios le había dicho: “No mires tras de ti, ni pares en toda esta llanura”. (Gén. 19: 17). Ella no pudo ver más allá. Tampoco, pudo entender que la mano que los estaba salvando, era la misma mano que les iba a proveer más adelante. 
  • Cuando nos mantenemos conectados al pasado, seguimos pensando en lo que hicimos o dejamos de hacer.  Recordamos lo que nos hicieron, quienes nos abandonaron y nos hirieron. Igual nos aferramos tanto a las cosas materiales, que no podemos ver el favor de Dios delante de nosotros.
  • Cuando desobedecemos al Señor nos dejamos guiar por nuestro propio instinto, por todo aquello que consideramos correcto. Andamos tan rápido que nos vamos muy delante del Señor, cuando su propósito es que caminemos a la par con Él. 

¿Hacia donde tienes tu mirada?

Si aún tienes la mirada y tu corazón en tu pasado, si todavía miras atrás y te dejas seducir por el mundo y sus pecados, aún estas en Sodoma. No dejes perder tu bendición. Aquel que te llamó camina contigo hacia la meta final y te dará más abundantemente de aquello que dejaste atrás y que tu mente no se imagina. Cosas que ojo no vio, ni oído oyó son las que Dios tiene preparadas para ti y tu familia.

Ya es tiempo de que dejes de mirar hacia atrás, y quites tu mirada de lo que un día fuiste. Cuando te volteas a mirar a Sodoma, simplemente estas tirando por el suelo aquello que Dios quiere que seas. Recuerda, tu pasado no determina tu futuro. Tu futuro ha sido diseñado por Dios y hacia donde estés mirando en el presente, marcará tu próximo destino.

Dios te guarde.

Dios te bendiga.