POR: Xiomery Mercedes
La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias. Proverbios 18:21
En muchas ocasiones he escuchado esta frase: “las palabras se las lleva el viento”, más, el versículo que acabamos de leer en Proverbios, nos enseña que el asunto no es tan simple como parece, al contrario, es más importante de lo que creemos.
La Biblia nos demuestra que nuestras palabras no van al vacío, ni tampoco se las lleva el viento. Estas son capaces de dar vida o muerte, dependiendo de su contenido. Y es fácil comprobar cuándo éstas te quieren dar vida o muerte. Te diré cómo…
Cada vez que termines de hablar con una persona analiza cómo te sientes antes y después de la conversación. De ahí es donde nacen estos pensamientos; ¡qué bien me siento al hablarle!, ¡cuánto ánimo ella inyecta!, o lo contrario; ¿por qué le hablé? ¡fue un fracaso hablarle, ni me prestó atención!.
Las palabras son como piedras lanzadas que no tienen freno, ni vuelta atrás y pueden causar graves daños, a veces, irreparables. Es por esto, que antes de difamar o desprestigiar a alguien, piensa que tu percepción momentánea en lo adelante puede cambiar y que la etiqueta que anteriormente impregnaste ante los demás, puede ser una tarea difícil de quitar.
Si deseas hacer buen uso de tus palabras, recuerda estos puntos:
• No seas pronto al hablar, analiza antes de externar lo que sientes.
• Limítate a hablar o dar consejos cuando estés airado.
• Valora el silencio si lo que vas a decir no edifica.
Nuestro lenguaje es un arma que está llena de munición y lista para ser descargada en cualquier momento, haciendo víctimas a las personas que nos rodean, incluso a aquellas que más amamos.
Que tus palabras sean luz, que tus palabras sean vida.
Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina.
Eclesiastés 10:12