Hoy ya prácticamente tengo de que vivir, con estos tres “negocitos”, pero los inicios fueron duros, donde yo tenía que comer parado, pero siempre pensando en un futuro ser un ferretero, cuenta Basilio Ruiz, al recordar aquel domingo 23 de noviembre de 1987 cuando emprendió en el sector, gracias a la confianza que le tuvo un amigo, quien le construyó un local para poner su primer negocio.
En aquel entonces, el joven de 19 años ya guardaba experiencia en el mundo del block, las varillas y el cemento, pues ya había trabajado en dos ferretería; primero como chofer y luego como en encargado.
“Yo en la primera ferretería manejaba, tiraba palas y cargaba block, pero cuando no tenía que ir a llevar un servicio a la calle, pasaba al mostrador y vendía, todo esto por las necesidades que yo tenía en aquel entonces”, señala Ruiz.
Dijo que al parecer el empeño que él mostraba en su trabajo fue lo que motivo a Carlos Noel Montás, su amigo o ángel de la guarda, según Ruiz, a tenerle la confianza para que iniciara con Ferretería Rosmery hace ya 30 años.
Explicó que inició sin nada, solo amparado en la confianza de Montás y su deseo de que su vida y su familia tuvieran una mejor posición económica.
Pero que gracias a Dios, trabajo duro y su visión de negocios, además de ya tener una familia que mantener, pudo salir adelante.
Dijo que en estos 30 años en el sector ferretero ha trabajado bastante, lo que le ha impedido en muchas ocasiones hasta dedicarle tiempo a su familia, pero afirma que no se puede quejar de lo que ha cosechado, ya que ha podido seguir adelante a pesar de situaciones, como la muerte de su padre en el primer año como independiente.
“A veces me cohíbo de unas vacaciones o un viaje por el trabajo. Después de salir de aquí yo mayormente voy siempre donde mi madre. Pero gracias a Dios no me puedo quejar, nunca pensé que iba a tener lo que hoy tengo”, precisa.
Con una disimulada sonrisa de emoción, Basilio Ruiz cuenta que estos 30 años de trabajo, esfuerzos y muchos sacrificios, hoy en día se han convertido en tres negocios, con alrededor de 70 empleados.
“Tuve pruebas de fuego en el camino, pero gracias a Dios hemos logrado algo. Esa confianza que me dio Carlos fue mi todo. Yo sin nada y él me dijo, no te preocupes que yo te presto y ahí vas poco a poco”, recuerda Ruiz.