Por Víctor Manuel Grimaldi Céspedes (Embajador en Roma 2009-2020).
Desde el primer día tuvimos una comunicación fluida.
Era el 3 de Abril, viernes de 2009.
Durante las dos semanas anteriores mis hijas y mi esposa custodiábamos y nos llevábamos donde quiera que íbamos a Roma un “Tesoro” que aquel día inolvidable entregaría al Papa: las cartas credenciales que le enviaba el Presidente Leonel Fernández a Su Santidad Benedicto XVI designándome como Embajador de la República Dominicana ante la Santa Sede.
“Ustedes van a celebrar en 2011 los 500 Años del primer Obispado de América”, fueron sus primeras palabras para mí cuando él comenzó un coloquio programado usualmente de 15 minutos y que tuvo una duración de 25.
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Santidad -le respondí- y esperamos que nos acompañe en estas celebraciones. Sonrió.
“Yo estoy en las manos de Dios”, me respondió, dándome a entender que no podía con dos años de anticipación dar una respuesta afirmativa.
A partir de ahí hablamos de otros temas, entre otros de la Encíclica que daría a conocer en el verano próximo relacionada con la crisis social, ética y económica del mundo.
Hablamos de Juan Bosch y de Joaquín Balaguer. De las experiencias de estos personajes. Del tiempo que influyeron en la vida pública dominicana.
Se sonrió cuando le conté que cuando realizaba campaña para su retorno al Poder en 1986, Balaguer, ciego, dijo cuando cuestionaban su capacidad para gobernar que al Palacio Nacional “no se iba a ensartar agujas”.
Me respondía en Español, aunque estaba con nosotros un intérprete que le traducía mis palabras.
Luego pasó mi familia a saludarlo.
Fue aquel el primer día de tantas ocasiones inolvidables que compartimos en Roma.
Luego recibimos la eucaristía de sus manos el jueves santo siguiente, y también cada semana santa posterior en la Basílica Catedral de San Juan de Letrán.
Una carta del 2014:
En mi recién publicado libro sobre Diplomacia en la Santa Sede reproduzco una correspondencia que me dirigió Benedicto XVI en octubre del 2014 después de una reunión de una hora que tuvimos en el verano.
En el texto brevemente explica su principal logro como pontífice y se refiere al rol que desempeña el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
Demostraba siempre en estos escritos su capacidad intelectual, como teólogo y maestro de la Iglesia, y su humanismo cristiano profundo.
Presidente Fernández y Primera Dama en el 2010:
Una experiencia importante fue la visita en Audiencia del Presidente Fernández a Su Santidad el 21 de mayo 2010.
La Primera Dama Margarita Cedeño de Fernández fue recibida ese mismo día aparte por el Papa Benedicto XVI en una Audiencia Especial en reconocimiento a su trabajo social con los pobres del país.