Siempre se ha hablado que trabajar en equipo genera alto valor agregado al desempeño de las organizaciones. Sin duda, las empresas e instituciones que logran crear y consolidar equipos de trabajo emocionalmente sanos y de alto rendimiento, tienen más posibilidad de concretar y afianzar su sostenibilidad, productividad y competitividad. El trabajo en equipo es una competencia blanda que ayuda a alcanzar metas que solo se pueden conseguir con el esfuerzo coordinado de todos.
Los desafíos provenientes de la cuarta revolución industrial 4.0 y los efectos globales derivados de la pandemia COVID-19, son referentes casi obligados para ver y asumir el reinicio de la normalidad desde una perspectiva más colectiva que antes. El trabajo en equipo permite impulsar proyectos, actividades y tareas, que contribuyen al desarrollo de todos dentro y fuera de las organizaciones. Trabajar en equipo es un valor que implica que los logros y fracasos se celebran y asumen de manera colectiva. En un ambiente de trabajo en equipo no existen los llaneros solitarios.
Desde el ámbito de la teoría, son muchas las empresas e instituciones que abalan y elogian los beneficios que se desprenden del trabajo en equipo. En cambio, en la práctica, el número de organizaciones que fomenta el trabajo en equipo se reduce drásticamente. Parecería que es más fácil teorizar en torno al trabajo en equipo que ponerlo en práctica. Para que el trabajo en equipo genere resultados significativos, es imprescindible crear las condiciones y mecanismos idóneos que permitan transformar el trabajo colaborativo como parte de los valores que sustentan la cultura organizacional.
El trabajo en equipo solo florece y da frutos en aquellos ambientes laborales donde los directivos, ejecutivos y gerentes no usan sus respectivas cuotas de poder para maltratar, excluir, dañar emocionalmente a los que carecen de medios para reclamar y ser escuchados. El trabajo en equipo contribuye a forjar climas laborales sanos, alegres, colaborativos, productivos, creativos e innovadores. La calidad humana es uno de los pilares esenciales para lograr que los que practican el trabajo en equipo alcancen logros sostenibles y próspero, tanto dentro como fuera de las organizaciones.
Trabajar en equipo no es para personas hipócritas, mezquinas, sínicas, arrogantes, prepotentes, egocéntricas, excluyentes, apáticas y megalómanas. Trabajar de manera colaborativa incluye el saber escuchar y respetar las ideas, las opiniones, los puntos de vista y la forma de proceder de los demás, aunque no tengan poder y jerarquía dentro de las empresas e instituciones. El trabajar en equipo suma y multiplica. En tanto, la forma de como que deciden y actúan los clanes restan y dividen.
En el entorno actual, influenciado por los desafíos que impone la cuarta revolución industrial 4.0 y los devastadores efectos de la pandemia COVID-19, el trabajo en equipo podría ser una de las alternativas posibles para asumir con optimismo y éxito el gran reinicio a la normalidad. El saber trabajar en colaboración con los demás, es un valor, una habilidad y una competencia blanda que no logran desarrollar los que se resisten a pensar, decidir, actuar y hablar en el marco de la humildad y el respeto absoluto a los demás. En definitiva, los beneficios que se obtienen con el trabajo en equipo, no pueden confundirse jamás con las estratagemas y las jugadas fatídicas que protagonizan y propician los mal llamados clanes que se forman en algunas empresas e instituciones, en las que un grupúsculo sin méritos concretos y sin visión institucional, determina el presente y el futuro de ellas. Las actuaciones y los propósitos ocultos de los clanes arruinan la sostenibilidad y sustentabilidad de las organizaciones. La misión de los clanes es proteger a toda costa los intereses de sus integrantes.
La ambición sin límites, el poder como medio para servir a intereses individuales y el afán desmesurado por no perder determinados beneficios, son algunos de los factores que sustentan la existencia de los clanes dentro y fuera de las organizaciones. A los miembros de los clanes solo les interesa mantenerse dentro o cerca del poder, con el propósito deliberado de garantizar sus jugosas e irritantes ganancias tangibles e intangibles. La misión compartida, la flexibilidad, la comunicación asertiva, la exaltación del mérito, el reconocimiento a lo bien hecho, la cooperación y el respeto a la dignidad humana, son algunos de los atributos positivos que diferencian el trabajo en equipo del artificio que desarrollan los clanes.
Comúnmente, los integrantes de los clanes se mueven por lo bajo y en la penumbra. Los clanes, contar de no ser desplazados de los cargos que ostentan durante muchos años, los que proteger como si fuesen patrimonios materiales suyos, ultrajan las normas y procedimientos que amparan la institucionalidad. Además, excluyen, injurian y desprecian a todos aquellos, incluidos sus colaboradores más cercanos, que pudiesen poner en peligro sus respetivas cuotas de poder dentro y fuera de las organizaciones, que fingen amar, respetar y defender hasta con sus vidas.
A los clanes, igual que a las manadas, lo que los mantiene unidos es el afán por defender sus espacios de poder y evitar ser desplazados por los que quieren hacer las cosas de manera diferentes a como ellos lo han hecho siempre. Mayormente, el trabajo en equipo se enfoca en obtener resultados de alto valor agregado para el buen desempeño de las organizaciones. Cuando se trabaja en equipo todos ganan: las empresas, las instituciones y cada uno de sus miembros. En cambio, en los lugares controlados por clanes los aciertos se los atribuyen unos cuantos, mientras que los desaciertos se dividen entre muchos.
La actitud, los valores e intereses que rodean a los miembros de los clanes, limitan, retrancan y aniquilan las iniciativas y participación de los que prefieren trabajar en equipo para concretar la misión , la visión, los valores, los ejes, los objetivos y la estrategias que sirven de marco de referencia al quehacer ordinario y extraordinario de las empresas e instituciones. Trabajar en equipo es una competencia actitudinal que no tienen los que prefieren faenar a través de clanes. Trabajar en equipo previene que afloren clanes o grupos al rededor del quehacer de las organizaciones
EL trabajo en equipo, a diferencia del que realizan los clanes o grupos, se concibe y practica desde las perspectivas y los intereses de todos los que de una u otra manera se relacionan con la organización. En los ambientes laborales donde se fomenta el espíritu sano de trabajo en equipo y de cooperación entre todos los miembros participantes, siempre serán más las posibilidades para poder concretar factores de éxitos como la: productividad, creatividad, innovación, inclusión, autoestima, solidaridad, comunicación asertiva y relaciones interpersonales sostenibles y positivas.
Tolerar y abordar con indiferencia la presencia de clanes como algo intrínseco de las estructuras orgánicas de las empresas e instituciones, trae consigo situaciones que ponen en alto riesgo la sostenibilidad, la productividad y el clima laboral de éstas. En República Dominicana, como en otros países del mundo, sobran los ejemplos de organizaciones políticas, laborales, gremios profesionales, pequeños y grandes emprendimientos, empresas familiares y hasta de agencias públicas, que han entrado en graves crisis por permitir el funcionamiento de clanes en sus estructuras y operaciones a nivel directivo, ejecutivo, operativo y del personal de apoyo. Por lo general, las intenciones y prácticas gansteriles de los clanes empujan a las organizaciones a transitar por caminos y experiencias que las conducen al fracaso total.